Los piratas ponen rumbo al libro
Escritores espa?oles empiezan a denunciar la copia fraudulenta de sus obras en Internet - Los expertos creen que la industria editorial tarda en reaccionar
S¨¦verine (33 a?os, acento franc¨¦s) lee un libro electr¨®nico en un vag¨®n de la l¨ªnea 5 del metro de Madrid. "Es la tercera parte de Crep¨²sculo. Mi marido se lo ha bajado de Internet. La traducci¨®n no es muy buena, pero es lo que hay", cuenta. En la Red proliferan incontables p¨¢ginas donde encontrar enlaces a ediciones no autorizadas de ¨¦xitos editoriales como el citado de Stephenie Meyer.
La lluvia fina de las descargas sin autorizaci¨®n ha comenzado a arreciar y las se?ales de alarma se han encendido entre autores y editores. En 2005 hubo 23 denuncias; en 2009, 286. En lo que va de 2010 ya son 173, seg¨²n datos de Cedro, la sociedad de gesti¨®n que defiende los derechos de autores y editores. "Tenemos que evitar que con el libro suceda lo que ha pasado con la m¨²sica y con las pel¨ªculas", se?ala la escritora Julia Navarro, autora de obras superventas como La hermandad de la S¨¢bana Santa o la reciente Dime qui¨¦n soy. "Al d¨ªa siguiente de su aparici¨®n ya estaba en Internet", se queja Navarro.
"Hay que evitar que nos pase lo mismo que con la m¨²sica", dice Julia Navarro
La falta de t¨ªtulos autorizados lleva a los lectores a las webs de descargas
El viernes pasado, la Unesco (el organismo de la ONU para promover la cultura y la educaci¨®n) anunci¨® la creaci¨®n de un observatorio mundial de lucha contra la pirater¨ªa. "No puede haber desarrollo del libro si no se respeta el derecho de autor", se?al¨® la directora de esta instituci¨®n, Irina Bokova.
"Yo he tenido pirateado el grueso de mi obra. Tengo treinta y tantos libros y sobre todo los m¨¢s comerciales han sido pirateados desde hace bastante tiempo", afirma otro superventas, Lorenzo Silva, quien tras haber colgado grandes fragmentos de sus textos de manera voluntaria en Internet, parece haber llegado al l¨ªmite de paciencia tras descubrir que su ¨²ltimo t¨ªtulo, La estrategia del agua, prolifera en Internet. "Ech¨¦ un vistazo hace unos d¨ªas y el libro estaba al menos en media docena de sitios: en blogs que tienen muy buen rollo y a cuyos due?os los lectores les dan las gracias... es muy gracioso. Les dan las gracias por colgar el trabajo de otros. Ponen un enlace y te lleva a un sitio, un alojador (Megaupload, Rapidshare, o cualquiera de estos), y es un sitio que est¨¢ lleno de publicidad".
Tanto Silva como Navarro han denunciado estos casos a Cedro, cuyos responsables explican que en esos casos se localiza el servidor donde se alojan las copias no autorizadas y se solicita su eliminaci¨®n. Esta sociedad de gesti¨®n present¨® el viernes en Barcelona un manifiesto firmado por escritores, traductores y editores de Catalu?a, en el que se defiende "el acceso legal" a sus obras. El escritor Juan Jos¨¦ Mill¨¢s no ve tanta urgencia: "Yo no lo he denunciado. De momento no est¨¢ siendo significativo, aunque acabar¨¢ si¨¦ndolo".
Algunos autores van tomando conciencia del fen¨®meno y no s¨®lo han comenzado a denunciar. Sigrid Kraus, directora editorial de Salamandra, se?ala que un conocido novelista extranjero ha enviado un texto original protegido: "En cada manuscrito ha puesto en diagonal una marca de agua con mi nombre, de manera que si yo se lo paso a alguien se sabe cu¨¢l es el origen. Vamos a empezar a trabajar as¨ª con todos los libros importantes y siempre en papel". Salamandra es la editorial en Espa?a de la serie Harry Potter, cuya distribuci¨®n digital sin autorizaci¨®n ha sido masiva. "Lo que hacemos es intentar descubrir qui¨¦n lo cuelga, dirigirnos a ¨¦l con abogados y pedirle que lo retire", apunta Kraus.
