Camps despu¨¦s del 12-M
El 12 de mayo, cinco de los quince magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo se pronunciar¨¢n sobre los recursos presentados por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n y los socialistas valencianos contra el auto del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) que exoneraba al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, del presunto delito de cohecho pasivo impropio por recibir regalos en forma de trajes de parte de la trama G¨¹rtel. Los componentes de la Sala Segunda son, en su mayor¨ªa, de tendencia conservadora y aupados por el PP a trav¨¦s del Consejo General del Poder Judicial. El 12 de mayo todos los focos deber¨ªan centrarse en la figura del presidente valenciano. Pero ese mismo d¨ªa -casualidad o no- el juez Manuel Marchena, miembro de la sala que tiene que decidir sobre Camps y que instruye la causa abierta al juez Baltasar Garz¨®n, ha citado a declarar al presidente del Grupo Santander, Emilio Bot¨ªn, cuyo testimonio podr¨ªa dejar en un segundo plano lo que ocurra con el presidente valenciano.
El presidente no tiene la menor intenci¨®n de dimitir de su cargo. Est¨¢ seguro de su inocencia.
Quienes, con toda certeza, no se distraer¨¢n ser¨¢n la direcci¨®n nacional del PP y los militantes populares. La decisi¨®n del Supremo va a condicionar la pol¨ªtica en la Comunidad Valenciana de una manera decisiva. La inquietud, incluso la tensi¨®n, es evidente entre los dirigentes de G¨¦nova pero, muy especialmente, entre los valencianos. Aunque, de puertas afuera, la mayor¨ªa mantiene una esforzada actitud positiva, confiando en que el Supremo validar¨¢ el auto del TSJCV, exonerando definitivamente a Camps, algunos recuerdan que en el proceso seguido en Valencia, dos jueces conservadores, el instructor Jos¨¦ Flors, y el catedr¨¢tico Juan Montero, s¨ª que consideraron responsable del delito de cohecho pasivo impropio a Francisco Camps, mientras que otros dos, Jos¨¦ Francisco Ceres, y el presidente del TSJCV, Juan Luis de la R¨²a, al que el presidente valenciano considera "m¨¢s que un amigo", apoyaron su inocencia.
La confianza oficial en que Camps salga con bien del Supremo no se corresponde con los movimientos protagonizados por dirigentes del PP valenciano que est¨¢n empezando a tomar posiciones ante la posibilidad de que el caso vuelva a abrirse y el presidente valenciano tenga que enfrentarse a un juicio con jurado popular y venga obligado a presentar su dimisi¨®n. Si esto ocurriera, las alternativas para elegir a su sustituto son dos, de acuerdo con el Estatut d'Autonom¨ªa. Una de ellas, harto improbable porque los grandes beneficiados ser¨ªan los socialistas, es la disoluci¨®n de las Cortes Valencianas y la convocatoria de elecciones anticipadas. La segunda, m¨¢s realista, es la elecci¨®n de un nuevo presidente de entre los actuales diputados auton¨®micos del PP.
Descartada la primera posibilidad, el n¨²mero de candidatos a suceder a Camps en el Palau de la Generalitat es muy reducido: Rita Barber¨¢, alcaldesa de Valencia; Alberto Fabra, alcalde de Castell¨®n; y Gerardo Camps, vicepresidente y responsable de Econom¨ªa y Hacienda del gobierno valenciano. Todas las fuentes del PP consultadas coinciden en se?alar que Mariano Rajoy apostar¨ªa sin ninguna duda por la alcaldesa de Valencia, pese a que ¨¦sta ha manifestado al l¨ªder del PP que no tiene ning¨²n inter¨¦s en ocupar la presidencia del Gobierno valenciano. Claro que, hasta la fecha, todas las conversaciones han girado alrededor de planteamientos hipot¨¦ticos. Otra cosa ser¨¢ si la realidad coloca a Barber¨¢ ante la disyuntiva de elegir entre ser la primera presidenta de la Generalitat o continuar al frente del Ayuntamiento de Valencia, cargo en el que lleva 19 a?os.
