Humillaci¨®n griega, altivez alemana
La UE, y m¨¢s en particular Alemania, est¨¢n queriendo enfocar la soluci¨®n al problema financiero griego de forma ejemplarizante. Es decir, como un escarmiento y un aviso a otros pa¨ªses con problemas fiscales, o susceptibles de tenerlos, de forma que viendo las barbas del vecino griego cortar, pongan las suyas a remojar.
Angela Merkel est¨¢ escenificando la ayuda a Grecia utilizando los tres elementos b¨¢sicos del teatro tr¨¢gico griego. En primer lugar, trata de dejar claro la "hubris", la "soberbia" o "malversaci¨®n", griega de atreverse a romper las leyes "divinas" del euro, que proh¨ªben el endeudamiento excesivo. En segundo lugar, aparece la "n¨¦mesis", el castigo de tres a?os de penalidades que se le quiere infligir. Por ¨²ltimo, est¨¢ la "catarsis", la purificaci¨®n que experimentan los espectadores que asisten a la escenificaci¨®n con sentimientos ambivalentes de piedad y temor por el escarmiento, que ha de servirles para volver al camino de la virtud.
La medicina que propone Alemania empobrecer¨¢ a Grecia y, al hacerlo, tambi¨¦n al resto de Europa
No es nunca recomendable enfocar un problema econ¨®mico como una cuesti¨®n moral. Y mucho menos teatralizarla. En este caso, al hacerlo, una arrogante y altiva Alemania no s¨®lo est¨¢ humillando a un Gobierno, sino a toda una naci¨®n. Y quien mejor deber¨ªa saber que no se puede humillar a todo un pa¨ªs es la propia Alemania, humillada a su vez por los vencedores de la I Guerra Mundial conden¨¢ndola a pagar todos los costes de una guerra provocada no por sus ciudadanos, sino por los delirios de sus ¨¦lites. Esa humillaci¨®n dio alas al nazismo, que busc¨® en la exacerbaci¨®n del patriotismo nacionalista el camino para curar esa humillaci¨®n. Lo que, finalmente, llev¨® a la II Guerra Mundial.
?Por qu¨¦ Merkel adopta este enfoque moral? Una explicaci¨®n ser¨ªa exigir responsabilidad a aquel al que vas a ayudar con el dinero de tus contribuyentes. Pero, ?por qu¨¦ ser tan exigente con un pa¨ªs en apuros que necesita unas cuantas decenas de miles de millones de euros y tan poco con los banqueros negligentes y defraudadores que han recibido cientos de miles sin castigo ninguno?
Hay algo intrigante en esta conducta. Algo que tiene que ver con lo que est¨¢ ocurriendo en el interior de Alemania. Est¨¢ replegando de nuevo sobre s¨ª misma, y renacionalizando la idea europea. En ese repliegue est¨¢ volviendo a la vieja idea del soci¨®logo alem¨¢n del siglo pasado Max Weber sobre la ¨¦tica protestante y el esp¨ªritu del capitalismo. Por un lado, los europeos del norte, protestantes, laboriosos, disciplinados y austeros. Por otro, los del sur (incluyendo ahora a Irlanda), cat¨®licos, indisciplinados y manirrotos. Es una tesis falaz, sin fundamento real, pero influyente.
Desde Alemania se quiere ahora transmitir la idea de que los problemas financieros de los PIIGS (acr¨®nimo de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y Espa?a, pero tambi¨¦n 'cerdo' en ingl¨¦s) son debidos a su falta de disciplina fiscal. Pero eso no es cierto. Puede valer parcialmente para Grecia (sin olvidar que en el encubrimiento de su lenidad fiscal cont¨® con el "colaborador necesario" que fue la propia banca alemana). Pero de ning¨²n modo alguno para Irlanda, Espa?a o Italia, que han tenido super¨¢vits, y en el caso de Espa?a, un baj¨ªsimo nivel de deuda p¨²blica en relaci¨®n con su PIB.
Si no ha sido el despilfarro previo de los Gobiernos, ?cu¨¢l es la causa de fondo que provoca la situaci¨®n de urgencia financiera con la que nos enfrentamos? La gran recesi¨®n, provocada a su vez por la crisis financiera. Los d¨¦ficits p¨²blicos no son la causa de la crisis, sino su consecuencia. Es importante tenerlo en cuenta, porque si no, la medicina ser¨¢ equivocada.
Al confundir causas con consecuencias, Alemania propone para Grecia una medicina que la empobrecer¨¢ durante al menos una generaci¨®n. Y al hacerlo empobrece tambi¨¦n al resto de Europa, y a s¨ª misma. Es como escupir al cielo.
D¨¦jenme citar una frase del gran economista brit¨¢nico John Maynar Keynes en un op¨²sculo escrito en 1919, que merece ser vuelto a leer, sobre Las consecuencias econ¨®micas de la paz que se derivaban del Tratado de Versalles, que, como dije, humillaba a Alemania. "Si lo que nos proponemos es que, por lo menos durante una generaci¨®n, Alemania no pueda adquirir siquiera una mediana prosperidad; (...) si deseamos que, a?o tras a?o, sea empobrecida y sus hijos se mueran de hambre y enfermen, y que est¨¦ rodeada de enemigos, entonces rechacemos todas las proposiciones generosas, y particularmente las que puedan ayudar a Alemania a recuperar una parte de su antigua prosperidad material. Si tal modo de estimar a las naciones y las relaciones de unas con otras fuera adoptado por las democracias de la Europa occidental, entonces, ?que el cielo nos salve a todos! Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa Central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardar¨¢" (tomo la cita de Internet).
Los soldados aliados que ocuparon Alemania al final de la II Guerra llevaban en sus mochilas -adem¨¢s de cigarrillos- dos cosas. Un "Plan Marshall", de ayuda, no de castigo y empobrecimiento. En segundo lugar, una nueva instituci¨®n de control de las cuentas alemanas, el Bundesbank. Eso es lo que ahora hay que hacer en Grecia. Ayudarla y exigir responsabilidad. Y controlar sus cuentas desde las nuevas instituciones europeas.
?Qu¨¦ ense?anzas ¨²tiles se pueden sacar de la tragedia griega actual y de la historia? Dos. La primera es que hay que exigir a Grecia, y a cualquier otro pa¨ªs, honestidad en las cifras sobre su d¨¦ficit. De lo contrario, la deuda es penalizada. La segunda es que la soluci¨®n que hay que dar a los d¨¦ficits p¨²blicos es el crecimiento, no la econom¨ªa de la miseria.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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