Entre todos la mataron...
...y ella sola se muri¨®. El dicho se refiere a Grecia. Y sobre todo, a lo que puede suceder con la moneda ¨²nica. El euro no resistir¨¢ inc¨®lume dos tormentas como ¨¦sta.
El peor augurio en el trato dispensado por los europeos (o sea, Alemania y Holanda, flanqueadas por el silencio de los corderos del resto) al caso griego es el manejo del tempo. Llevan siete meses discutiendo desde que apareci¨® el asunto. Y cuatro desde que estall¨® como problema. !Cuatro meses para sajar (a¨²n no lo logran) una crisis en la deuda que amenaza convertirse en tormenta monetaria! ?sto es como si a Jos¨¦ Tom¨¢s no le hubieran ni tocado las arterias en Aguascalientes y le hubiesen devuelto a Espa?a para operarle.
El contribuyente paga por culpa de los 'falsos acreedores' que asocian a Espa?a con Grecia
Manejan una crisis monetaria como si fuese el parsimonioso dise?o de una pir¨¢mide; relegan el problema de la divisa a mero trasunto presupuestario; se refocilan en la rebeli¨®n social vecina como un ¨¦xtasis para los electores propios; incumplen el tratado que les obliga a considerar sus pol¨ªticas econ¨®micas como "una cuesti¨®n de inter¨¦s com¨²n" (art.121) y s¨®lo olfatean, suicidas, el rendimiento electoral dom¨¦stico a cort¨ªsimo plazo.
Como si no fuera con ellos. ?Hasta que el drama acabe en tragedia?
?Por qu¨¦ act¨²an as¨ª? Arriesguemos una respuesta. Igual que existe el riesgo moral que aconseja calibrar bien las ayudas p¨²blicas que puedan premiar las malas conductas, y pues, incentivarlas, existe la hipocres¨ªa moral propia del falso acreedor. Es quien tira la primera piedra (o regatea el primer apoyo), porque se cree legitimado para ello: se autoconsidera err¨®neamente libre de pecado.
Pues nadie lo est¨¢ para apedrear a Atenas y al euro. Porque ninguno de los 16 socios del Eurogrupo cumple hoy los criterios de Maastricht que s¨ª cumpl¨ªan cuando pasaron el examen de acceso a la uni¨®n monetaria, la mayor¨ªa en 1998.
Todos desbordan los dos requisitos clave, que son los presupuestarios, los techos de d¨¦ficit (3% del PIB) y de deuda (60%), salvo Luxemburgo y Finlandia que incumplen la, tambi¨¦n requerida, estabilidad de precios. Claro que en muy distintos grados y a lo largo de per¨ªodos distintos. No es lo mismo incumplir bajo crisis que en fase de bonanza. El propio Pacto de Estabilidad que desarrolla esos criterios permite superar los topes en casos de aguda recesi¨®n.
Ahora bien, si lo que est¨¢ en juego es el principio de la ortodoxia fiscal, a la que convendr¨ªa volver de estampida como reclama Berl¨ªn cada segundo, nadie puede dar muchas lecciones a nadie. De hecho, a petici¨®n de la misma parte, tanto el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, como el comisario Olli Rehn, se han comprometido a presentar propuestas para endurecer el compromiso de estabilidad. Rompuy debe formularlas antes de acabar el a?o. Rehn, el pr¨®ximo d¨ªa 12, aunque ya adelant¨® una en el ¨²ltimo y alicorto Ecofin: que Bruselas someta a una suerte de censura previa los presupuestos de cada Estado miembro.
El paquete resultante debe ser equilibrado, pues el equilibrio es la marca de f¨¢brica de la UE. Si se refuerzan la ortodoxia y las sanciones, deben reforzarse tambi¨¦n los instrumentos de solidaridad: !qu¨¦ r¨¢pido se ha olvidado la idea de un FME! Pero ?c¨®mo debe endurecerse el Pacto? Tambi¨¦n debiera hacerse con equidad. Los think tanks norte?os multiplicar¨¢n propuestas para apretar los tornillos a los morenos/importadores/mediocres. Desl¨ªcese pues una idea compensatoria que ate corto tambi¨¦n a los rubios/exportadores/pr¨®speros: anular la reforma que suaviz¨® el Pacto en 2005, cuando quienes lo incumpl¨ªan eran Francia y Alemania y pidieron ese ba?o de ¨¢rnica.
Eso implica abolir, enterito, el art¨ªculo 3 del Reglamento 1056/2005, que, entre otras cosas, da casi patente de corso para no ser sancionado por d¨¦ficit excesivo a quien tenga un mayor "potencial de crecimiento"; a quien descuelle en "fomentar la I+D+I"; y a quien m¨¢s "esfuerzos presupuestarios" dedica a "la unificaci¨®n de Europa"... Adivinen pues, a qui¨¦n.
Una ¨²ltima adivinanza relacionada con falsos acreedores. ?Qui¨¦nes son los dos conciudadanos que vienen insistiendo en identificar a Espa?a con Grecia para poner al Gobierno en aprietos? Su contribuci¨®n para formar criterio catastrofista a las agencias de calificaci¨®n es inestimable. Con la decisi¨®n de S&P de ayer, tal aportaci¨®n ya cuesta dinero concreto a cada contribuyente espa?ol. Dos pistas: no son economistas. Y se definen como patriotas.
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