El coste de la inacci¨®n
La resistencia de Alemania y Francia a ayudar a Grecia socava la confianza en el proyecto europeo
El gobierno alem¨¢n, con cierta complacencia del franc¨¦s, se est¨¢ resistiendo a la aplicaci¨®n de los acuerdos de refinanciaci¨®n de la deuda p¨²blica de Grecia y con ello amenaza la estabilidad del conjunto de la eurozona. El otro actor importante en esta suerte de tragedia, el FMI, siendo una organizaci¨®n m¨¢s plural y compleja, est¨¢ demostrando ser m¨¢s eficaz que las propias instituciones europeas. Su director gerente ha confirmado este fin de semana la disponibilidad de los 15.000 millones de euros comprometidos, en el total de 45.000 millones del acuerdo de la semana pasada.
Los mercados de bonos est¨¢n castigando la demora en cerrar la refinanciaci¨®n de Grecia, que el viernes pasado pidi¨® a los pa¨ªses europeos que rescataran "el barco a punto de hundirse" y solicit¨® la activaci¨®n de los fondos comprometidos por todos los Estados miembros de la eurozona. As¨ª se explican las pronunciadas depreciaciones o elevaciones en los tipos de inter¨¦s con que cotizan en el mercado secundario. Es la cotizaci¨®n de la deuda p¨²blica de Portugal la principal damnificada por esta inacci¨®n, pero tambi¨¦n est¨¢n sufriendo las cotizaciones de los bonos de Irlanda, Italia y Espa?a. La magnitud de los diferenciales de las tasas de rentabilidad de los bonos de esos pa¨ªses a todos los plazos frente a la referencia alemana est¨¢ en m¨¢ximos desde el inicio de la crisis griega.
Las ventas de activos financieros denominados en euros, con la consiguiente debilidad del tipo de cambio de la moneda ¨²nica, no s¨®lo es el reflejo de la circunstancial anticipaci¨®n de que algunos bonos p¨²blicos podr¨¢n llegar a comprarse m¨¢s baratos si persisten las reticencias alemanas. Tambi¨¦n reflejan las dudas crecientes sobre el futuro de la eurozona, sobre la pertenencia a la misma de las econom¨ªas que hoy la integran. Ya no son ejercicios de analistas exc¨¦ntricos los que asignan probabilidades relevantes al abandono del a¨¦rea monetaria de alguna moneda o los que contemplan alguna suerte de diferenciaci¨®n entre monedas por raz¨®n de la sostenibilidad de las finanzas p¨²blicas.
Hasta ahora, la ausencia de respuesta europea a la crisis griega ya ha elevado el gasto p¨²blico de algunas econom¨ªas, porque ha aumentado el pago de los intereses de la deuda de los Gobiernos. De no mediar actuaci¨®n urgente, de persistir la resistencia del Gobierno alem¨¢n y si no se da una soluci¨®n inmediata desde Grecia a las nuevas exigencias de Merkel y Sarkozy, el desenlace ser¨¢ mucho peor.
Cualquiera de esos escenarios hoy m¨¢s veros¨ªmiles ser¨ªa un verdadero desastre. No s¨®lo para los Estados que comparten divisa, sino para la propia UE. La desafecci¨®n de los ciudadanos respecto de los bancos que desencadenaron esta crisis empieza a extenderse a las instituciones, en particular a los pol¨ªticos, incapaces de generar confianza ante una de las situaciones m¨¢s complicadas en la historia de Europa desde el final de la II Guerra Mundial.
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