?Qui¨¦n manda en Internet?
Europa y EE UU debaten si los proveedores de conexi¨®n pueden priorizar un tr¨¢fico sobre otros - Tras esta demanda puede haber ambici¨®n de monopolio
?Qui¨¦n manda en la Red? Las empresas de telefon¨ªa y cable ofrecen conexiones a Internet de pago. Los proveedores de contenidos, como Google o Yahoo, aportan la informaci¨®n, financi¨¢ndose con la venta de publicidad. Los usuarios pagan por su acceso a la Red y, con sus visitas, generan tr¨¢fico e incrementan los ingresos publicitarios. En esta cadena de servicios, ?qui¨¦n gestiona el tr¨¢fico online? ?Qui¨¦n tiene el derecho de aligerar o ralentizar las conexiones? ?De qui¨¦n es Internet?
De momento, quienes pueden gestionar f¨ªsicamente la Red son los proveedores de Internet. En Espa?a, lo hacen empresas como Telef¨®nica, que ofrecen conexiones y cobran por ellas. Con la generalizaci¨®n de la Red, esos proveedores denuncian que se les niega una oportunidad de negocio: los usuarios usan Internet como desean, los proveedores de contenidos se enriquecen a sus expensas, y pese a ello, sus ingresos se mantienen planos.
Obama ha tomado partido por las empresas de contenidos
Alierta se despach¨® contra los buscadores por el uso gratuito de la red telef¨®nica
Expertos alertan de que Microsoft y Google act¨²an como un 'lobby'
No se trata s¨®lo de transparencia; detr¨¢s est¨¢n los fines comerciales
Ese enfado lo expres¨® el presidente de Telef¨®nica, C¨¦sar Alierta, en febrero. "Es evidente que los buscadores de Internet utilizan nuestra red sin pagar nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros. Pero tambi¨¦n es evidente que esto no puede seguir. Las redes las ponemos nosotros; los sistemas los hacemos nosotros; el servicio posventa lo hacemos nosotros. Esto va a cambiar, estoy convencido", dijo.
El Gobierno de Francia ha lanzado una consulta popular para recabar la opini¨®n de la ciudadan¨ªa al respecto, y Bruselas espera debatir un modelo para Europa antes de verano.
Alierta representa los intereses de los proveedores de conexi¨®n, quienes no s¨®lo piden que se cobre a las empresas de contenidos. Tambi¨¦n reclaman la capacidad de gestionar sus redes, aunque suponga cierta discriminaci¨®n contra ciertos usuarios. Hay ya un pronunciamiento judicial sobre el asunto en Estados Unidos. El 6 de abril, un tribunal sentenci¨® que el Gobierno no tiene derecho a obligar a las empresas de telefon¨ªa y cable a que sean neutrales a la hora de tratar a sus clientes. Es decir, un proveedor (como Telef¨®nica o, en EE UU, Comcast) tiene el derecho a discriminar a un usuario que use programas que ocupen mucho ancho de banda.
Comcast, la mayor operadora de cable de EE UU, comenz¨® en 2007 a ralentizar el tr¨¢fico de usuarios que ejecutaran frecuentemente programas de intercambio de archivos P2P. Uno de ellos, Raam Dev, de 28 a?os, hizo una prueba con su conexi¨®n. Era cliente de Comcast desde hac¨ªa cuatro a?os. Comenz¨® a utilizar el programa de intercambio de archivos BitTorrent y not¨® una gran ralentizaci¨®n. Decidi¨® usar un programa para medir la velocidad de las descargas. Pasaron de 18.878 a 4.500 Kbps [kilobits por segundo], despu¨¦s de que se bajara un archivo legal a trav¨¦s de un torrent
[programa de acceso a p¨¢ginas de descarga].
"Repet¨ª el experimento una media docena de veces", explica. "En cada ocasi¨®n, mi conexi¨®n se ralentiz¨® de forma considerable, despu¨¦s de que pasara unos cuatro o cinco minutos descargando de un torrent, y luego regresaba a la normalidad despu¨¦s de 20 o 25 minutos". Hace a?os que dej¨® de ser cliente de Comcast, pero sigue indignado por esa pol¨ªtica. "Es como si la compa?¨ªa telef¨®nica distorsiona las llamadas cuando sus clientes hablan de asuntos que a la firma no le gustan. Es absurdo".
Lo mismo opina la agencia del Gobierno que regula las comunicaciones de EE UU, la Federal Communications Commission (FCC), que en 2008 amonest¨® verbalmente a Comcast por ralentizar seg¨²n qu¨¦ tr¨¢fico. El entonces presidente de la Comisi¨®n, Kevin Martin, dijo: "?A alguien le agradar¨ªa que el servicio de correos abriera su correspondencia y decidiera que no quiere molestarse en entregarla, devolvi¨¦ndosela al remitente con la excusa de no haber encontrado al destinatario?".