El hecho cierto es que todo el PP mira a Valencia. Si el Tribunal Supremo decidiera reabrir el caso de los trajes de Camps, dando por v¨¢lidos los recursos de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n y de los socialistas valencianos, Rajoy se encontrar¨ªa ante una de las decisiones m¨¢s dif¨ªciles de su vida pol¨ªtica. Francisco Camps no tiene la menor intenci¨®n de dimitir de su cargo. No tanto porque sienta un especial apego al poder como porque est¨¢ absolutamente convencido de que, m¨¢s all¨¢ de haber cometido el error de relacionarse con gente tan poco recomendable como ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, es absolutamente inocente de los cargos que se le imputan.
Camps no dejar¨¢ as¨ª como as¨ª la presidencia de la Generalitat. Todo su gobierno y la direcci¨®n regional del PP han cerrado filas en torno al presidente, pese a que son conscientes de la par¨¢lisis en que se encuentra el Consell desde que en febrero del a?o pasado estallara el caso G¨¹rtel y dejara contra las cuerdas, pol¨ªtica y psicol¨®gicamente, al presidente. Desde esa fecha, permanece escondido, aparece en los actos por sorpresa para evitar las protestas de los ciudadanos, viaja a lo largo y ancho del planeta para estar el menor tiempo posible en Valencia y el mi¨¦rcoles de la semana pasada, el d¨ªa en que se debati¨® el Estatuto de Castilla-La Mancha en el Congreso de los Diputados, prefiri¨® la seguridad del paraninfo de la Universitat de Val¨¨ncia a defender el mantenimiento de trasvase Tajo-Segura en Madrid, como hizo el presidente de Murcia, Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, para no tener que enfrentarse a las preguntas de los periodistas. Pese a ello, las encuestas revelan que el PP, con el descr¨¦dito de Camps a cuestas, revalidar¨ªa la mayor¨ªa absoluta en las Cortes Valencianas con una ventaja no inferior a los 15 puntos sobre los socialistas.
Convencido de su inocencia y asentado sobre los sondeos demosc¨®picos, Camps no tiene la menor intenci¨®n de tirar la toalla. Pero si se reabre el caso, la direcci¨®n nacional del PP tiene decidido apartarle del cargo. Tras la salida de Luis B¨¢rcenas, ex tesorero del PP, y la renuncia del diputado Jes¨²s Merino, imputados ambos en la trama G¨¹rtel, a Rajoy no le quedar¨ªa otra que pedirle a Camps que siguiera el mismo camino. Sobre eso existe una absoluta unanimidad tanto en Madrid como en Valencia.
?Qu¨¦ ocurrir¨ªa, sin embargo, si el Supremo decide exonerar al presidente valenciano, dando por v¨¢lido el auto del TSJCV? Para Camps, por descontado, representar¨ªa la satisfacci¨®n moral de quien ve reconocida su raz¨®n frente a los ataques de la oposici¨®n y un importante bal¨®n de ox¨ªgeno tras el descr¨¦dito pol¨ªtico que padece. Incluso es probable que se atreviera con una remodelaci¨®n de su gobierno, cuyos miembros, con alguna que otra notable excepci¨®n, no han sabido defender con firmeza la posici¨®n del presidente al que han dejado expuesto en m¨²ltiples ocasiones.
Pero el calvario del dirigente valenciano estar¨ªa cerca de concluir. La instrucci¨®n del magistrado del Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira, sigue acumulando informaci¨®n sobre al menos tres cuestiones que afectan al PP valenciano: la visita del Papa, las adjudicaciones de la consejer¨ªa de Turismo a Orange Market de los pabellones de la Comunidad Valenciana en Fitur y la presunta financiaci¨®n irregular del PP. En cualquier momento, cada vez m¨¢s cercano a las elecciones auton¨®micas, el magistrado puede realizar una pieza separada de estas tres causas y remitirlas al TSJ valenciano porque es m¨¢s que probable que en alguna de ellas o en todas aparezcan implicados cargos p¨²blicos aforados. Especial preocupaci¨®n produce en sectores del PP la visita del Papa que supuso un despilfarro de fondos extraordinario, algunos de ellos de dif¨ªcil justificaci¨®n.
Este es el dilema al que se enfrentan Camps y el PP: Si el Supremo decide sentarle en el banquillo por el regalo de sus trajes habr¨¢ un cambio significativo en la pol¨ªtica valenciana; pero si opta por lo contrario, nada garantiza el final del largo y tortuoso camino que empez¨® en febrero de 2009.
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