?Adi¨®s al actor de carne y hueso?
James Cameron asegura que ya es posible rodar un filme s¨®lo con int¨¦rpretes virtuales - El abaratamiento de costes y el nuevo 'software' acerca a ese momento
Hace unos meses la revista Entertainment weekly entrevistaba a James Cameron a prop¨®sito (c¨®mo no) de Avatar. El genio megal¨®mano platicaba sobre las inmensas ventajas de la tecnolog¨ªa que ¨¦l mismo hab¨ªa desarrollado para su pel¨ªcula. "?Hasta d¨®nde puede llegar el cine con este invento?", le preguntaba el periodista a Cameron. "Imag¨ªnese que Clint Eastwood quisiera resucitar la serie Harry El Sucio, pero con el mismo aspecto que luc¨ªa en los a?os setenta. Bien, eso ya es posible ahora" respond¨ªa el realizador sin inmutarse.
No fueron pocos los que fruncieron el ce?o ante tal afirmaci¨®n, no tanto por escepticismo sino por una sensaci¨®n muy similar al miedo. Lo contaba el peri¨®dico Los Angeles Times: uno de sus colaboradores se col¨® en la fiesta que los actores miembros de la Academia celebraron antes de la gala de los Oscar. All¨ª, el colectivo expresaba en los corrillos su voluntad de votar en bloque por los adversarios del filme de Cameron al Oscar principal. ?El motivo? "Avatar nos dejar¨¢ sin empleo a todos".
"Si Eastwood quiere un Harry el Sucio joven, puede", dice el director de 'Avatar'
El actor virtual, que parec¨ªa una entelequia hasta hace pocos meses, se erige ahora como una amenaza real. Aun as¨ª, el asunto no es nuevo; ya en 1999 el profesor Joseph Beard de la estadounidense Universidad de St. John expresaba su temor a una resurrecci¨®n de ¨ªdolos mediante la aplicaci¨®n de programas inform¨¢ticos. Beard se preguntaba -con grandes dosis de iron¨ªa- qu¨¦ pasar¨ªa cuando Hollywood descubriera que era posible traer de vuelta a Humphrey Bogart y ponerlo a trabajar en un remake de Casablanca con un proceso tan simple como el pago de unos derechos a sus herederos (si los hubiese). El profesor lo expon¨ªa en un magn¨ªfico documento titulado Creaci¨®n y explotaci¨®n de actores digitales que planteaba un sinf¨ªn de cuestiones ¨¦ticas y legales ante los clones: "?Qui¨¦n es el due?o de esa imagen? ?La compa?¨ªa de efectos especiales? ?La productora?".
La idea de una industria que prescindiera de actores y actrices para reducir su proceso de producci¨®n a las bondades de la inform¨¢tica resulta cuanto menos inquietante. Lo era a finales de los noventa y lo sigue siendo ahora, cuando el camino a seguir parece asumible a corto o medio plazo. "Queda un mundo de distancia para ver a esos actores virtuales", aseguraba Ben Child en el diario The Guardian en un art¨ªculo con t¨ªtulo esclarecedor: ?Dejar¨¢ 'Avatar' a los actores sin trabajo? Child defend¨ªa la -mayoritaria- tesis de que no es posible construir un personaje sin la presencia, aunque sea en la retaguardia, de un int¨¦rprete, pero lo cierto es que no todos parecen estar de acuerdo en ese punto. El bloguero Robert Scoble se?alaba a principios de 2009 a AMD, una compa?¨ªa dedicada al perfeccionamiento de las t¨¦cnicas de captura de im¨¢genes, gr¨¢ficos y dem¨¢s parafernalia. La tecnolog¨ªa de AMD permit¨ªa crear int¨¦rpretes virtuales con total autonom¨ªa (eso s¨ª, partiendo de una base en carne y hueso, ya que el programa empieza con la digitalizaci¨®n de actores reales). El bloguero llegaba a asegurar que Hollywood ya estaba probando el asunto -sin citar ejemplos ni fuentes-, insinuaci¨®n que podr¨ªa resultar una majader¨ªa hace un lustro aunque factible en los tiempos que corren.
?Planean los grandes estudios pel¨ªculas que no necesiten de actores? Si hacemos caso a los medios de comunicaci¨®n, ser¨ªa un rotundo no. El problema principal resulta ser la tecnolog¨ªa, ya que la ecuaci¨®n que componen tiempo y dinero sigue siendo un obst¨¢culo may¨²sculo. El propio Cameron necesit¨® cinco a?os para construir un actor cre¨ªble. Como ya hab¨ªa sucedido en la trilog¨ªa de El Se?or de los Anillos con Gollum o en filmes como Polar Express o Beowulf, se utiliz¨® un sistema de captura del movimiento en un actor real como parte esencial del proceso. Lo mismo se puede decir de Tint¨ªn, el ¨²ltimo proyecto de Steven Spielberg, que ser¨ªa imposible sin el concurso de los ordenadores.
Ahora bien, cuando las reglas del juego lo permitan nadie duda de sus posibilidades casi inimaginables: Jules Orbach, presidente de Light Stage (cuya tecnolog¨ªa se us¨® para crear la versi¨®n anciana de Brad Pitt en El curioso caso de Benjamin Button), ha asegurado en diversas entrevistas: "Con el abaratamiento de los costes y los nuevos avances en software no estamos lejos de crear un actor totalmente virtual, y probablemente veremos int¨¦rpretes aparecer en sus versiones m¨¢s j¨®venes".
Ya lo dijo Spielberg hace una d¨¦cada: "Nunca ning¨²n ser virtual actuar¨¢ como Al Pacino. Sin embargo, llegar¨¢ un d¨ªa en que -f¨ªsicamente- ser¨¢n capaces de replicar o simular el aspecto de un ser humano, y casi convencernos de que aquello es una persona real y no la creaci¨®n de un ordenador".
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