La modernidad ib¨¦rica

Mediante extensa documentaci¨®n, Suroeste abre el panorama de una amplia investigaci¨®n que dilucida las relaciones entre la modernidad art¨ªstica en Portugal y Espa?a, desde el simbolismo hasta la Guerra Civil. A partir de esta fecha, el autoritarismo de ambos Estados mediatizar¨ªa la comunicaci¨®n entre las dos culturas. Las relaciones entre los autores de ambos pa¨ªses no fueron lineales. Desentra?arlas exige una labor anal¨ªtica cuidadosa, como la que muestran los trabajos coordinados por Antonio S¨¢ez Delgado. En el ¨¢mbito literario cabe diferenciar un primer momento, simbolista, con especial relevancia de Eug¨¦nio de Castro y su correspondencia con Unamuno y Eugenio D'Ors. Destacan m¨¢s tarde los v¨ªnculos tendidos con Pessoa por los ultra¨ªstas andaluces (Adriano del Valle, Del Vando, Buend¨ªa). Pero en esos a?os la figura central es Ram¨®n G¨®mez de la Serna. Quiz¨¢ al principio, sus estancias en Portugal con Colombine respondieran a razones pol¨ªticas (ambos eran republicanos) y personales (all¨ª pod¨ªan vivir su romance sin el bisbiseo de los puritanos), pero pronto profundizan en los modos de vida de aquel pa¨ªs, valoran la obra de autores como S¨¢ Carneiro y aprecian las iniciativas pluridimensionales de Almada Negreiros. La relaci¨®n entre los intelectuales de ambos pa¨ªses se hace despu¨¦s tormentosa: La afinidad entre los portugueses de la revista Presen?a y la generaci¨®n espa?ola del veintisiete pudo catalizarla otra revista, La Gaceta Literaria, pero su director, Gim¨¦nez Caballero, la conceb¨ªa centrada en la cultura castellana y tal imperialismo s¨®lo cosech¨® rechazos al otro lado de la frontera. A partir de 1936 s¨®lo quedar¨ªan los nexos entre autores de convicciones totalitarias, enmarcadas en el peculiar iberismo de ambos dictadores.

Un papel paralelo al de G¨®mez de la Serna en el terreno literario lo desempe?a en el art¨ªstico el matrimonio Delaunay. Durante la Guerra Europea viven entre Portugal y Espa?a. Antes, un pintor portugu¨¦s, Dom¨ªnguez ?lvarez, hab¨ªa meditado con acierto sobre el paisaje espa?ol, pero la obra de Eduardo Viana y Amadeo Souza-Cardoso acusa la huella de los Delaunay, que, ya en Madrid, impulsan la publicaci¨®n Portugal futurista y animan un c¨ªrculo que frecuentan autores espa?oles. Cansinos Assens lo evoca con iron¨ªa: su personaje Sofinka Modernushka es una r¨¦plica de Sonia Delaunay.

La muestra ofrece un terreno para muchos poco conocido y abre un vasto campo de reflexi¨®n al se?alar el empobrecimiento intelectual y art¨ªstico que imponen las dictaduras. Un hecho a tener en cuenta frente a quienes se empe?an en apostar por el olvido.

Un libro de Juan Manuel Bonet (uno de los comisarios de Suroeste) posee parecida voluntad de recuperar con rigor el pasado. Impresos de vanguardia en Espa?a, 1912- 1936 abarca desde el cat¨¢logo de la muestra de Dalmau que llev¨® a Barcelona la obra de Duchamp, Desnudo bajando la escalera, hasta el de la exposici¨®n de Max Ernst organizada en Madrid y en abril de 1936 por Juan de la Encina. Se?ala adem¨¢s c¨®mo Juan Ram¨®n, Emilio Prados o Manuel Altolaguirre unieron a su po¨¦tica el buen arte tipogr¨¢fico, da puntual noticia de la figura de Gabriel Garc¨ªa Maroto, poeta, impresor y dibujante del Madrid moderno, y ofrece valiosas pistas de poetas, como C¨¦sar Arconada, dibujantes y dise?adores (Norah Borges o Mauricio Amster) y artistas tan originales como Ram¨®n Ac¨ªn. El libro da cuenta de los convulsos a?os treinta en que los intelectuales no fueron inmunes a las tentaciones autoritarias. El fen¨®meno no fue exclusivo de Espa?a. Lo espec¨ªfico de este pa¨ªs fue el af¨¢n sistem¨¢tico con que la dictadura intent¨® borrar los surcos de la modernidad laboriosamente abiertos por escritores, poetas y pintores. Los libros, revistas y documentos reunidos por Bonet son una invitaci¨®n a trazar una genealog¨ªa de aquella modernidad rota por la violencia.

Impresos de vanguardia en Espa?a, 1912-1936. Juan Manuel Bonet. Valencia, Campgrafic, 2009.