Ciudadano ni ni ni
El palestino de 30 a?os que lleg¨® de la prisi¨®n de Guant¨¢namo est¨¢ ahora en un limbo jur¨ªdico espa?ol
Es un ciudadano ni ni ni. Ni est¨¢ detenido, ni es ilegal, ni est¨¢ acusado de nada. Sin embargo, Walid Ibrahim Mustaf¨¢ Abu Hijazi, el palestino de 30 a?os que estuvo los ¨²ltimos ocho preso en Guant¨¢namo y que es el primero de los cinco reclusos que el Gobierno espa?ol ha aceptado acoger para colaborar a que Barack Obama pueda cerrar el penal de la base estadounidense en Cuba, se encuentra en paradero desconocido para su familia y para el abogado que ¨¦sta ha contratado, y no puede abandonar territorio espa?ol. No se conocen las condiciones del compromiso alcanzado con Estados Unidos, ni si Abu Hijazi podr¨¢ retornar alg¨²n d¨ªa a su patria.
Dec¨ªa Madeleine Albright, secretaria de Estado norteamericana con el presidente Bill Clinton, que "los derechos humanos son la base de nuestra existencia" y "la responsabilidad de protegerlos est¨¢ por encima de la soberan¨ªa". Luego, George W. Bush alcanz¨® la presidencia y, tras los ataques contra las Torres Gemelas, puso en pr¨¢ctica esos principios con alg¨²n matiz m¨¢s o menos insignificante, como la excusa de las falsas armas de destrucci¨®n masiva para declarar la guerra a Irak, los abusos en la prisi¨®n de Abu Ghraib, los vuelos y c¨¢rceles secretas de la CIA, y el limbo jur¨ªdico de Guant¨¢namo. Son vulneraciones del derecho internacional de las que la comunidad de naciones no se ha repuesto. Ahora, Obama, con los acuerdos con pa¨ªses de la Uni¨®n Europea para excarcelar a los presos y cerrar este penal, est¨¢ en la buena direcci¨®n para recuperar el prestigio perdido por Estados Unidos.
Abu Hijazi no est¨¢ detenido, ni en situaci¨®n ilegal, ni acusado de nada
Entre tanto, Abu Hijazi, destrozado an¨ªmicamente tras ocho a?os de reclusi¨®n y torturas -"las heridas que no se ven son m¨¢s dolorosas que las que se pueden ver y curar por un m¨¦dico", dec¨ªa Nelson Mandela-, ya lleva algo m¨¢s de un mes en Espa?a. El ministro de Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, explic¨® en el Senado que el palestino se encuentra bajo el paraguas de la Ley de Extranjer¨ªa, aunque m¨¢s parece que hubiera pasado del limbo jur¨ªdico de Guant¨¢namo -donde era considerado "combatiente ilegal" para no aplicarle el Convenio de Ginebra sobre presos de guerra de 1949- a otro en el que, sin tener abierto ning¨²n proceso ni haber entrado ilegalmente en el pa¨ªs, ve limitados derechos y libertades que la Constituci¨®n y otras leyes otorgan a los extranjeros que se hallan en Espa?a.
Dijo el ministro que a Abu Hijazi se le va a ense?ar espa?ol y un oficio para que pueda ganarse la vida, pero sin facilitar su identidad ni el lugar del norte donde se encuentra por su propia seguridad. Sin embargo, su familia, seg¨²n explica el abogado que ha contratado en Espa?a, tampoco lo conoce, aunque Abu Hijazi haya hablado en dos ocasiones por tel¨¦fono con su hermano mayor para decir que se encuentra bien.
Sucede que la Constituci¨®n y la Ley de Extranjer¨ªa reconocen a los extranjeros los derechos y las libertades p¨²blicas en las mismas condiciones que se garantizan a los espa?oles. Es decir, que tienen libertad de circular libremente, derecho a elegir su lugar de residencia y a entrar y salir del pa¨ªs.
La ley, no obstante, establece que pueden adoptarse "medidas limitativas espec¨ªficas" a esos derechos en casos de estado de excepci¨®n o de sitio, y, "excepcionalmente, por razones de seguridad p¨²blica, de forma individualizada, motivada y en proporci¨®n a las circunstancias que concurran en cada caso, por resoluci¨®n del ministro del Interior". Pero estas limitaciones deben hacerse conforme a "las garant¨ªas de un procedimiento sancionador".
Y se da la circunstancia de que Abu Hijazi no tiene pendiente ning¨²n proceso penal, expediente sancionador o causa de ning¨²n otro tipo, ya que durante su paso por Guant¨¢namo ni siquiera fue juzgado por haber combatido en Afganist¨¢n. Es obvio que no se ha declarado ni el estado de sitio ni el de excepci¨®n en Espa?a, y que Abu Hijazi, que habr¨¢ salido encantado de Guant¨¢namo, seguramente preferir¨¢ volver con su familia a Gaza, a pesar de las bondades de la cocina del norte de Espa?a. Pero al parecer, no le est¨¢ permitido.
Dice la ley que se le debe procurar "el conocimiento y respeto de los valores constitucionales y estatutarios de Espa?a, de los valores de la Uni¨®n Europea, as¨ª como de los derechos humanos, las libertades p¨²blicas, la democracia, la tolerancia y la igualdad entre mujeres y hombres". Habr¨¢ que ver si Abu Hijazi comprende lo que en las democracias occidentales son los derechos humanos en teor¨ªa y su diferencia con los derechos humanos en la pr¨¢ctica, que ¨¦l ha padecido.
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