La tumba
La izquierda pol¨ªtica considera un esc¨¢ndalo que Falange Espa?ola, salida, de repente, del ba¨²l de la historia, tenga fuerza suficiente todav¨ªa para sentar al juez Garz¨®n en el banquillo. No es tan raro. El cad¨¢ver de Jos¨¦ Antonio, fundador de ese movimiento fascista, est¨¢ enterrado con todo honor al pie del altar mayor de la bas¨ªlica del Valle de los Ca¨ªdos, y durante 30 a?os de democracia nadie ha osado tocarlo. Al iniciar su instrucci¨®n sobre los cr¨ªmenes del franquismo el juez Garz¨®n pidi¨® el certificado de defunci¨®n de Francisco Franco y esta diligencia, que s¨®lo era un requisito formal, caus¨® asombro en la mayor¨ªa de espa?oles. Los m¨¢s ingenuos pensaron que ese papel era innecesario porque se sabe a ciencia cierta que los huesos del dictador permanecen bajo una losa de mil kilos en la bas¨ªlica del Valle de los Ca¨ªdos construido por presos pol¨ªticos, y en la vertical de sus despojos se levanta una poderosa cruz de granito. En cambio, otros m¨¢s suspicaces dudan que Franco haya muerto, porque precisamente esa enorme cruz proyecta todav¨ªa desde las bre?as de Cuelgamuros la sombra del dictador sobre todas las instituciones de la democracia. A estas alturas lo realmente escandaloso deber¨ªa ser el miedo reverencial que sienten los dem¨®cratas espa?oles hacia ese pante¨®n fara¨®nico, como si esa olla de hormig¨®n guardara una barra de uranio que puede liberar una incontrolada carga radioactiva muy peligrosa. De ese miedo nacen todas las ruedas de molino con las que hay que comulgar. Es evidente que la actitud de este juez ha liberado unas fuerzas reaccionarias muy oscuras que nuestra democracia cre¨ªa cegadas para siempre. Metidos en estos enredos jur¨ªdicos de r¨¢bulas se puede discutir si el juez Garz¨®n ha prevaricado a la hora de tocar esa barra de uranio radioactivo. Juristas insignes lo niegan. El acto con que un juez inicia unas diligencias de investigaci¨®n no puede ser nunca constitutivo de prevaricaci¨®n porque en ese momento no se act¨²a aun contra nadie en concreto, en consecuencia no hay resoluci¨®n injusta, puesto que no hay perjudicados todav¨ªa. Pero en el fondo, con este pleito pol¨ªtico solo se trata de saber si Franco realmente ha muerto, por eso hizo muy bien el juez Garz¨®n en pedir antes que nada su certificado de defunci¨®n.
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