Comcast se justific¨® diciendo que esas medidas correspond¨ªan a una mera "gesti¨®n de la red". "La gran mayor¨ªa de los 9.000 millones de protocolos de control de transmisi¨®n de redes P2P que se dan en la red de Comcast no se ven afectados por esa medida", explic¨® Sena Fitzmaurice, portavoz de la firma. "S¨®lo entre un 6% y un 7% de nuestros clientes utilizan P2P semanalmente".
A lo largo de los a?os, se han creado dos bandos en la batalla por la neutralidad en Internet. Por un lado, las empresas proveedoras de contenido online, como Google, Amazon o Skype, apoyadas por la Administraci¨®n Obama. Por otro, Comcast y los otros grandes proveedores, como Verizon o AT&T, que consideran que la infraestructura es suya y pueden hacer lo que quieran.
Hasta los padres fundadores de Internet se significaron, mandando, en octubre, una carta abierta a la FCC. "Creemos que las propuestas de neutralidad en la Red de no discriminaci¨®n y transparencia son componentes imprescindibles de una agenda de pol¨ªticas p¨²blicas centrada en la innovaci¨®n que necesita esta naci¨®n", dijeron, entre otros, Vint Cerf, el vicepresidente de Google.
Durante meses, la batalla parec¨ªa favorable a un bando. La neutralidad en la Red se impon¨ªa. Hasta tal punto que el pasado 22 de octubre la FCC present¨® sus principios para lograr la neutralidad total de Internet. Entre sus m¨¢s novedosas propuestas, tres: que los proveedores de Internet no puedan impedir que los usuarios compartan informaci¨®n legal en la Red; que respeten la libre competencia entre proveedores de contenidos, sin favorecer a unos u otros, y que informen al Gobierno y a sus clientes de c¨®mo gestionan sus redes.
Obama dijo, d¨ªas despu¨¦s, que no pod¨ªa estar m¨¢s de acuerdo. "Ese es el papel del Gobierno: invertir para incentivar la innovaci¨®n e imponer normas de sentido com¨²n que aseguren que existe un campo de juego nivelado".
El ascenso de la neutralidad parec¨ªa inevitable, hasta que el pasado d¨ªa 6 un juzgado de Washington sentenci¨® que el Gobierno no tiene derecho a dictar a los proveedores de banda ancha c¨®mo deben gestionar sus redes, y que FCC se hab¨ªa excedido en sus competencias. Hay un motivo principal para ello: seg¨²n la ley de telecomunicaciones de 1996, Internet es un servicio de informaci¨®n, no de telecomunicaciones. La FCC s¨®lo puede regular servicios de telecomunicaciones (telefon¨ªa, emisi¨®n de radio, sat¨¦lite, cable coaxial).
Las firmas telef¨®nicas y de cable se han felicitado por esta victoria legal. Ni el Gobierno ni la FCC han reaccionado todav¨ªa. Los l¨ªderes dem¨®cratas en el Congreso, s¨ª. Y han anunciado que intentar¨¢n reclasificar Internet y ponerlo en la categor¨ªa de la telefon¨ªa. Entre ellos, el senador por Massachusetts, John F. Kerry: "La FCC debe tener autoridad legal al respecto y un cambio semejante ser¨ªa coherente con la historia de las telecomunicaciones en EE UU".
"M¨¢s bien al contrario", opina el investigador asociado a la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford Larry Downes. "Si el Gobierno gana la capacidad de regular Internet, puede imponer tarifas y precios, lastrando el mercado. Ese tipo de regulaci¨®n se aplicaba el siglo pasado, cuando hab¨ªa un monopolio legal en la telefon¨ªa, algo que sucedi¨® hasta 1984. Adem¨¢s, implica que los Gobiernos estatales y locales pueden imponer tambi¨¦n impuestos y tarifas, haciendo que los servicios se encarezcan".
"?Si algo funciona, por qu¨¦ tocarlo?", explica Downes. "A pesar de esos casos aislados, Internet funciona de forma imparcial. Desde nuestras conexiones, podemos acceder a cualquier web del mundo, siempre que no haya censura. Es anacr¨®nico que el Gobierno federal quiera erigirse como un polic¨ªa de la Red, intentando solucionar un problema antes de que exista".
