Atentos a Londres
Los Estados Mayores de los ej¨¦rcitos han mostrado desde siempre gran inter¨¦s en el env¨ªo de oficiales en calidad de observadores a los conflictos b¨¦licos dondequiera que se producen, convencidos como est¨¢n del principio seg¨²n el cual viendo se aprende. Con esa misma diligencia deber¨ªan tambi¨¦n proceder los partidos pol¨ªticos en relaci¨®n con las campa?as electorales. Ahora mismo, por ejemplo, con la que tiene lugar en el Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte, donde los ciudadanos est¨¢n convocados a las urnas el pr¨®ximo 6 de mayo, jueves, para renovar la C¨¢mara de los Comunes. Las encuestas disponibles coinciden en registrar una incertidumbre que a?ade mayor inter¨¦s a los comicios. Porque ni los laboristas acaban de perder, ni los conservadores de ganar, adem¨¢s destacan la crecida de un tercero en discordia, el partido liberal dem¨®crata, sin el cual podr¨ªa ser imposible articular una mayor¨ªa de gobierno a cualquiera de los dos grandes, a los que se refer¨ªa el Financial Times neg¨¢ndoles por igual merecimientos para ganar.
Hay decepci¨®n entre los electores con los pol¨ªticos por el exceso de gastos cargados al erario p¨²blico
Un Parlamento brit¨¢nico sin mayor¨ªa laborista o conservadora es una rareza, cuyo precedente m¨¢s cercano hay que buscarlo en el a?o 1923. Ahora su probabilidad se ha multiplicado. El ¨²ltimo desencadenante ha sido el debate ante las c¨¢maras de televisi¨®n, que por vez primera ha enfrentado el pasado jueves d¨ªa 15 a los candidatos de las tres formaciones, el laborista Gordon Brown, el conservador David Cameron y el liberal dem¨®crata Nick Clegg, en la cadena ITV en Manchester. Porque las encuestas que llaman YouGov registraron un incremento de ocho puntos en la intenci¨®n de voto favorable a Clegg que se elevaba hasta el 30%, dos puntos por encima de los laboristas que ca¨ªan al 28% y s¨®lo tres puntos por debajo de los conservadores que perd¨ªan cuatro y se quedaban en el 33%.
Los analistas subrayan la decepci¨®n de los electores con los pol¨ªticos como resultado del esc¨¢ndalo de los gastos cargados al erario p¨²blico por los parlamentarios laboristas y conservadores. De modo que despu¨¦s del debate televisivo muchos que parec¨ªan resignados a taparse la nariz y votar conservador o laborista empiezan a pensar que existe otra opci¨®n m¨¢s conveniente que es la liberal dem¨®crata. Explica Andrew Rawnsley en su columna de The Observer que Gordon Brown incurri¨® en ese error elemental y caracter¨ªstico de pensar que el camino hacia el coraz¨®n de los votantes es el recitado rob¨®tico de un listado de estad¨ªsticas. Y David Cameron tampoco supo llegar a una audiencia de m¨¢s de nueve millones de espectadores que siguieron una sesi¨®n de 90 minutos sin interrupci¨®n. Para Rawnsley el mensaje de Nick Clegg fue que Gran Breta?a lleva d¨¦cadas de decadencia bajo el duopolio que denomin¨® Labservative y el momento m¨¢s resonante de la noche fue cuando se?al¨® que "cuanto m¨¢s se atacaban uno a otro, m¨¢s exactamente sonaban a lo mismo". Nuestro columnista estima que la frase desde luego estaba preparada pero que Nick supo insertarla en un momento en el que pareci¨® una respuesta natural y espont¨¢nea a sus discutidores rivales. La naturalidad, el convencimiento, parece estar detr¨¢s del triunfo de Clegg, quien carente de la financiaci¨®n de sus adversarios se apoya en un equipo tan inteligente como modesto sin recurrir a los costosos asesores importados de Estados Unidos que est¨¢n al servicio de laboristas y conservadores. Toby Helm y Anushka Asthana, tambi¨¦n en The Observer cuentan c¨®mo se prepararon los l¨ªderes para el debate y se?alan que la ¨²ltima llamada de Nick Clegg a las seis y media de la tarde del jueves 15 fue para hablar con sus hijos, Antonio, de 9, y Alberto, de 5. El primero le reclamaba un reloj nuevo y el segundo mencionaba los planes para celebrar su fiesta de cumplea?os, lo cual se hubiera dicho que fuera la cuesti¨®n m¨¢s urgente en el calendario de las pr¨®ximas semanas.
Los brit¨¢nicos parecen dispuestos a reaccionar contra el fatalismo que parec¨ªa condenarles al reducto del Labservative y se dir¨ªa que quieren sintonizar con las nuevas propuestas lanzadas por los liberal dem¨®cratas a cuyo l¨ªder desconoc¨ªan la v¨ªspera de este primer debate m¨¢s del 15% de los encuestados. Mientras, David Cameron, se aferra a su idea de la Big Society que estigmatiza la aproximaci¨®n estatista al Big Government y a los servicios p¨²blicos, donde s¨®lo encuentra burocracia e ineficiencia. Y lo hace en un momento en el que la banca y otros sectores privados acaban de llevarnos de la mano de sus abusos y sus fraudes a los desastres de la crisis actual. Es la misma senda que entusiasma a nuestro Mariano Rajoy. Pero tampoco desde el cansancio y la invocaci¨®n de las estad¨ªsticas podr¨¢ Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero seducir al electorado. Quien quiera ganar debe atender al juego que juega Nick Clegg en Gran Breta?a.
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