Los bancos devolver¨¢n el dinero a ex alumnos de Wall Street Institute
La Audiencia de Barcelona exime a 200 j¨®venes de pagar cr¨¦ditos pendientes
Barcelona
A Sergio Pareja le han perseguido, durante siete a?os, 1.700 euros de un cr¨¦dito bancario que solicit¨® para pagarse "un curso b¨¢sico de ingl¨¦s". ?sa es la cantidad que qued¨® pendiente de abonar por unas clases que, en realidad, nunca recibi¨® porque el centro donde estudiaba, The Wall Street Institute, cerr¨® sin previo aviso y le dej¨® a medio camino entre el
my name is y el where do you live? "Nunca he vuelto a estudiar en una academia. ?Prefiero irme a Londres!", exclama Sergio, que al menos se ha liberado de la carga econ¨®mica que pesaba sobre sus hombros.
Una sentencia dictada ahora por la Audiencia de Barcelona condona la deuda de Sergio y la de otras 200 personas que, en su d¨ªa, se quedaron tiradas por el cierre de las franquicias de Wall Street en el ¨¢rea de Barcelona, que vino precedido por la gran crisis de las academias de idiomas de 2002 en Espa?a: Opening, Brighton y Cambridge quebraron y mataron las ganas de aprender ingl¨¦s de casi 65.000 alumnos, la mayor¨ªa j¨®venes.
Los estudiantes se vieron afectados por el cierre de varios centros en 2003
La Audiencia desestima el recurso presentado por tres entidades bancarias (Santander, Citibank y Caja Madrid) y confirma una sentencia de 2005 que condena a los bancos a abonar a los afectados las cuotas mensuales que les cobraron desde que los centros dejaron de impartir clases. Eso, m¨¢s los intereses. No es el caso, sin embargo, de Sergio. Cuando se enter¨® (por la recepcionista) de que la franquicia de WSI en Santa Coloma echaba el cierre, pidi¨® a su banco que no le descontara ni un recibo m¨¢s.
Aquella decisi¨®n le cost¨® cara. "Empec¨¦ a recibir llamadas y cartas amenazadoras del banco. As¨ª me tuvieron tres a?os", explica Sergio, que fue incluido en el registro de morosos. La sentencia, que est¨¢ en la l¨ªnea de otras dictadas a prop¨®sito del esc¨¢ndalo de las academias de ingl¨¦s, reafirma que los alumnos deben ser excluidos de esa lista de impagados y liberados de cualquier carga econ¨®mica. La resoluci¨®n permite que, al margen de los 200 afectados que est¨¢n detr¨¢s de la demanda, " cualquier persona que se encuentre en id¨¦ntica situaci¨®n pueda reclamar que se le devuelvan las cantidades", expone Daniel Labrador, el letrado del bufete Aequo Advocats que lleva el caso.
Cuando el empresario incumple lo pactado, los contratos de financiaci¨®n que van unidos al servicio resultan "ineficaces", tal como prev¨¦ la Ley de Cr¨¦ditos al Consumo y recoge la sentencia. Wall Street Institute ofrec¨ªa a los alumnos dos opciones de pago: al contado o con financiaci¨®n bancaria. En el impreso de matr¨ªcula aparec¨ªan siempre los nombres de los bancos demandados, por lo que la elecci¨®n era limitada. Sergio va m¨¢s all¨¢. "?Escoger? Yo ni siquiera sab¨ªa que ten¨ªa el cr¨¦dito con Citibank. No me informaron de nada. Pero me lo pintaron todo tan bonito...", recuerda.
Para conseguir lo que consideran que es su dinero, los bancos expusieron, entre otras razones, que algunos contratos no los firmaban los alumnos. La Audiencia remarca que, en todo caso, lo hicieron familiares directos. Y subraya que los bancos se limitaban a transferir el dinero a la academia, por lo que "no exist¨ªa riesgo" de que se destinara a otro fin.
La directora de la asociaci¨®n que impuls¨® la demanda, CUS Salud, Consumo y Alimentaci¨®n, Carme Sabater, se felicita por la sentencia, aunque lamenta que haya tardado en llegar. Esta dilaci¨®n ha provocado que un centenar de afectados se haya echado atr¨¢s. "Cuando ocurri¨® todo, recibimos infinidad de llamadas. Hubo alumnos coaccionados y otros firmaron sin conocer las cl¨¢usulas. El consumidor debe saber que tiene unos derechos", afirma.
Sergio admite que, por aquel entonces, pec¨® de ingenuo. Hasta ayer, segu¨ªa guardando las facturas (el equivalente en pesetas a 600 euros mensuales) que pagaba, religiosamente, cada mes.
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