H¨¦roes de mayo
El 2 de mayo de 1808 el pueblo se ech¨® a la calle y los h¨¦roes cayeron como moscas. En realidad, la plebe no sab¨ªa muy bien de qu¨¦ iba la vaina. Los madrile?os fueron azuzados y enga?ados por los inquisidores y el sector m¨¢s cavern¨ªcola de la sociedad, que tem¨ªa quedar sin sus privilegios a manos de Jos¨¦ Bonaparte y la Ilustraci¨®n. El siglo XIX, seguramente el m¨¢s tr¨¢gico y convulso de nuestra historia, comenzaba con sangre inocente para defender a los dos monarcas m¨¢s impresentables que ha tenido en Espa?a. El 2 de mayo debiera llamarse el d¨ªa de los santos inocentes. Fue el d¨ªa que nuestro pa¨ªs perdi¨® uno de los trenes m¨¢s importantes de su historia. Hubo otros muchos h¨¦roes que los manuales se han encargado de difuminar: la libertad, la Ilustraci¨®n, la raz¨®n y el patriotismo inteligente, que fueron perseguidos con sa?a durante todo el siglo en cuanto Bonaparte sali¨® de Espa?a. Entonces comenz¨® ese reincidente exilio que hemos sufrido durante tantos a?os y que ha durado hasta la llegada de la democracia en 1976. Lo que los absolutistas llamaban afrancesamiento no era otra cosa que una espa?olizaci¨®n razonable al margen de caciques, nigromantes, ladrones, beater¨ªa barata, ignorancia, nepotismo, sacrist¨ªas asilvestradas y prohombres de pacotilla que todav¨ªa acechan desde sus atalayas cualquier descuido de la democracia.
El 2 de mayo es un buen d¨ªa para honrar a las numerosas instituciones y personas que surgieron en contra de reyes corruptos y gobernantes jur¨¢sicos. Entre esas instituciones est¨¢ la masoner¨ªa, que nos lleg¨® de Francia, precisamente. Uno de los grandes testigos del levantamiento popular frente a los galos fue el pintor Francisco de Goya, que se hizo luego mas¨®n y muri¨® en Francia en el exilio, cosa que intentan pasar en el olvido los manuales perversos.
Los masones han colaborado eficazmente a la modernizaci¨®n de Espa?a. Por eso resulta inaceptable la antimasoner¨ªa del franquismo y sus secuaces. Por cierto, Franco pretendi¨® ser mas¨®n, pero no lo admitieron, al contrario que a su hermano Ram¨®n, el aviador republicano. Por eso no existe en Madrid una calle o plaza dedicada al m¨ªtico aviador hermano del dictador. A pesar de que han pasado 202 a?os desde entonces, es una r¨¦mora inquietante que todav¨ªa sigamos en las mismas. A Madrid, y a Espa?a, le sigue haciendo falta Erasmo, Tom¨¢s Moro, Diderot, D'Alambert, Rousseau, Voltaire y toda la panda de los librepensadores. Eso por no citar a alguno de los nuestros: el padre Feijoo, los hermanos Morat¨ªn y otras grandes personalidades de nuestra cultura liberal.
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