Venecia

El escritor brit¨¢nico Geoff Dyer acaba de presentar en Espa?a su m¨¢s que deliciosa novela Amor en Venecia, muerte en Benar¨¦s (Mondadori). Dyer sit¨²a toda la trama de la primera parte en el t¨®rrido mes de junio de 2003, en el que la ciudad de la laguna estaba tomada por la ¨¦lite mundial del arte, prestos todos a acudir a las mil y una inauguraciones de la Bienal de Arte. El afortunado protagonista, un mediocre periodista free-lance brit¨¢nico, odia el arte del que vive; pero, aunque se ceba con gusto en la cr¨ªtica ¨¢cida y a veces l¨²cida de las obras que all¨ª encuentra, se lo pasa de lo m¨¢s bien asistiendo a todas las fiestas que se le ponen por delante. Sin hablar del t¨®rrido y sensual romance con una hermosa galerista americana que har¨ªa poner los dientes largos incluso al le¨®n de la plaza de San Marco.

Aunque mezcla obras de distintas bienales (lo reconoce) y es evidente que el autor se ha otorgado m¨¢s de una licencia literaria, la reflexi¨®n sobre el ambiente art¨ªstico de estos eventos es interesante. Y l¨²cida. Venecia es el gran escaparate del poder y del dinero. Tambi¨¦n del arte del momento, aunque a veces resulte dif¨ªcil, por no decir imposible, no s¨®lo separar el grano de la paja, sino tambi¨¦n llegar a encontrar trigo en un entorno de prisas, glamour, vaporettos y espect¨¢culo. Cuando se consigue, sin embargo, las harinas resultantes dan un pan que alimenta el esp¨ªritu y los recuerdos durante mucho tiempo.

En fin, que en busca de estos granos anda ahora el jurado elegido por el Institut Ramon Llull para escoger el proyecto del nuevo pabell¨®n de Catalu?a y Baleares que acudir¨¢ a la bienal de 2011. S¨®lo repite Vicent Todol¨ª, que preside un comit¨¦ integrado por Bartomeu Mar¨ª, Cristina Ros, Joan Fontcuberta, Laurence Rassel y los artistas David Bestu¨¦ y Marc Vives. Ahora est¨¢n pensado las bases de la convocatoria y cu¨¢l ser¨¢ el tipo de proyecto que podr¨¢ optar al pabell¨®n. En la anterior edici¨®n se apost¨® por una l¨ªnea conceptual sin concesiones a la galer¨ªa. El resultado fue bueno, cierto, pero alejado de lo que se "lleva" en Venecia. Veremos si ahora se toman antes un bellini y aceptan el espect¨¢culo.