"No quiero criticar, pero Espa?a, creo, se vende mal"
?Qui¨¦n es este tipo de melena afro y barba descuidada que viajaba por Espa?a en 1971 en una Volkswagen amarilla y cuya foto est¨¢ ahora en un sal¨®n de la Embajada de EE UU en Espa?a? "Soy yo", dice el embajador, "pero esta informaci¨®n es off the record".
En la residencia de Alan D. Solomont (Boston, 1950) hay excelentes fotos: unas de colecci¨®n -Hemingway con el hombre en el que se inspir¨® para escribir El viejo y el mar, Edward Hopper en su casa de Cape Cod- y otras pol¨ªticas: en cuatro de las siete im¨¢genes que hay sobre el piano est¨¢ con Barack Obama. A solas con ¨¦l en el Despacho Oval, pero en otras le acompa?a Susan, su esposa.
El desayuno es en dos tiempos. Primero, la fruta. Luego, un posado para Gorka Lejarcegi y ya puestos, un vistazo a la colecci¨®n, as¨ª que los huevos revueltos con bac¨®n se quedan fr¨ªos; devueltos al corral, se hacen de nuevo.
El embajador de EE UU cree que es un privilegio representar a Obama
Activo patrocinador de las finanzas del Partido Dem¨®crata, Solomont apost¨® pronto por Barack Obama y puso a su disposici¨®n contactos y fondos (hizo una fortuna en el sector geri¨¢trico). Fue designado embajador en agosto de 2009 y tras una larga espera -politiquer¨ªas del Senado- lleg¨® a Madrid a principios de a?o. "Es un privilegio ser embajador de Obama. Sab¨ªa que era popular aqu¨ª, pero no imaginaba lo que supon¨ªa representarle".
"En Espa?a, la oposici¨®n tiene sobre Obama la misma buena opini¨®n que el Gobierno. Es la primera vez que pasa eso en la historia reciente. Piense en lo afortunado que soy de estar aqu¨ª en este momento". Qu¨¦ iron¨ªa, a?ade: "Quiz¨¢ ahora Espa?a no est¨¦ en su mejor momento, comparado con la ¨²ltima d¨¦cada, pero es el mejor momento de los ¨²ltimos 50 a?os para ser embajador de EE UU en Espa?a". ?Qu¨¦ tareas tiene este hombre tan afortunado? Cuatro: "Reforzar la agenda de intereses y valores comunes, explicar nuestra pol¨ªtica exterior, estrechar los lazos econ¨®micos y cuidar de los 100.000 norteamericanos que viven aqu¨ª y del mill¨®n y medio de turistas que viene cada a?o".
Mensaje a sus compatriotas: "Que se familiaricen m¨¢s y mejor con Espa?a, con sus riquezas, con su gran cambio". (Recuerden al melenudo de 1971: "A?o Nuevo en la plaza Mayor de Madrid; cochinillo en Bot¨ªn; Clark Gable en el cine: 'Francamente, querida, me importa un bledo"). Y mensaje a los espa?oles: "Estamos en el mismo barco, compartimos intereses y valores". No es posible que todo le parezca bien, embajador. "Bueno, no quisiera criticar, pero creo que Espa?a se vende mal. Ha cambiado de manera admirable, y los espa?oles no deber¨ªan olvidarlo ahora, en esta fase dif¨ªcil. A veces creo que Espa?a no se valora lo suficiente a s¨ª misma".
Su mujer, Susan, valora a Espa?a y a los espa?oles al m¨¢ximo. Le gusta todo: "El vino, la comida, la cultura... ?Pero nada como la calidez de la gente!". Le paran por la calle cuando pasea a la cocker spaniel Stella Blue (como la canci¨®n; es fan de Jerry Garc¨ªa). Cree que si hay algo que Espa?a podr¨ªa aprender de EE UU -y sabe bien de lo que habla- es la articulaci¨®n de la sociedad civil, el trabajo voluntario...
Los dos -los tres, contando a Stella Blue- echan de menos a sus hijas, Stephanie y Becca, que viven en Boston. Por eso hablan con ellas todos los d¨ªas "aunque sea un par de minutos o tres".
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