La picaresca espa?ola
El caso G¨¹rtel nos hace revivir nuestra tradici¨®n picaresca. Simbolizada por el p¨ªcaro de la novela de Mateo Alem¨¢n, Guzm¨¢n de Alfarache, nuestros p¨ªcaros constituyen la versi¨®n contraria al idealismo de los caballeros, el quijotismo, al tiempo que aguzan su ingenio para sustituir el trabajo por el enga?o. Es la tradici¨®n menos presentable de un pa¨ªs que se resist¨ªa a la modernidad cuando ¨¦sta ya dominaba en el resto de Europa.
El p¨ªcaro es, tambi¨¦n, un fruto de nuestro catolicismo, con sus prioridades morales. La ¨²ltima vez que me confes¨¦, en los a?os sesenta, fue en Nueva York y al terminar de contar mis pecados varoniles, el cura me pregunt¨®: ?Pagas tus impuestos? Asombrado y soci¨®logo al fin, esper¨¦ a que el cura saliera, le pregunt¨¦ y ¨¦l me dijo: "Por tu acento he deducido que eres hispano y aqu¨ª tenemos que acostumbraros a las costumbres de un pa¨ªs cuya moralidad tiene mucho que ver con las obligaciones c¨ªvicas. Los cat¨®licos tenemos que aprender a ser americanos". La Iglesia cat¨®lica nunca se ha tomado en serio los deberes c¨ªvicos. Para ella, no pagar impuestos no es pecado. La ley fiscal no obliga en conciencia. Y es que nosotros nos salvamos por la misericordia de Dios mientras los protestantes lo hacen por los m¨¦ritos contra¨ªdos en vida. Esa es la esencia moral del capitalismo protestante.
Pero es que, adem¨¢s, el p¨ªcaro tiene prestigio en la cultura latina. Por eso el Partido Popular no espera que sus votantes le sean infieles. El p¨ªcaro es m¨¢s un t¨ªo listo al que se admira que un bellaco al que se desprecia. Espa?a no es Alemania.
La cosa se complica a¨²n m¨¢s porque los partidos gastan m¨¢s de lo que ingresan y necesitan dinero extra. M¨¢s los de izquierda que los de derecha. El caso Filesa es una prueba de ello y todos ganar¨ªamos, especialmente la democracia, si una reforma de la Ley electoral pusiera trabas a esta inmoralidad institucional y que el poder econ¨®mico no controlara al pol¨ªtico m¨¢s de lo que ya lo hace.
El exhibicionismo de regalos y favores a los poderosos demuestra que hay pol¨ªticos que entienden que el darles coba en sus varias formas no es sino una de las maneras de que se note que mandan. Aun no han llegado a algunas satrap¨ªas orientales cuyos s¨²bditos les regalan su peso en oro pero no ser¨¢ por falta de ganas. Aprovecharse del cargo en beneficio propio y de los tuyos es otra forma de picaresca latina. Recientemente se conoci¨® la renuncia de una ministra finlandesa que hab¨ªa pagado un peque?o gasto con la tarjeta oficial porque en aquel momento no llevaba dinero y se le echaron encima, sugiri¨¦ndole la dimisi¨®n, lo que por cierto hizo inmediatamente. Se ve que el fr¨ªo de los pa¨ªses norte?os robustece el car¨¢cter moral.
La democracia espa?ola est¨¢ seriamente da?ada por la corrupci¨®n y solo el esfuerzo esclarecedor de los periodistas y el trabajo de los jueces nos est¨¢ mostrando sus llagas purulentas, fruto tard¨ªo de la cultura picaresca. Hay un "prietas las filas" que prima el silencio y la defensa numantina. Pero al final todo se sabr¨¢ porque la hostilidad del contrario es tan fuerte como la defensa propia y aunque unos se obstinen en negar, los contrarios se empe?an en descubrir. Pero el precio es alto y lo pagamos todos. Entre otras razones porque hasta que no se resuelva el caso G¨¹rtel veo dif¨ªcil una acci¨®n nacional concertada para salir de la crisis econ¨®mica.
www.amoncada.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.