La segunda contrarreforma
Benedicto XVI, que ahora festeja su primer lustro en el pontificado, ha culminado la contrarreforma iniciada, bajo su direcci¨®n espiritual, por Juan Pablo II. Primeras v¨ªctimas: los pobres y el ecumenismo
Han sido suficientes cinco a?os de pontificado para que Benedicto XVI, en el ejercicio de la plenitud de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, haya ido desmontando tesela a tesela el mosaico de la reforma de la Iglesia perfectamente dise?ado en el Concilio Vaticano II y haya llevado a infeliz t¨¦rmino la segunda contrarreforma, que ya iniciara Juan Pablo II 30 a?os ha, siguiendo el gui¨®n que escribiera el cardenal Ratzinger cuando era prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe.
Es quiz¨¢ la contrarreforma de mayor calado desde el Concilio de Trento (1545- 1563), que ha afectado a todos los campos de la vida de la Iglesia y a las relaciones de ¨¦sta con la sociedad, la pol¨ªtica, la cultura y la ciencia, en una nueva edici¨®n de las viejas pol¨¦micas y condenas del pasado. Voy a centrarme en dos de los fen¨®menos involutivos m¨¢s importantes del actual pontificado: el alejamiento de los pobres y excluidos y el antiecumenismo militante.
Con ataques destemplados y descalificaciones gruesas, ha zaherido la teolog¨ªa de la liberaci¨®n
El Papa ha ofendido a jud¨ªos, musulmanes, anglicanos, ortodoxos y hasta a los precolombinos
Una muestra del alejamiento del mundo de los pobres y marginados ha sido la condena de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n (TL). Cuando cre¨ªamos que se hab¨ªa establecido una moratoria en las condenas y se hab¨ªa abierto el camino del di¨¢logo y del respeto al pluralismo, Benedicto XVI ha vuelto a golpear en el coraz¨®n mismo de la TL con la condena de dos de los mejores libros de cristolog¨ªa del siglo XX del te¨®logo hispano-salvadore?o Ion Sobrino, Jesucristo liberador y La fe en Jesucristo. Ensayos desde las v¨ªctimas, de estructura teol¨®gica intachable, rigor metodol¨®gico y fidelidad al Jes¨²s hist¨®rico sin desvincularlo del Cristo de la fe.
La condena se produc¨ªa unos meses antes de la celebraci¨®n de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida (Brasil), inaugurada por Benedicto XVI el 13 de mayo de 2007. ?Era un aviso para navegantes! En esa misma direcci¨®n hay que situar las cr¨ªticas eclesi¨¢sticas contra el libro de Jos¨¦ Antonio Pagola Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica. Mientras se condenaban estas obras, se hac¨ªa apolog¨ªa del libro del cardenal Ratzinger-Benedicto XVI Jes¨²s de Nazaret, teol¨®gicamente mediocre, b¨ªblicamente inconsistente, con desconfianza hacia los m¨¦todos hist¨®rico-cr¨ªticos y con una presentaci¨®n espiritualista y a-hist¨®rica de Jes¨²s de Nazaret. La censura de los supuestos heterodoxos y la apolog¨ªa del Papa rayan el sectarismo.
Benedicto XVI ha vuelto a poner en entredicho, con ataques destemplados y descalificaciones gruesas impropias de un te¨®logo profesional, la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, en diciembre de 2009 con motivo del 25? aniversario de la Instrucci¨®n sobre algunos aspectos de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, en la alocuci¨®n ante un grupo de obispos brasile?os que hac¨ªa la visita ad limina. "Suplico -dijo- a cuantos en alg¨²n modo se sientan atra¨ªdos, envueltos o involucrados por ciertos principios enga?osos de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, que se confronten nuevamente con la referida Instrucci¨®n".
La Instrucci¨®n advert¨ªa sobre "los riesgos de desviaci¨®n, ruinosos para la fe y la vida cristiana, que implican ciertas formas de TL que recurren, de modo insuficientemente cr¨ªtico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista". La teolog¨ªa de la liberaci¨®n ha provocado, a su juicio, consecuencias "m¨¢s o menos visibles", como "rebeli¨®n, divisi¨®n, disenso, ofensa y anarqu¨ªa", ha creado entre las comunidades diocesanas "gran sufrimiento o grave p¨¦rdida de fuerzas vivas". Peor a¨²n, sus "graves consecuencias ideol¨®gicas -agreg¨®- "conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres".
