La crisis y sus discursos
Un relato ir¨®nico sobre veinte a?os de historia econ¨®mica
Las recopilaciones de art¨ªculos tienen una lectura irremediablemente nost¨¢lgica. Dicho de otra forma, no hay que caer en la tentaci¨®n de comparar lo que se dijo anta?o con lo que se sabe hoga?o; y, en el mejor de los casos, la relectura de art¨ªculos tiende a exprimir algunas virtudes abandonadas del periodismo o del columnismo de hoy. M¨¢s nostalgia, pues. El libro de Roberto Velasco (Econom¨ªa a pie de calle) se coloca c¨®modamente "en el mejor de los casos". El lector puede empezar a ratificarlo en el art¨ªculo titulado El s¨ªndrome del columnista, de octubre de 1993, en el que Velasco describe sucintamente no s¨®lo los manidos temores del escribiente ante la hoja (o la pantalla) en blanco sino que hace aparecer, en un elegante negativo, los lugares comunes y la pedanter¨ªa que cultivan los columnistas establecidos.
ECONOM?A A PIE DE CALLE
Roberto Velasco
Edici¨®n del autor
ISBN 978-84-613-9252-O
En la cosecha de Velasco hay m¨¢s sugerencia e iron¨ªa que tonante indignaci¨®n o tajantes recetas econ¨®micas que, pronunciadas con ¨¦nfasis o escritas sin matices, dejan bien clara la seguridad del autor y aumentan la inseguridad de quien oye o lee con disposici¨®n a aprender. El tono general de los art¨ªculos es de templanza. Desde esa negaci¨®n de la estridencia, que tanto se agradece, Velasco va designando (y en algunos casos refutando) las falacias de la econom¨ªa que ya no es solo, como en tiempos m¨¢s ingenuos, una retah¨ªla de habilidades t¨¦cnicas que hay que aplicar con mejor o peor sentido de la oportunidad, sino tambi¨¦n el discurso hacia los votantes que obligatoriamente le acompa?a.
Desde principios de la d¨¦cada de los noventa, los art¨ªculos de Velasco recorren con humor paisajes cada vez m¨¢s asolados por la utilizaci¨®n pol¨ªtica de la econom¨ªa y, viceversa, es decir, por el estruendoso dominio del poder de la econom¨ªa sobre cualquier ¨¢mbito social. Ese poder irradia desde empresas y monopolios como una voluntad de acotar para s¨ª campos de impunidad a salvo del poder pol¨ªtico (o democr¨¢tico si se prefiere). Hay varios ejemplos en el libro, desde la descripci¨®n dolorida de ese tipo de infracultura empresarial que abusa de las soluciones como las prejubilaciones aparentemente gratuitas e indoloras en ¨¦pocas de prosperidad (Prejubilaciones bajo sospecha, octubre 2003) hasta una descripci¨®n sencilla y convincente de los or¨ªgenes de la crisis financiera, todav¨ªa en fase destructiva (La gran crisis financiera, ¨²ltimo fracaso del capitalismo, publicado en Cuadernos de Alzate, diciembre de 2009).
El relato de Velasco sobre la crisis, disperso en varios art¨ªculos, se sintetiza en tres o cuatro aspectos singulares expuestos con notable precisi¨®n. Uno, que la sofisticaci¨®n extrema de los instrumentos financieros ha contribuido a oscurecer, incluso a ocultar, el lugar exacto de la cadena donde est¨¢n localizados los riesgos; dos, que la crisis no es imputable a los ciclos, puesto que desde 1987 se vienen acumulando convulsiones peri¨®dicas (M¨¦xico, Brasil, Tailandia, Argentina, Rusia...) que lleva a sospechar de los modos de especulaci¨®n financiera; tres, que no existe una sola causa, pero s¨ª hay algunas m¨¢s t¨®xicas que otras y una axiolog¨ªa razonable situar¨ªa la desregulaci¨®n financiera y el abuso en la innovaci¨®n como las m¨¢s importantes; y cuatro, que ante un problema de esta envergadura, las autoridades econ¨®micas deben concentrar sus esfuerzos en no m¨¢s de dos problemas b¨¢sicos. Vista la dislexia del Banco Central Europeo, las trifulcas mal disimuladas de Alemania y Francia sobre Grecia y el estupor de Rodr¨ªguez Zapatero, hasta excesivo parece atender dos l¨ªneas de acci¨®n al mismo tiempo.
Econom¨ªa a pie de calle es un libro para leer al distra¨ªdo, como dec¨ªa Aldecoa que hab¨ªa que pasear por Bilbao; es m¨¢s un texto para visitar espor¨¢dicamente que para instalarse en ¨¦l en una lectura continuada. Es m¨¢s complejo que un libro explicativo (incluye los hechos y el discurso sobre los hechos), m¨¢s digerible que los mensajes pastosos de los gur¨²s oficiales, nativos o anglosajones, y m¨¢s ameno que las mareantes construcciones de los expertos al detall.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.