A escala nacional, la industria dio la voz de alarma hace unas semanas. Los editores aseguran haber dejado de ingresar 150 millones de euros en 2009 por la llamada pirater¨ªa, una cifra que la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a (FGEE) explicar¨¢ en un informe detallado el pr¨®ximo mes de junio.
Al experto en nuevas tecnolog¨ªas para la cultura Javier Celaya, del Grupo Grupo Dosdoce de Comunicaci¨®n, le sorprendi¨® el anuncio de FGEE. "Esos 150 supuestos millones de p¨¦rdidas de la presunta pirater¨ªa para m¨ª son 150 millones de euros de lectores que est¨¢n demandando contenido digital. Hasta ahora se ha dicho que no hab¨ªa demanda y de golpe hay unas p¨¦rdidas impresionantes...". Celaya no es el ¨²nico que subraya la dificultad de los consumidores para acceder con autorizaci¨®n a un cat¨¢logo en castellano y a un precio accesible (precisamente lo que le ocurr¨ªa a la lectora del metro). "La demanda no es muy grande todav¨ªa, pero existe y el problema es que el que quiere comprar no puede", indica Ignacio Latasa, del portal www.leer-e.es , donde se venden tanto ediciones digitales como lectores electr¨®nicos.
Estos expertos consideran que la industria espa?ola no ha tenido en cuenta lo digital a la hora de comprar derechos, mientras que las editoriales estadounidenses s¨ª, incluso para la publicaci¨®n de obras en castellano. "Nosotros intentamos vender aqu¨ª La sombra del viento, de Ruiz Zaf¨®n, que estaba publicado en espa?ol en un formato digital en Estados Unidos y no pudimos", indica Latasa. La falta de un cat¨¢logo digital atractivo supone, para Celaya, un serio problema: "Se est¨¢ creando un h¨¢bito, un comportamiento por parte del usuario que, al no haber una oferta legal, comienza a recurrir a p¨¢ginas de descargas".
Para llenar esa laguna en la oferta se anunci¨® el pasado verano la creaci¨®n de una gran plataforma de distribuci¨®n de libros digitales formada por las editoriales Santillana, Planeta y Mondadori. El secretismo en torno a esta iniciativa es total. Las fuentes contactadas por EL PA?S no han querido realizar ninguna declaraci¨®n. Se espera que la plataforma sea presentada el pr¨®ximo mes de junio.
Una endeble protecci¨®n
A la Red llegan obras copiadas de dos maneras. La menos sofisticada consiste en escanear el libro y subir a un servidor el archivo en el formato de lectura PDF. Decenas de p¨¢ginas web apuntan a esos ficheros mediante enlaces. Los usuarios s¨®lo tienen que pinchar para descargar en su ordenador o en su lector electr¨®nico la ¨²ltima novedad.
La v¨ªa que requiere m¨¢s pericia -aunque no mucha m¨¢s, a decir del experto en nuevas tecnolog¨ªas Javier Celaya-, consiste en romper el sistema de protecci¨®n de las ediciones digitales. Como los CD y los DVD, los libros electr¨®nicos cuentan con un sistema anticopia, lo que en jerga se llama DRM (del ingl¨¦s sistema de gesti¨®n de derechos). El m¨¢s habitual es el ACS4, de Adobe.
Cuando una edici¨®n digital se copia, el usuario accede a todas sus prestaciones: cambiar el tama?o y el tipo de letra, hacer b¨²squedas... Esas posibilidades son las que ofrece el formato EPUB, en el que est¨¢n codificados la mayor parte de los t¨ªtulos digitales.
Casi todos los lectores digitales reproducen varios formatos de texto. Algunos fabricantes intentaron limitarlos a un formato propio, como Amazon con su Kindle. Los manitas alteraron entonces el programa con el que opera el aparato y lograron parchearlo para romper la protecci¨®n. Es lo que se denomina crackeado.
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