Patinazo de Brown en v¨ªsperas del crucial debate econ¨®mico
El l¨ªder laborista desprecia a una votante cuando cre¨ªa apagado su micr¨®fono
Gordon Brown, que no anda precisamente sobrado de votos y de imagen, se dispar¨® ayer un tiro en el pie en v¨ªsperas del crucial debate televisado de esta noche, consagrado a la econom¨ªa. El primer ministro defini¨® como bigoted -apelativo despectivo que se aplica a una persona intolerante o guiada por prejuicios- a una abuela con la que hab¨ªa tenido un tenso pero correcto intercambio de opiniones sobre inmigraci¨®n, la crisis econ¨®mica y los problemas de seguridad en su barrio, cerca de Rochdale, al norte de Manchester.
Brown se disculp¨® de inmediato en una entrevista radiof¨®nica, pero su imagen, ocultando el rostro pensativo mientras escuchaba las palabras que ¨¦l mismo hab¨ªa pronunciado, era la de un hombre derrotado. Luego pas¨® tres cuartos de hora disculp¨¢ndose personalmente en casa de la mujer, Gillian Duffy, una viuda de 66 a?os votante laborista de toda la vida. Al salir -significativamente, solo, sin la mujer- Brown se declar¨® "mortificado" y "pecador arrepentido", pero su espectacular pifia acapar¨® los informativos y vuelve a plantear serias dudas sobre su car¨¢cter cuando los laboristas m¨¢s necesitan que la campa?a deje de centrarse en la personalidad de los candidatos a primer ministro.
"Era una mujer intolerante que dice que era laborista", afirm¨® el dirigente
Los tres candidatos llegan hoy al tercer debate con una marcada ansiedad
El l¨ªder laborista hizo estos comentarios al hablar con un ayudante nada m¨¢s entrar en su coche, sin percatarse de que el micr¨®fono de su solapa estaba abierto y la conversaci¨®n se estaba grabando. Lo m¨¢s curioso es que Brown hab¨ªa hecho un buen papel en su discusi¨®n con la se?ora Duffy, que pareci¨® apreciar sus comentarios y declar¨® a la prensa que pensaba seguir votando a los laboristas y que esperaba que siguiera siendo primer ministro. Al enterarse de los comentarios cambi¨® de opini¨®n: "No pienso votarles", dijo, pregunt¨¢ndose: "?Por qu¨¦ lo que he dicho le hace pensar que soy una intolerante?". Muchos votantes probablemente tambi¨¦n se lo preguntaron.
La se?ora Duffy le hab¨ªa echado en cara que la deuda del Estado es muy alta, que eso obligar¨¢ a recortar el gasto p¨²blico y podr¨ªa acabar afectando a la educaci¨®n de sus nietos, y que hab¨ªa muchos trabajadores de Europa del Este. Brown se despidi¨® de ella entre risas y declar¨¢ndose encantado de haberla conocido.
Pero nada m¨¢s entrar en el coche, m¨¢s apesadumbrado que presa de la ira, le coment¨® a su ayudante: "Todo esto ha sido un desastre; nunca me ten¨ªan que haber puesto enfrente de esa mujer. ?De qui¨¦n ha sido la idea? De Sue, creo. Es simplemente rid¨ªculo". Cuando el ayudante le pregunta qu¨¦ ha dicho la mujer, responde: "De todo. Era una mujer intolerante que dice que era laborista".
La metedura de pata de Gordon Brown, incomparablemente m¨¢s da?ina que el cruce de palabras de la v¨ªspera entre el conservador David Cameron y el padre de un ni?o discapacitado, llega en el peor momento para los laboristas en unas elecciones en las que hay un porcentaje de indecisos. Las ¨²ltimas encuestas arrojan datos no siempre homog¨¦neos, pero marcan un s¨®lido y creciente liderazgo de los conservadores y un apretado mano a mano entre laboristas y liberales-dem¨®cratas por la segunda plaza.
Y, sobre todo, se ha producido en v¨ªsperas del importante debate electoral de esta noche. Tercero y ¨²ltimo de la campa?a, est¨¢ consagrado al tema que en teor¨ªa tendr¨ªa que haber dominado la campa?a: las propuestas de los tres grandes partidos para consolidar la salida de la crisis econ¨®mica y sanear las cuentas p¨²blicas.
Los tres l¨ªderes llegan al debate con una marcada ansiedad, aunque por motivos distintos. Cameron, tras su pobre impresi¨®n en el primer debate, se ha ido recuperando y busca consolidar su ventaja para lograr, al menos, un resultado que le permita gobernar, aunque sea en minor¨ªa. Mantiene la ambici¨®n, todav¨ªa, de acabar logrando la mayor¨ªa absoluta.
Acosado por sus problemas de imagen y las malas encuestas, Brown tiene en la econom¨ªa la ¨²ltima oportunidad de evitar una debacle: su objetivo es que los laboristas alcancen el 30%, superen a los liberales y aprovechen las ventajas que les da el sistema electoral para superar en esca?os a los tories y estar as¨ª en condiciones de llegar a un pacto de Gobierno con los liberales-dem¨®cratas.
Nick Clegg tiene ante s¨ª la presi¨®n de mantener las expectativas que gener¨® en el primer debate y evitar que su ¨¦xito acabe convirti¨¦ndose en una burbuja que podr¨ªa explotar el 6 de mayo. Las encuestas subrayan que el de los liberales-dem¨®cratas es el voto m¨¢s vol¨¢til. Su objetivo es tambi¨¦n rondar el 30% y quedar segundo, con lo que se considerar¨ªa legitimado para reclamar la reforma del sistema electoral que tanto penaliza a su partido. Y, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s reclamar para s¨ª mismo el cargo de primer ministro aunque sea el partido con menos esca?os de los tres.
Tras el duro informe del martes del Instituto de Estudios Fiscales, los tres se van a ver presionados por el p¨²blico asistente para que expliquen qu¨¦ gastos piensan recortar y qu¨¦ impuestos van a subir para reducir el gigantesco d¨¦ficit de las cuentas p¨²blicas brit¨¢nicas.
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