Por motivos comerciales, lo mismo opinan los proveedores. En febrero, dos de las grandes operadoras, AT&T y Verizon, redactaron una carta abierta en la que dec¨ªan que reclasificar los servicios de Internet ser¨ªa una medida "extremista". "Este dr¨¢stico giro en la normativa ser¨ªa insostenible legalmente, y, como m¨ªnimo, hundir¨ªa a la industria en a?os de litigios y caos regulatorio". Era un aviso.
El caso de Comcast es, sin embargo, aislado. Ese tipo de ralentizaci¨®n o bloqueo de las conexiones s¨®lo ha ocurrido con otra empresa, Madison River Communications, en 2005. "El riesgo de que una compa?¨ªa ralentice el tr¨¢fico de sus usuarios est¨¢ siendo exagerado", opina Robert Litan, economista y abogado del centro Brookings de Washington. "El mercado de Internet en EE UU es muy competitivo. Las empresas ofrecen servicios cada vez mejores por precios cada vez m¨¢s m¨®dicos. S¨®lo por la mala publicidad que conlleva, es poco probable que Comcast vuelva a acometer una medida semejante".
Entonces, ?es ¨¦ste un debate meramente te¨®rico? ?Es algo que s¨®lo vaya a definir c¨®mo los ciudadanos navegan por la Red? Los proveedores de conexi¨®n y muchos analistas opinan que no, y apuntan hacia un sector espec¨ªfico que ha abierto el debate y que se beneficiar¨¢ de una normativa como la propuesta por Obama: las firmas que ofrecen contenidos, como Google, Microsoft, Yahoo o Amazon. Puede, dicen, que ese ang¨¦lico apoyo a la neutralidad, la libertad, la transparencia en Internet esconda intereses comerciales.
"Las empresas que crean aplicaciones, como Google, Amazon o Ebay, son las grandes beneficiarias de la neutralidad", explica Downes, de Stanford. "Con estas iniciativas, se aseguran, de forma preventiva, que ganar¨¢n la mano a los proveedores de conexi¨®n. En realidad funcionan como un lobby: fuerzan un tipo de legislaci¨®n para beneficiarse de ella. Pero lo cierto es que el control gubernamental de la Red s¨®lo perjudicar¨ªa a la competitividad en el mercado. ?Qu¨¦ inter¨¦s tienen las empresas de cable y telefon¨ªa en mejorar las infraestructuras si no pueden obtener un beneficio adicional por ello?". Es decir, si Google y otros pagan por usar la Red, Comcast y Telef¨®nica tendr¨¢n m¨¢s incentivos para mejorar sus infraestructuras, beneficiando finalmente al usuario.
Las organizaciones ciudadanas que abogan por la imposici¨®n de una neutralidad lo hacen citando otras posibles consecuencias. "Entendemos que las empresas quieran hacer dinero", explica Liz Rose, portavoz de Free Press, que demand¨® a Comcast en 2007, por el caso que ahora se ha fallado en Washington. "Lo que queremos es que los consumidores tengan derechos. Ninguna empresa telef¨®nica o de cable deber¨ªa censurar lo que los internautas comunican a sus amigos. Seg¨²n est¨¢n las cosas hoy, puede hacerlo. Comcast no deber¨ªa ser capaz de censurar creencias pol¨ªticas en la Red y lo es. No deber¨ªa ser capaz espiar las comunicaciones de sus usuarios y vender la informaci¨®n a empresas publicitarias".
La menci¨®n de la publicidad no es casual. Y puede que, eventualmente, el debate de la neutralidad en la Red se centre en los ingresos por publicidad. Comcast est¨¢ en una posici¨®n comprometida. En diciembre, General Electric anunci¨® su intenci¨®n de venderle parte del conglomerado multimedia NBC. Eso significa que la mayor operadora de cable del pa¨ªs dispondr¨¢ tambi¨¦n de una gran plataforma de contenidos que incluye cadenas televisivas como NBC, Bravo o SyFy.
Con esto, si Comcast decide priorizar un tr¨¢fico en sus redes sobre otro, y si tiene el derecho de hacerlo, ?qui¨¦n le impide hacer que el contenido de sus canales y sus web se cargue m¨¢s r¨¢pido que las de la competencia y obtener m¨¢s ingresos por publicidad?
En este delicado equilibrio que es la arquitectura comercial de la Red, el concepto de neutralidad es tan complejo como cambiante. Dice servir a los ciudadanos, pero no es un asunto, exclusivamente, de libertades civiles. Se apoya en unos intereses econ¨®micos subyacentes. En medio de la pol¨¦mica, EE UU puede erigirse como un paradigma de intervenci¨®n gubernamental, algo que no sucede muy a menudo.

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