Como si continu¨¢ramos vivos
El mundo se est¨¢ acabando -quiz¨¢ se ha terminado ya-, pero esta mujer hace lo de todos los d¨ªas, como cuando el que agoniza previene a los suyos de que apaguen la luz de la cocina o cierren el gas al acostarse. Automatismos. La vida est¨¢ llena de ellos. Las frases hechas, sin ir m¨¢s lejos, son automatismos. Los pensamientos hechos, tambi¨¦n. En las situaciones l¨ªmites, los automatismos nos previenen de la locura, aunque a veces son una locura en s¨ª mismos. Si te das una vuelta por el tanatorio y escuchas las expresiones de dolor de los familiares del difunto, as¨ª como las de consuelo de los parientes lejanos, comprobar¨¢s que hay un mercado tambi¨¦n muy amplio de sentimientos hechos. Cada cual toma el que m¨¢s conviene a su car¨¢cter o a su cultura.
Qu¨¦ dif¨ªcil resulta ser original, y qu¨¦ consuelo tan extra?o proporciona. Nada m¨¢s arduo, sin embargo, que parecer ins¨®lito haciendo lo de todos los d¨ªas (como escribir una obra maestra con frases de desecho).
Si tienen ustedes una lupa a mano, apl¨ªquenla sobre la imagen, para apreciar mejor el gesto de la mujer que ha improvisado entre las ruinas un tendal del que vete a saber lo que cuelga en el acto de colgar la ropa. Ni idea tampoco, por cierto, de c¨®mo la ha lavado, pues el agua no abundaba precisamente, tras el terremoto, en Hait¨ª. Quiz¨¢ se la quit¨® de beber en la convicci¨®n de que era m¨¢s importante mantener las rutinas que aliviar la sed.
Dan ganas de introducirse en la fotograf¨ªa para echar una mano al tiempo que se pronuncian unas frases hechas, como si no hubiera sucedido nada. Como si continu¨¢ramos vivos.
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