Las amistades libias de El Tunecino
Abu Abdullah al Sadeq, el hasta hace poco jefe supremo del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio (GICL), reconoce sus relaciones con el que fuera cabecilla de la c¨¦lula que prepar¨® y ejecut¨® los atentados del 11-M
El pasado 24 de marzo, en Tr¨ªpoli, tuve ocasi¨®n de mantener una entrevista privada con Abu Abdullah al Sadeq, el hasta hace muy poco emir o jefe supremo del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio (GICL), una organizaci¨®n terrorista formada a mediados de la d¨¦cada de los noventa del pasado siglo y despu¨¦s asociada con Al Qaeda. Entre otras cosas -enseguida dir¨¦ por qu¨¦- hablamos sobre Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. Es decir, sobre quien fuera cabecilla de la c¨¦lula operativa que prepar¨® y ejecut¨® los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y algo m¨¢s de tres semanas despu¨¦s, concretamente el 3 de abril, llevase a cabo, junto a otros componentes de la misma, un acto de terrorismo suicida en Legan¨¦s, episodio del cual se acaban de cumplir seis a?os.
El Tunecino llam¨® por tel¨¦fono a Londres a un miembro del GICL antes de suicidarse en Legan¨¦s
A¨²n hay quienes siguen hablando del 11-M como si hubiera sido cosa de una c¨¦lula local
Anochec¨ªa y los responsables de la fundaci¨®n que preside Saif al Islam Gadafi, segundo de los hijos varones del aut¨®crata mandatario de Libia y m¨¢s que supuesto aspirante a su futura sucesi¨®n, a instancias de la cual llevaba yo varios d¨ªas en el pa¨ªs -pese a que sus fronteras permanec¨ªan infranqueables para ciudadanos europeos con pasaporte de alg¨²n Estado integrado en el llamado espacio Schengen-, para tomar parte en un seminario sobre desradicalizaci¨®n de terroristas, se apresuraron a confirmarme que Abu Abdullah al Sadeq esperaba en casa de unos familiares, en una barriada popular de la capital norteafricana. En realidad, Abu Abdullah al Sadeq es el sobrenombre con el que se ha venido conociendo a Abd al Hakim Belhajj en su prolongada condici¨®n de m¨¢ximo dirigente del GICL.
A finales de 2007, una parte de los miembros de este grupo decidieron fusionarse con Al Qaeda. Se trataba sobre todo de militantes que desde hace tiempo se encontraban en las zonas tribales de Pakist¨¢n y estrechamente vinculados a dicha estructura terrorista. Pero una sustanciosa parte del resto opt¨® por hacerlo desaparecer en la pr¨¢ctica a lo largo de 2009, despu¨¦s de un complicado proceso de negociaci¨®n entre sus responsables presos o en el exilio y las autoridades libias que se prolong¨® durante casi tres a?os. El propio Abu Abdullah al Sadeq hab¨ªa sido excarcelado por eso mismo el d¨ªa anterior a nuestro encuentro, junto a otros destacados antiguos integrantes del directorio del GICL entre los cuales estaba tambi¨¦n el segundo en la jerarqu¨ªa del mismo, Khalid al Sharif y su principal ide¨®logo, Sami al Saadi.
Con Abu Abdullah al Sadeq cab¨ªa hablar de su trayectoria en el GICL o la decisi¨®n de abandonar la yihad terrorista contra el r¨¦gimen libio tras involucrarse, al igual que decenas de los correligionarios que estuvieron a sus ¨®rdenes, en un denominado programa de di¨¢logo y reconciliaci¨®n puesto en marcha a inicios de 2007 por las autoridades de Tr¨ªpoli. Pero hab¨ªa un asunto que adquir¨ªa especial inter¨¦s desde una perspectiva espa?ola y reverberaba en mi cabeza mientras era conducido a la entrevista, en compa?¨ªa de Rohan Gunaratna, director del Centro de Investigaci¨®n sobre Violencia Pol¨ªtica y Terrorismo de Singapur. Y es que, como recoge el sumario incoado en la Audiencia Nacional por los atentados del 11-M, exist¨ªan indicios de un v¨ªnculo entre Abu Abdullah al Sadeq y Serhane ben Abdelmajid Fakhet.
Cuando, ya en casa de sus hermanos, surgi¨® la ocasi¨®n de inquirir al que fuera emir del GICL sobre ese v¨ªnculo, su primera reacci¨®n, a trav¨¦s del int¨¦rprete que traduc¨ªa del ¨¢rabe al ingl¨¦s y viceversa, fue negar que conociese a El Tunecino. Pero, al insistir en ello -hab¨ªa motivos para hacerlo-, Abu Abdullah al Sadeq, a buen seguro que consciente ya de los t¨¦rminos espec¨ªficos de mi pregunta, admiti¨® que s¨ª, que conoc¨ªa a Sernane ben Abdelmajid Fakhet. Entonces a?adi¨®, esta vez directamente en ingl¨¦s, idioma que no le es del todo extra?o: "No era miembro de nuestro grupo". Al pedirle que me dijese de qu¨¦ lo conoc¨ªa, admiti¨®, ahora a trav¨¦s del int¨¦rprete, que con El Tunecino ten¨ªa "relaciones sociales". L¨¢stima que Abu Abdullah al Sadeq no quisiese continuar la conversaci¨®n y se excusara.
