La derrota m¨¢s cruel
El Bar?a, falto de lucidez y explosividad, cae en Mil¨¢n ante un Inter muy bravo
El Bar?a se desinfl¨® ayer en el campo del Inter. Jam¨¢s una derrota hab¨ªa sido tan cruel para el equipo azulgrana desde la llegada de Guardiola, que jam¨¢s hab¨ªa perdido por m¨¢s de un gol de diferencia. Los barcelonistas se vencieron en mal momento. No pod¨ªan elegir un escenario peor por la importancia del partido, por el impacto medi¨¢tico del torneo, por el escenario y por ser quien es el Inter, el equipo de Mourinho y de Eto'o, el futbolista canjeado por Ibrahimovic, sustituido cuando su equipo necesitaba goles. Los azulgrana se quedaron sin fuerza y doblaron la rodilla. Marcaron el gol que se hab¨ªan pedido, m¨¢s que nada porque Pedro tiene soluciones incluso para las jornadas m¨¢s imposibles y, en cambio, jugaron uno de sus peores encuentros, desvencijados como se han quedado despu¨¦s de batirse con el Madrid, con el Espanyol y con las fuerzas de la naturaleza.
INTER 3 - BARCELONA 1
Inter: Julio C¨¦sar; Maicon (Chivu, m. 72), Lucio, Samuel, Zanetti; Motta, Cambiasso; Eto'o, Sneijder, Pandev (Stankovic, m. 55); y Diego Milito (Balotelli, m. 75). No utilizados: Orlandoni; C¨®rdoba, Muntari y Materazzi.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Puyol, Maxwell; Xavi, Busquets; Pedro, Messi, Keita; e Ibrahimovic (Abidal, m. 61). No utilizados: Pinto; M¨¢rquez, Bojan, Henry, G. Milito y Tour¨¦.
Goles: 0-1. M. 18. Pedro, a centro de Maxwell. 1-1. M. 30 Sneijder remata una asistencia de Milito. 2-1. M. 48. Maicon, a pase de Milito. 3-1. M. 61. Milito, de cabeza.
?rbitro: Benqueren?a (Portugal). Amonest¨® a Eto'o, Stankovic, Puyol (los tres se perder¨¢n la vuelta por sanci¨®n), Busquets, Piqu¨¦, Keita y Alves.
San Siro: 80.000 espectadores.
El Inter es un equipo vestido para matar, preparado para ganar m¨¢s que para jugar
Los azulgrana se negaron a firmar la derrota que el juego anunciaba porque fueron un equipo generoso y solidario, en la victoria y en la derrota, siempre unidos. Perseveraron sin parar y hasta podr¨¢n quejarse porque el ¨¢rbitro les perjudic¨® todo el tiempo y no pit¨® un penalti de Sneijder a Alves cuando Piqu¨¦ jugaba hasta de ariete. La actitud del Barcelona fue irreprochable y atac¨® con el suficiente inter¨¦s como para mejorar el marcador. El f¨²tbol, en cambio, fue m¨¢s escaso que de costumbre porque a los jugadores les falt¨® lucidez y explosividad. El desaf¨ªo era demasiado exigente para un equipo desnortado desde su salida de Barcelona. Nadie le hab¨ªa ganado por dos goles de diferencia al Barcelona de Guardiola.
De regreso a Mil¨¢n, cinco meses despu¨¦s de la ¨²ltima visita del Bar?a, el Inter ha progresado mucho en la Copa de Europa. Ha mejorado en su versi¨®n de equipo vestido para matar, preparado para ganar m¨¢s que para jugar. Mourinho funciona como un t¨¦cnico universal cuya f¨®rmula sirve igual para Portugal que para Inglaterra o Italia, de manera que le encanta trabajar con mercenarios, jugadores entregados a su manual de autor, excelentes cazarrecompensas en el mercantilizado mundo del futbol. El portugu¨¦s encontr¨® ante el Chelsea una f¨®rmula que le va bien ante cualquier rival: 4-3-3. Mourinho no cambi¨® de plan ni siquiera con la visita del campe¨®n. Jug¨® el Inter con tres puntas y marc¨® tres goles cuando no contaba ninguno en sus ¨²ltimos enfrentamientos con el Bar?a.
Tambi¨¦n Guardiola fue fiel a su ideario y present¨® la misma formaci¨®n que en el Emirates contra el Arsenal. Juega el Bar?a de memoria desde infantiles, con un equipo formado en la cantera, muy futbolero, especialmente t¨¦cnico, alegre y din¨¢mico, opuesto al del Inter. Ambos equipos viajan por lo dem¨¢s en direcciones opuestas. El juego nerazzurri es centrifugado, vertical, siempre atacando al espacio, mientras que a los azulgrana les gusta abrir el campo y desplegarse a partir de las bandas, madurar el partido y asociarse con un buen toque de la pelota.
La propuesta barcelonista exige precisi¨®n y velocidad o, en caso contrario, las p¨¦rdidas de bal¨®n son la mejor munici¨®n para equipos que viven del robo y de transiciones como el Inter. Hay que estar muy en forma para jugar como pretende el Barcelona, y hoy el equipo anda fatigado, derrengado, cansado de tanto esfuerzo, poco fino. Le pesan las piernas, ha perdido atrevimiento y tiene poca fuerza. Anoche defendi¨® mal desde la salida y actu¨® con un sorprendente riesgo calculado, sin clarividencia, contundencia ni posesi¨®n. A cambio, el Inter atac¨® con bravura, superior f¨ªsicamente, m¨¢s entero que un adversario timorato.
La victoria del Inter estaba cantada hasta que el marcador anunci¨® el 3-1. Milito y Eto'o armaron dos remates estupendos antes de que apareciera Pedro y dejara un gol excelente en la primera llegada del Bar?a, protagonizada por Mawxell, atacada por Ibrahimovic y mejor resuelta por el canario, un delantero que tiene soluciones para cualquier partido, ante al rival que sea, tanto da que se juegue en casa como fuera, tampoco importa el trofeo. Al Inter, sin embargo, no le llev¨® demasiado tiempo remontar con un gol de Sneijder y un segundo de Maicon porque el Barcelona no acababa de entrar en juego, como si hubiera pinchado y quedara extraviado en el campo. Los azulgrana s¨®lo espabilaron cuando encajaron el 2-1 y remataron dos veces en un minuto.
Mourinho dio entonces un pas¨® atr¨¢s: quit¨® a Pandev, un delantero, y dio entrada al centrocampista Stankovic. Ten¨ªa el Inter el partido donde quer¨ªa su entrenador y no tard¨® en contar el tercer gol en un remate de Milito. La respuesta barcelonista fue tan intensa como est¨¦ril porque le falt¨® punter¨ªa y defendieron bien los italianos. Los azulgrana no encontraron a Ibrahimovic y despu¨¦s no supieron generar las mejores situaciones para que resolviera Messi. A la pulga le falt¨® frescura para dejar su gol y el partido muri¨® en el regazo del Inter: faltas, juego barroco, poca fluidez, siempre rodeado de cuantas cosas le molestan al Bar?a. La vuelta demanda simplemente el mismo resultado que se dio en la liguilla en el Camp Nou: 2-0. Hoy, sin embargo, aquel marcador parece dif¨ªcil de alcanzar, sobre todo por el dolor que caus¨® la in¨¦dita derrota de San Siro. Ocurre que la grandeza mostrada por el Bar?a de Guardiola en la victoria le hacen merecedor de toda la confianza.
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