Pol¨ªtica y cr¨ªquet
El ex primer ministro brit¨¢nico Clement Attlee sol¨ªa decir que nunca le¨ªa los peri¨®dicos, salvo las p¨¢ginas de deportes. Para los aficionados a los resultados claros y la precisi¨®n, ¨¦sa es una buena forma de aproximarse a los medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos en estos momentos. Mientras la selecci¨®n inglesa de cr¨ªquet inflig¨ªa ayer una derrota aplastante a la de Pakist¨¢n (algo con lo que Attlee habr¨ªa disfrutado enormemente), la clase pol¨ªtica est¨¢ sumida en un torbellino casi sin precedentes en la historia moderna del Reino Unido. El pueblo ha hablado en las elecciones generales: el problema es que no est¨¢ nada claro qu¨¦ ha querido decir.
Seg¨²n la idea tradicional, las elecciones brit¨¢nicas consisten en unos que ganan y otros que pierden, con una clara simetr¨ªa entre los dos. Pero esta vez no es as¨ª. Los resultados no parecen haber producido m¨¢s que perdedores. El respaldo popular al Partido Laborista, que ocupa el Gobierno, se ha desplomado: ha perdido m¨¢s de 90 esca?os y, con ellos, la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento. El Partido Conservador, principal formaci¨®n pol¨ªtica de la oposici¨®n, no ha conseguido esa mayor¨ªa absoluta pese a enfrentarse a un Partido Laborista desgastado por 13 a?os en el poder y en medio de una crisis econ¨®mica. Muchos de sus asesores se preguntan: si no podemos ganar ahora, ?cu¨¢ndo? Y el globo liberal-dem¨®crata, que tan alto volaba hace un par de semanas, se ha desinflado: Nick Clegg seguir¨¢ quej¨¢ndose con raz¨®n de que el sistema electoral es injusto con su partido, pero da la impresi¨®n de que mucha gente cambi¨® su voto en el ¨²ltimo momento porque quer¨ªa evitar la inestabilidad de un sistema tripartito.
Es pr¨¢cticamente imposible que este Parlamento aguante cinco a?os
Ahora nos encontramos con una situaci¨®n llena de paradojas. Si los brit¨¢nicos abandonaron a los liberal-dem¨®cratas para volver a la estabilidad del sistema bipartidista, han acabado obteniendo el resultado que menos deseaban: un Parlamento sin mayor¨ªas. La combinaci¨®n de partidos que hace falta para gobernar es muy complicada y nada estable.
Una de las pocas certezas en esta situaci¨®n es que es pr¨¢cticamente imposible que este Parlamento aguante cinco a?os. La segunda paradoja es que, desde el punto de vista constitucional, Gordon Brown, como primer ministro, tiene la primera opci¨®n a formar Gobierno. Pero tiene tal impopularidad personal que le va a ser dif¨ªcil encontrar socios para formar una coalici¨®n. Puede que haya otros partidos dispuestos a unirse a un Gobierno laborista o a apoyarlo, pero no con Brown al frente.
Por su parte, no parece probable que David Cameron forme coalici¨®n con los liberal-dem¨®cratas, porque siempre se ha opuesto de manera categ¨®rica a lo que sin duda le van a exigir: la reforma electoral. Quiz¨¢ tenga m¨¢s suerte con los unionistas del Ulster, pero su precio ser¨¢ alto -en sentido literal: m¨¢s dinero para la provincia- en un momento en el que Cameron va a tener que recortar gastos en todo el pa¨ªs.
Por ¨²ltimo, la Constituci¨®n, si es que puede llamarse as¨ª lo que existe en Reino Unido, reserva a la Reina el derecho a nombrar al primer ministro. Pero en una democracia del siglo XXI esta potestad arcaica parece absurda, sobre todo despu¨¦s de unas elecciones en las que tanta gente ha votado por el cambio. En cualquier caso, Su Majestad ser¨¢ muy reacia a involucrarse en este embrollo. Ella tambi¨¦n querr¨¢ sumergirse en las p¨¢ginas de deportes de los peri¨®dicos hasta que sus ministros lo hayan resuelto todo.
David Mathieson fue asesor del ministro del Foreign Office brit¨¢nico, Robin Cook, entre 1996-2002. Actualmente es colaborador con la fundacion FRIDE. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.