Los 'camisas rojas' de Tailandia piden protecci¨®n a la UE
Los partidarios del Gobierno tambi¨¦n salen a la calle y piden ayuda al Ej¨¦rcito
El centro de mando del campamento de los camisas rojas era ayer un hervidero. Los l¨ªderes de los miles de manifestantes, que desde hace semanas ocupan varios kil¨®metros del barrio comercial de Bangkok para pedir la disoluci¨®n del Parlamento y la convocatoria de elecciones, entraban y sal¨ªan continuamente. Hab¨ªan decidido internacionalizar el conflicto e incrementar la presi¨®n sobre el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, a quien acusan de haber llegado al poder de forma ileg¨ªtima.
El Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura, que engloba a los rojos, pidi¨® a la UE que env¨ªe observadores para impedir una represi¨®n militar de las protestas que han dejado desde marzo 27 muertos y m¨¢s de 900 heridos. "Ante la amenaza de los tanques y un inminente ba?o de sangre, solicitamos ayuda para evitar una cat¨¢strofe de derechos humanos", dice la carta dirigida al representante europeo en Bangkok, David Lipman. Este se reuni¨® brevemente con los dirigentes rojos y pidi¨® "un di¨¢logo constructivo y una soluci¨®n negociada a la crisis pol¨ªtica". El Gobierno rechaz¨® la iniciativa: "No hay necesidad de que la comunidad internacional intervenga", dijo Kasit Piromya, ministro de Exteriores, "tenemos la situaci¨®n bajo control, y es un asunto interno".
"Desde el golpe de Estado de 2006 [en el que fue depuesto Thaksin Shinawatra], el sistema democr¨¢tico y todas sus instituciones, como la justicia, han sido distorsionados", dice Weng Tohjiirakarn, uno de los l¨ªderes de los camisas rojas. "Ofrecimos como compromiso la disoluci¨®n del Parlamento en 30 d¨ªas y la celebraci¨®n de elecciones en dos meses. Que Abhisit se presente y si las gana lo aceptaremos. Pero lo ha rechazado y opta por la guerra".
La situaci¨®n sigue tensa. Miles de soldados y polic¨ªas est¨¢n desplegados en las calles y los camisas rojas montan guardia tras las barricadas de su fortaleza dispuestos a rechazar un posible asalto.
La volatilidad aument¨® ayer, cuando los camisas amarillas, partidarios del Gobierno, se echaron a la calle por primera vez desde el comienzo de las manifestaciones rojas para pedir una intervenci¨®n del Ej¨¦rcito.
Los camisas amarillas -Alianza del Pueblo para la Democracia- realizaron concentraciones frente a varias bases militares del pa¨ªs. En Bangkok, un millar se congreg¨® ante el Regimiento de Infanter¨ªa n¨²mero 11, donde se han instalado Abhisit y su Gabinete.
Los amarillos -entre ellos est¨¢ la ¨¦lite empresarial y administrativa- acusaron al primer ministro de ser incapaz de hacer cumplir la ley, lo que ha conducido "a un vac¨ªo de poder y al desorden", seg¨²n se?ala la petici¨®n que entregaron a algunos representantes del Ejecutivo y del Ej¨¦rcito. "La crisis ha alcanzado un punto cr¨ªtico y ha da?ado la econom¨ªa y la sociedad. Nos gustar¨ªa ver a los bravos soldados ayudarnos a poner fin a esta actividad ilegal".
No es tan simple. Miles de personas est¨¢n acampadas tras las barricadas dispuestas a rechazar con palos y piedras todo asalto. Entre ellos hay mujeres, ni?os, ancianos y monjes y se sospecha que tambi¨¦n ex soldados; una intervenci¨®n armada podr¨ªa desembocar en una matanza.
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