La responsabilidad
Cuatro d¨ªas despu¨¦s del ¨²ltimo fracaso hay que dar un paso m¨¢s y analizar por qu¨¦ en una Espa?a con una coyuntura alarmante no es posible que los l¨ªderes de los dos principales partidos pol¨ªticos lleguen al gran acuerdo de saneamiento y reforma de la econom¨ªa que les exige la casi totalidad de la ciudadan¨ªa y el sentido com¨²n. (Y de paso, evaluar por qu¨¦ es imposible la firma de un pacto sobre la educaci¨®n, sobre el que hay unanimidad, pese a la voluntad pol¨ªtica, el conocimiento y la flexibilidad del ministro de Educaci¨®n, ?ngel Gabilondo).
La hoja de ruta trazada por la vicepresidenta Elena Salgado es la siguiente: reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico en tres a?os desde el 11,4% del PIB actual al 3% (para cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento) mediante un plan de austeridad en el que tienen que participar los distintos niveles de las Administraciones P¨²blicas (Estado central, comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos); y reestructuraci¨®n del sistema financiero para que vuelva a fluir el cr¨¦dito, imprescindible para recuperar la senda del crecimiento.
Si est¨¢n de acuerdo en que la prioridad es reducir el d¨¦ficit, ?por qu¨¦ no se ponen a discutir el m¨¦todo?
La primera parte de esa hoja de ruta (tanta reducci¨®n del d¨¦ficit en tan poco tiempo) es discutible en t¨¦rminos de generaci¨®n de empleo, pues probablemente implica desatender los est¨ªmulos p¨²blicos necesarios para sustituir la anemia inversora privada. Pero esa discusi¨®n no la plantea el PP, para quien (Rajoy dixit en el atril de la Moncloa) el gasto p¨²blico y la reducci¨®n del d¨¦ficit debe ser la "primera prioridad" de la pol¨ªtica econ¨®mica.
Entonces, ?por qu¨¦ no se ponen a discutir sobre ello -sobre el mix de incrementos de ingresos y reducci¨®n de gastos necesarios para volver al 3% de d¨¦ficit- y se quedan en la espuma de las cosas? Un Gobierno que se presente a las elecciones con el cuadro macroecon¨®mico actual corre el riesgo de perderlas estrepitosamente. Pero una oposici¨®n responsable tambi¨¦n lo debe tener en cuenta si pretende gobernar en el futuro, si no quiere sufrir un r¨¢pido deterioro de sus apoyos pol¨ªticos y sociales (v¨¦ase el caso de Grecia), por tener que aplicar una pol¨ªtica de r¨ªgor mortis m¨¢s que un programa de ajuste cl¨¢sico (que en definitiva es un mecanismo de intervenci¨®n p¨²blica, al margen del mercado, para devolver a un pa¨ªs a su nuevo nivel de bienestar, m¨¢s austero). Ser¨ªa un suicidio por mucho que primen sus ambiciones de poder a cort¨ªsimo plazo.
Y sin embargo es lo que est¨¢ ocurriendo. Ni al Gobierno se le ha notado entusiasmado nunca por ese gran acuerdo ni ha hecho pedagog¨ªa sobre el mismo (al rev¨¦s de lo que ha sucedido con el pacto de la educaci¨®n rechazado por el PP), ni el PP ha comparecido jam¨¢s con alternativas concretas y viables. Ha prevalecido el intento de desgaste del contrario mucho m¨¢s que el inter¨¦s general. El ejemplo de la comparecencia conjunta del Gobierno y la oposici¨®n en Portugal la pasada semana no ha sido seguido en nuestro pa¨ªs. Se lo tendremos en cuenta el d¨ªa del voto.
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