"Vivo una vida que no es la m¨ªa. Nadie me puede conocer"

La foto est¨¢ tomada a contraluz adrede. Por seguridad. Es la silueta de un hombre que estuvo infiltrado. David Madrid fue uno m¨¢s entre los Ultras Sur, form¨® parte del primer grupo de investigaci¨®n del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa que se introdujo en el movimiento radical en Espa?a. De aquello han pasado 11 a?os. Desde entonces, retratos, los m¨ªnimos. "No se me puede reconocer". Madrid no es su apellido, David s¨ª es su nombre. "Hay que mentir lo justo". De ah¨ª el seud¨®nimo. "Vivo una vida que no es la m¨ªa".

Revela que naci¨® en Madrid, en 1976. Pero no es f¨¢cil tirarle de la lengua. Recurre a una sonrisa p¨ªcara cada vez que quiere esquivar su biograf¨ªa. Y sonr¨ªe un mont¨®n. Es de los pocos investigadores especializados en bandas violentas. "El ¨²nico que da charlas a otros polic¨ªas. Hay gente que no le gusta compartir secretos". Sevilla ha sido su ¨²ltima visita. Pregunta a sus compa?eros andaluces del Sindicato Unificado de Polic¨ªa d¨®nde comer por el barrio de Triana. No ve clara ninguna propuesta y elige un bar junto a su hotel: Taberna Macuro. "Hacen cocina de autor, vamos a dejarnos sorprender".

El polic¨ªa form¨® parte del primer 'comando' infiltrado entre los Ultras Sur

Este hincha confeso del Atl¨¦tico de Madrid quiere tapas. Acepta probar la moussaka, pide queso brie con mermelada y se quita las gafas de ver para comer. Entre 1999 y 2000 pas¨® muchos domingos con la gente que se sentaba en el Fondo Sur del Santiago Bernab¨¦u. De lunes a viernes, iba en manada a conciertos y manifestaciones xen¨®fobas. Asegura que no hizo amigos. Su misi¨®n era poner nombre a los ultras que caldeaban el ambiente futbolero. "Abogados, empresarios, gente normal". Lo hizo y se fue.

Como le ha encantado la moussaka, pide otra tapa. "A la polic¨ªa le cuesta clasificar, pero es necesario saber qu¨¦ es un skinhead". Ha transcurrido una d¨¦cada, pero dice que no se nota. "Los nazis siguen ah¨ª, cerquita del club, dan un beso a su hija y se van a liarla al campo. Son ultrillas de fin de semana. En el Madrid s¨®lo ha cambiado el presidente".

Fue profesor de k¨¢rate y frutero en un mercado antes que polic¨ªa. Estudi¨® Trabajo Social y ahora prepara una tesis doctoral sobre la participaci¨®n pol¨ªtica de las tribus urbanas, centrado en la extrema derecha espa?ola. Por eso, piensa que no hay "nada m¨¢s bonito" que estudiar. Este padre de un ni?o de cuatro a?os cree en una educaci¨®n "que permita que los chavales sean independientes, m¨¢s que buenos estudiantes". Y recuerda su trabajo como observador internacional en las elecciones de Armenia para explicarlo: "No ten¨ªan cristales en las ventanas, las tapaban con pl¨¢sticos. Los ¨²nicos edificios que ten¨ªan vidrios eran los que m¨¢s les importaban: las escuelas".

El polic¨ªa, que pronto ser¨¢ "un se?or doctor", huye de alarmismos, pero s¨ª opina que "est¨¢ calando" el mensaje racista. "La gente empieza a creer que, a lo mejor, est¨¢ bien eso de espa?oles primero". Se nota que habla en p¨²blico, es consciente de que tiene un elaborado discurso sobre casi todo. Tras dos caf¨¦s y una tarta, confiesa que no descarta meterse en pol¨ªtica. No aclara bajo qu¨¦ siglas. ?Y la seguridad? "Puedo ser asesor, seguir en la sombra".