La cornada
Dijo Rafael el Gallo que para el prestigio de un torero hay algo mucho peor que una bronca con almohadillas en Las Ventas de Madrid: es que saquen a hombros de La Monumental de Barcelona. Tal vez para evitar este escarnio, m¨¢s all¨¢ de la defensa de los animales, en el Parlamento de Catalu?a se ha planteado formalmente la prohibici¨®n de la corrida de toros en su territorio. Catalu?a y Espa?a llevan algunos siglos buscando la f¨®rmula de insertarse pol¨ªticamente en un proyecto com¨²n. Hoy est¨¢ en el aire el recurso contra su Estatuto de Autonom¨ªa en el Tribunal Constitucional y probablemente la sentencia que zanje o acreciente este desencuentro hist¨®rico depende de un magistrado, que hace unos d¨ªas aparec¨ªa en el callej¨®n de La Maestranza de Sevilla fum¨¢ndose un puro con dos colegas junto a uno de Los Morancos, una imagen que no desmerece en absoluto de lo m¨¢s duro de la Espa?a castiza. A la plaza va uno a divertirse contemplando c¨®mo se mata a un toro con m¨¢s o menos florituras, en medio de un ba?o de sangre. En eso consiste el bien cultural. Pero habr¨ªa que saber cu¨¢ntos espectadores, en una tarde tediosa e insoportable, abandonar¨ªan la plaza si supieran que al final de la lidia el ¨²ltimo toro iba a matar al torero. No creo que hubiera muchos aficionados que renunciaran al privilegio de poderlo contar despu¨¦s con todo pormenor en las tertulias. De hecho, la reciente cornada en la femoral de Jos¨¦ Tom¨¢s ha superado en impacto al que produjo la lanza del centuri¨®n en el costado del Nazareno, porque el rito sustancial de la corrida es la muerte, bien sea la del toro o la del torero, aunque esta por fortuna se produzca raras veces. En general, la gente come carne y los que pueden tambi¨¦n langostas, pero nadie paga la entrada en un cocedero de mariscos o en un matadero s¨®lo para contemplar con placer c¨®mo meten a las langostas en agua hirviendo o someten a un cerdo a cuchillo, aplaude y luego se larga uno sin com¨¦rselos. El rito de la corrida tendr¨ªa sentido si al final de la lidia se hiciera un enorme asado en el ruedo y despu¨¦s de convertir al minotauro en chuletas, solomillos y mondongos, bajaran los espectadores y se lo zamparan. Ignoro si en Catalu?a aceptar¨ªan participar en este m¨ªstico banquete con los tres jueces de La Maestranza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.