Dani y Jorge
En muchas ocasiones, los conflictos que existen entre dos individuos son consecuencia de terceras personas. Afortunadamente, las peloteras que han mantenido en los ¨²ltimos a?os Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa parecen estar completamente superadas por parte de ambos bandos, de modo que entre ellos s¨®lo queda ya la rivalidad deportiva que exhibieron ayer, en Jerez, y que tanto nos hace disfrutar a todos los amantes de las carreras de motos.
El incendio se origin¨® en 2005, cuando compet¨ªan en dos y medio y tuvieron varios encontronazos que hicieron saltar las chispas, m¨¢s entre el entorno que rodeaba a ambos corredores que entre ellos. Esas rencillas se mantuvieron con el paso de los a?os hasta que Lorenzo debut¨® en MotoGP, en 2008. A partir de entonces, el pique extradeportivo fue perdiendo temperatura a medida que pasaba el tiempo hasta llegar a la situaci¨®n actual, que podr¨ªamos considerar la normal entre dos rivales de una misma nacionalidad. El comportamiento que tuvieron ayer, durante la carrera, pero tambi¨¦n despu¨¦s de ella, demuestra que la relaci¨®n que hab¨ªa entre ellos ha cambiado. Es verdad que son dos personalidades completamente distintas, y s¨®lo hay que ver c¨®mo anda el uno y c¨®mo lo hace el otro para darse cuenta de ello. No se quieren, no son amigos y es probable que nunca lleguen a serlo, pero se respetan m¨¢s que nunca. En este Gran Premio, los dos pusieron lo que hay que poner para demostrar que uno quiere ganar una carrera. En el caso de Dani, los problemas que demuestra tener la Honda hacen que parezca que va mucho m¨¢s al l¨ªmite que Lorenzo, pero, en cualquier caso, ambos pertenecen al grupo de los cuatro alien¨ªgenas —as¨ª conocemos los anglosajones al grupo que forman ellos dos, m¨¢s Rossi y Stoner—.
Como les debi¨® de ocurrir a la mayor¨ªa de los moteros que vieron la carrera, hubo una maniobra que me teletransport¨® al pasado, exactamente a 2005, cuando, en este mismo escenario, Valentino Rossi ech¨® fuera de la pista a Sete Gibernau, en la ¨²ltima curva de la ¨²ltima vuelta, certificando de esa forma el inicio del final de la prosperidad deportiva del espa?ol. Lorenzo y Pedrosa se tocaron ayer en ese mismo punto, pero las circunstancias que les rodean a ellos son completamente distintas. En ese momento, Rossi no ten¨ªa respeto por Sete, y eso no ocurre entre Jorge y Dani, que son plenamente conscientes de lo bueno que es el otro. La ceremonia del podio de hace cinco a?os no tuvo nada que ver con la de ayer. Sete fundi¨® con la mirada a su oponente, ard¨ªa de rabia por dentro, mientras que Valentino sacaba pecho medio mof¨¢ndose. En esta ocasi¨®n, estoy seguro de que Dani tambi¨¦n estaba rabioso por no haber podido defender la victoria hasta el final, pero, a la vez, tambi¨¦n creo que sus ojos no transmit¨ªan ning¨²n resentimiento que fuera m¨¢s all¨¢ de lo meramente deportivo.
Recuerdo aquella vez, hace dos a?os, cuando el rey Juan Carlos les cogi¨® del brazo, justo antes de la ceremonia del podio, para que se dieran la mano. Los dos accedieron, ?t¨² dir¨¢s!, pero a la fuerza. Ayer, no s¨®lo se dieron la mano, sino que tambi¨¦n charlaron y se felicitaron. Como tiene que ser.
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