Desde luego, preguntar a Abu Abdullah al Sadeq por su relaci¨®n con Serhane ben Abdelmajid Fakhet no era inocente. Existe un informe policial, elaborado con contribuciones de distintos servicios de seguridad extranjeros, incluido en la documentaci¨®n judicial del 11-M, en el que se sustancia informaci¨®n referida a comunicaciones mantenidas a trav¨¦s de tel¨¦fonos m¨®viles, unas semanas antes de aquella infame fecha, entre El Tunecino y el entonces emir del GICL. ?ste se hallaba en aquellos momentos en el Este de Asia, donde ser¨ªa detenido y finalmente entregado a las autoridades libias. El hecho de que haya reconocido su relaci¨®n con el que fue cabecilla de la c¨¦lula que perpetr¨® los atentados de Madrid concede valor a?adido a ese dato, pero es adem¨¢s significativo por otras razones.
Por una parte, confirma a¨²n m¨¢s -si cabe- que los terroristas del 11-M, lejos de constituir una c¨¦lula independiente, ten¨ªan importantes e incluso decisivas conexiones internacionales. La propia sentencia por los atentados de Madrid puso claramente de manifiesto que dichas conexiones exist¨ªan respecto al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª (GICM). M¨¢s recientemente he podido revelar los v¨ªnculos entre destacados miembros de la red terrorista del 11-M, incluido el propio Serhane ben Abdelmajid Fakhet, y el mando de operaciones externas de Al Qaeda en Pakist¨¢n, a trav¨¦s de Amer el Azizi (v¨¦ase EL PA?S, 17 de diciembre de 2009 y 11 de marzo de 2010). Ahora, es el propio l¨ªder del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio quien confirma sus relaciones con El Tunecino.
Por otra parte, esta misma confirmaci¨®n invita a revisar las relaciones del GICL, o de algunos de sus m¨¢s relevantes integrantes, con la red terrorista del 11-M. El propio Amer el Azizi permaneci¨® durante la primera mitad de 2001 en el campo de entrenamiento M¨¢rtir Aby Yayhya, que el GICL ten¨ªa unos 20 kil¨®metros al norte de Kabul, en Afganist¨¢n, lo que consolid¨® sus lig¨¢menes con dicha organizaci¨®n y con el GICM. En segundo lugar, fue un prominente miembro de aquella, Malek el Andalusi, quien orden¨® a Mustafa Maymouni establecer una c¨¦lula terrorista en Madrid en 2002, despu¨¦s de que delegados del GICL, del GICM y de su entidad an¨¢loga tunecina acordaran en Estambul, en febrero de ese a?o, llevar a cabo actos de yihad en pa¨ªses de los que procedieran o donde residieran sus miembros.
Por si fuese poco, el propio Mustafa Maymouni cas¨® a dos de sus hermanas, respectivamente, con Serhane ben Abdelmajid Fakhet, el cabecilla de la c¨¦lula operativa de los atentados de Madrid, y con Ziyad al Hashim, tambi¨¦n conocido como Imad al Libi, un destacado miembro del GICL. M¨¢s todav¨ªa: en Tr¨ªpoli pude asimismo confirmar, durante una conversaci¨®n mantenida en la tarde del 23 de marzo con Noman Benotman, antiguo mando operativo de dicho grupo, que El Tunecino, minutos antes de suicidarse en Legan¨¦s, contact¨® por tel¨¦fono con otro destacado miembro de la misma organizaci¨®n que se encontraba en Londres. Algo suficientemente importante ten¨ªa que transmitir Serhane ben Abdelmajid Fakhet a este ¨²ltimo, quien posteriormente dijo a mi interlocutor que hab¨ªan hablado de "negocios".
En suma, la interacci¨®n entre notorios miembros del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio y al menos dos de los individuos que desempe?aron papeles fundamentales en la red terrorista que perpetr¨® los atentados del 11-M es manifiesta desde el origen de esta ¨²ltima en la segunda mitad de 2002 hasta su desaparici¨®n efectiva con el episodio suicida que siete de sus miembros llevaron a cabo en abril de 2004, hace seis a?os. Esta conexi¨®n se a?ade a las del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª y el mando de operaciones externas de Al Qaeda. Pese a todo, a¨²n hay quienes contin¨²an hablando de los atentados de Madrid como si hubieran sido cosa de una c¨¦lula local independiente o carente de nexo alguno con la urdimbre internacional del terrorismo yihadista. No ser¨¢ porque falte evidencia de lo contrario.
Fernando Reinares es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano.
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