D¨ªa del Libro incompleto
En mi viaje de ida y vuelta en un solo d¨ªa a Liubliana -media Europa paralizada- no quer¨ªa ir muy cargado y, adem¨¢s, a la hora de leer en el avi¨®n, deseaba concentrarme exclusivamente en el cap¨ªtulo decimotercero de Los a?os de las decisiones, el gran libro de Reiner Stach sobre Kafka. El volumen pesaba 900 gramos y por su tama?o, adem¨¢s, parec¨ªa incompatible con las estrecheces de los m¨ªnimos espacios que encontramos en los asientos de los aviones de hoy en d¨ªa, de modo que, poco antes de salir de casa, arranqu¨¦ las hojas pertenecientes a ese cap¨ªtulo y me las llev¨¦ por el mundo del volc¨¢n desordenado.
Tanto en el vuelo de ida como en el de vuelta le¨ª y estudi¨¦ a fondo el fajo de c¨®modas hojas port¨¢tiles que compon¨ªan esa densa nube de ceniza que es el cap¨ªtulo decimotercero, Am¨¦rica y de vuelta, donde Stach comenta que nada hay tan difuso como la vida de Kafka, pues la vida y los sue?os le serv¨ªan al escritor de materia para la ficci¨®n, pero al mismo tiempo la ficci¨®n se infiltraba en la biograf¨ªa. Todo eso me llev¨® a recordar el inventario de los sue?os de Kafka que ha publicado Errata Naturae; un recuento sobrecogedor, sobre todo cuando comprendemos que ese material se infiltr¨® directamente en su propia biograf¨ªa.
Con ese d¨ªa, har¨ªamos as¨ª justicia a la clamorosa ausencia de tantas p¨¢ginas esenciales
En fin, fui a Liubliana con mi pu?ado de hojas brutalmente arrancadas y a la vuelta, al regresar a casa y reencontrarme con el volumen lisiado, pens¨¦ en los muchos libros a los que faltan p¨¢ginas y tambi¨¦n en Unfolding The Aryan papers, brillante exposici¨®n que puede verse estos d¨ªas en Madrid en la galer¨ªa Helga de Alvear: un tapiz de fotogramas y material f¨ªlmico basado en guiones incompletos de pel¨ªculas que las hermanas Wilson descubrieron en los archivos de Stanley Kubrick.
De Unfolding The Aryan papers me han interesado especialmente las fotograf¨ªas en las que, vestida al estilo de los a?os cincuenta, Louise Wilson se adentra en una estancia de Maggs, c¨¦lebre librer¨ªa de Londres. Los viejos vol¨²menes que rodean a Louise contienen primeras ediciones incompletas que est¨¢n a la espera de restauraci¨®n, de p¨¢ginas que reparen lo que falta. Son ediciones cojas que, a las puertas mismas ya del D¨ªa del Libro, me han llevado a pensar en esa gran afirmaci¨®n de la ausencia que es el arte de lo no le¨ªdo, arte paralelo y actividad tan v¨¢lida y estimulante como la lectura misma. No dejan de sorprenderme siempre los que van diciendo por ah¨ª que han terminado de leer una novela, porque hay que ser bastante ingenuo para creer que abundan los libros completos. ?Qui¨¦n ha le¨ªdo enteras, por ejemplo, las escrituras sagradas? Una particularidad del Talmud babil¨®nico es que falta la primera p¨¢gina a cada uno de los tratados que lo componen. Preguntado el gran maestro Rab¨ª Lev¨ª Yitzhak por el motivo de esa falta que obliga al lector a comenzar por la p¨¢gina dos, respondi¨®: "Porque, por muchas p¨¢ginas que lea el estudioso, nunca debe olvidar que no ha alcanzado a¨²n la mism¨ªsima primera p¨¢gina".
Hace s¨®lo un momento me dispon¨ªa a devolver a su lugar el cap¨ªtulo arrancado a Los a?os de las decisiones, pero he cambiado de idea y voy a alinear el volumen tal como est¨¢ -incompleto- en un sector especial de la biblioteca que ando organizando en el corredor de casa. All¨ª coloco tanto los libros a los que arranqu¨¦ cap¨ªtulos -no son muchos- como tambi¨¦n todos aquellos -muchos m¨¢s- a los que nada les quit¨¦, pero en los que, observando pesaroso su vuelo raso, echo en falta p¨¢ginas que, de haber sido escritas, habr¨ªan podido acoger al menos un significado oculto del libro. En tales circunstancias, ?no deber¨ªamos el pr¨®ximo viernes celebrar el D¨ªa del Libro incompleto? Har¨ªamos as¨ª justicia a la clamorosa ausencia de tantas p¨¢ginas esenciales, muchas de las cuales son las que precisamente busco y trato de imaginar cuando dedico mi tiempo al arte de lo no le¨ªdo.
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