Con Benedicto XVI el di¨¢logo ecum¨¦nico e interreligioso ha saltado por los aires. Si el Vaticano II dio el paso gigantesco del anatema al di¨¢logo, Benedicto XVI ha hecho el camino inverso: del di¨¢logo al anatema. Si alg¨²n avance se hab¨ªa producido durante el pontificado de Juan Pablo II, por ejemplo, con los encuentros de As¨ªs, el papa actual ha demostrado una irresponsable falta de respeto hacia las religiones y ha dinamitado los pocos puentes de comunicaci¨®n tendidos entre ellas. Peor a¨²n, Benedicto XVI ha tenido desencuentros con pr¨¢cticamente todas las iglesias cristianas y con algunas de las religiones hist¨®ricas m¨¢s significativas. Veamos algunos ejemplos.
Ha ofendido a los jud¨ªos en reiteradas ocasiones. Activ¨® el paralizado proceso de beatificaci¨®n de P¨ªo XII, que guard¨® un silencio ominoso -?y c¨®mplice?- ante el Holocausto jud¨ªo con la consiguiente protesta de las comunidades y de los dirigentes hebreos y de no pocos cristianos. Incorpor¨® a la Iglesia cat¨®lica al excomulgado obispo lefebvriano Richard William, quien en unas declaraciones a la televisi¨®n sueca hab¨ªa adoptado una actitud negacionista sobre el Holocausto, con la consiguiente protesta de la compatriota del Papa Angela Merkel, que exigi¨® a este que aclarara su postura en relaci¨®n en el obispo lefebvriano, a quien la justicia alemana acaba de imponer una multa de 10.000 euros.
Benedicto XVI ha introducido en la liturgia cristiana una oraci¨®n en la que se pide por la iluminaci¨®n de los jud¨ªos. Y la gota que ha colmado el vaso ha sido la comparaci¨®n del predicador de la Casa Pontificia, el franciscano Raniero Cantalamessa, el Viernes Santo, en presencia del Papa, entre los sufrimientos de este por las cr¨ªticas recibidas ante la mala gesti¨®n de los casos de pederastia y el Holocausto.
A los musulmanes no los ha tratado mejor. En el discurso pronunciado el 12 de septiembre de 2006 en la Universidad de Ratisbona dijo, citando el di¨¢logo de un sabio persa con Manuel II Pale¨®logo, que Mahoma hab¨ªa tra¨ªdo "solamente cosas malas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que predicaba". Afirm¨®, adem¨¢s, que el Dios del islam no se atiene a la racionalidad, a diferencia del Dios cristiano, cuya actuaci¨®n en la historia responde a la raz¨®n.
El trato a los creyentes de las iglesias no cat¨®licas no ha sido mejor. En la Instrucci¨®n Dominus Iesus (a?o 2000), siendo prefecto de la CDF, Ratzinger volvi¨® al excluyente principio "fuera de Cristo y de la Iglesia no hay salvaci¨®n". Ya como Papa, en un documento de julio de 2007 neg¨® a las comunidades cristianas de la Reforma la consideraci¨®n de Iglesia y calific¨® a las Iglesias Ortodoxas como Iglesia imperfecta por no reconocer el primado del papa. Aprovechando las tensiones dentro de la Iglesia Anglicana, Benedicto XVI se ha atrevido a pescar en los caladeros de la dicha Iglesia y ha abierto las puertas del catolicismo a obispos, sacerdotes y fieles tradicionalistas disconformes con el matrimonio homosexual y la ordenaci¨®n, ha admitido a sacerdotes anglicanos casados, quienes siguen ejerciendo el ministerio sin renunciar al matrimonio.
Del anatema de Benedicto XVI no se han librado ni siquiera las comunidades ind¨ªgenas de Abya-Yala (Amerindia), al calificar de retroceso hist¨®rico la vuelta a las religiones precolombinas. Desde una concepci¨®n cultural y religiosa euroc¨¦ntrica, ha justificado la conquista del continente americano al afirmar que el anuncio de Jesucristo no supuso en ning¨²n momento alienaci¨®n alguna de las culturas precolombinas, ni la imposici¨®n de una cultura extra?a, y que los pueblos de Am¨¦rica Latina y el Caribe estaban anhelando silenciosamente a Cristo como salvador.
?Resultado del pontificado de Benedicto XVI? Un Concilio Vaticano II secuestrado, una teolog¨ªa amordazada, una Iglesia amurallada que se protege de adversarios imaginarios, una "vi?a devastada", como dijera el propio Benedicto XVI, pero no por los "jabal¨ªes" laicistas inexistentes, sino por no pocos creyentes cat¨®licos y dirigentes eclesi¨¢sticos que han dilapidado el legado ¨¦tico liberador de Jes¨²s de Nazaret y lo han sustituido por la teolog¨ªa neoliberal del mercado. ?Soluciones? Ser¨¢n tema de otro art¨ªculo.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra Ignacio Ellacur¨ªa, de la Universidad Carlos III, y secretario general de la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXIII.
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