Oh reina en el Himalaya
La alpinista surcoreana se convierte en el Annapurna en la primera mujer que corona los 14 'ochomiles' mientras Edurne Pasaban espera mejor tiempo para atacar el Sisha Pangma
La carrera femenina de los ochomiles acab¨® ayer a eso de las once de la ma?ana (hora peninsular espa?ola), cuando Oh Eun-sun holl¨® la cima del Annapurna (8.091 metros) y clav¨® la bandera surcoreana en la nieve que la cubre. "?Mansa!", exclam¨® ("?hurra!", en su idioma natal) antes de dirigirse a su padres record¨¢ndoles su felicidad por el logro conseguido y sus ganas de "volver pronto a casa". Todo, retransmitido por la televisi¨®n surcoreana KTB, que hab¨ªa instalado un sat¨¦lite artificial para recoger el gran momento y desplazado a varias decenas de empleados, uno de los cuales grab¨® con una c¨¢mara el momento en que Oh se convirti¨® en la primera mujer en lograr los 14 ochomiles del planeta. Quiz¨¢s el ¨²ltimo reto, en tanto los medios de comunicaci¨®n no encuentren otro que vender.
A todo esto, se sigue debatiendo sobre la importancia real de la competici¨®n
Todo estaba planificado. Tanto que un c¨¢mara viajaba con Oh para atender el momento final, el momento del esplendor, el esperado, el medi¨¢tico, el sentimental. Oh no pod¨ªa subir en cualquier momento, sino cuando la televisi¨®n pudiera transmitir un acontecimiento que ten¨ªa paralizado a su pa¨ªs, en el que el monta?ismo es el deporte nacional.
El esfuerzo ha sido m¨¢ximo, Las circunstancias climatol¨®gicas le obligaron a descender el s¨¢bado hasta el campo 1, lo que significaba despu¨¦s, el domingo, retornar al campo 2 y desde all¨ª llegar al campo 4 antes de asaltar la cumbre. Un esfuerzo supremo que, con su esp¨ªritu oriental, Oh sobrellev¨® con nieve hasta las rodilla. Como Juanito Oiarzabal (el primer espa?ol en hollar los 14 ochomiles), Carlos Pauner o Tolo Calafat, que tambi¨¦n vencieron a la diosa sagrada, la gran monta?a del Annapurna, que se ofrece con igual gran peligrosidad en el ascenso que en el descenso.
La coronaci¨®n de Oh Eun-sun zanja otro de los d¨¦bitos del himalayismo. Pugnaban Edurne Pasaban y ella por la entronaci¨®n femenina y gan¨® la surcoreana, al margen de las dudas que ha generado su discutida ascensi¨®n al Kachenjunga, donde no est¨¢ claro si subi¨® o se qued¨® en la antecima. Se decidir¨¢ con el tiempo, con mucho tiempo. Quiz¨¢s, cuando ya no valga para nada.
Mientras tanto, Pasaban espera que cambien las condiciones meteorol¨®gicas para asaltar el Sisha Pangma y ser, de momento, la segunda mujer en hollar los 14 ochomiles. La espa?ola, que hab¨ªa denunciado a su rival por la dudosa fiabilidad de algunos de sus logros, felicit¨® ayer a Oh en un ejercicio de fair play en tanto las autoridades espirituales del Himalaya dictaminan qui¨¦n gan¨® la carrera. "Desde aqu¨ª
[campo base del Sisha Pangma] les queremos felicitar a todos ellos. S¨®lo quiero decirles, ahora que estar¨¢n descendiendo, que vayan con mucho cuidado", expres¨® ayer Pasaban tras enterarse de que su competidora hab¨ªa hecho cumbre en el Annapurna y concluido, por tanto, el desaf¨ªo.
?Y la monta?a, qu¨¦? El debate est¨¢ abierto desde hace tiempo. ?Es bueno o es malo para la monta?a? "No hay que negar que subir un ochomil exige un esfuerzo supremo en un terreno peligroso", afirma el alpinista Juanjo San Sebasti¨¢n. "Adem¨¢s, tiene un valor a?adido: uno asciende las m¨¢s bellas monta?as de la tierra. Pero lo cierto es que desde que lo consigui¨® Messner [1986], sin patrocinadores por cierto, nadie en el siglo XXI ha mejorado lo que se hac¨ªa en los a?os 50", asegura.
Cambia el medio, el inter¨¦s, la emotividad, pero "lo cierto es que los mejores del monta?ismo mundial no est¨¢n en esta carrera", afirma Eneko Pou, que no quiere minusvalorar el logro obtenido por Oh y, en breve seguramente, por Pasaban, su amiga, pero si clasificar los distintos retos de la monta?a.
El Annapurna, la monta?a sagrada, la m¨¢s temida, de pronto se empieza a vaciar de exploradores. Al menos, 20 alpinistas buscaban ayer su cabeza por distintos motivos. Entre ellos, un rumano, Horia Colisabanu, que pis¨® su cumbre tras haber vivido dos a?os antes una tragedia singular. ?l iba junto a la expedici¨®n del navarro I?aki Ochoa de Olza, que acab¨® dejando la vida en la sacralidad de esa monta?a maldita. Con pocos medios, casi con lo puesto, Horia entreg¨® hasta el pen¨²ltimo aliento para salvar la vida de su amigo, que boqueba en la roca. S¨®lo cuando ya no pudo m¨¢s tuvo que descender para que no murieran los dos a indicaci¨®n de I?aki. Dos a?os despu¨¦s, Horia ha coronado el Annapurna. Venganza contra la pared y homenaje a su amigo muerto. Otra carrera.
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