Condena internacional a El Salvador por negar el aborto a una mujer
Una sentencia de la corte IDH considera que el Estado ejerci¨® violencia obst¨¦trica contra Beatriz por negarle la interrupci¨®n de un embarazo inviable, y exige reparaciones a su familia
Do?a Delmy Cortez lleva 11 a?os intentando transformar la rabia y la impotencia en reparaci¨®n. Como un mantra, se ha repetido una y otra vez que los tribunales se han demorado tanto porque ¡°est¨¢n pensando muy bien c¨®mo hacerle justicia¡± a su hija, Beatriz, quien falleci¨® cuatro a?os despu¨¦s de la negaci¨®n de un aborto terap¨¦utico. Este viernes, al fin, lleg¨®. Al menos una parte de lo que buscaba. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha emitido un fallo pionero en materia de salud sexual y reproductiva que exige a El Salvador ¡ªuno de los cinco pa¨ªses latinoamericanos que proh¨ªbe el aborto en cualquier circunstancia¡ª la creaci¨®n de protocolos ¡°m¨¦dicos y judiciales frente a embarazos que pongan en riesgo la vida y la salud de la mujer¡±. Con esta sentencia, reconocen por unanimidad que existe una responsabilidad del Estado ¡°por violencia obst¨¦trica y violaciones a la salud, acceso a justicia, el derecho a la integridad personal, vida privada y a vivir una vida sin violencia¡±, tanto de ella como de sus familiares. ¡°Beatriz, donde quiera que est¨¦, se siente satisfecha por la lucha que empez¨®¡±, dijo Cortez tras la sentencia.
Sin embargo, la Corte anunci¨® que ¡°no le corresponde¡± saber cu¨¢l era la mejor forma de abordar la atenci¨®n debida a Beatriz desde el punto de vista m¨¦dico. As¨ª que se abstuvo de pronunciarse sobre si el Estado comprometi¨® o no su derecho a la vida. Para Paula ?vila-Guill¨¦n, directora ejecutiva de Women¡¯s Equality Center (WEC), esta es una sentencia agridulce. ¡°Si bien brinda justicia individual para Beatriz y su familia, desconoce que este no es un caso aislado, sino que es la realidad sistem¨¢tica para las mujeres en El Salvador¡±, cuenta minutos despu¨¦s de conocerse la sentencia. ¡°Este no era el precedente que est¨¢bamos buscando, porque no ayudar¨¢ a que no haya otros casos similares. Pero es un primer paso¡±. As¨ª lo subraya tambi¨¦n Morena Herrera, un referente del feminismo en Centroam¨¦rica: ¡°Esper¨¢bamos una sentencia m¨¢s contundente, pero creemos que es importante el reconocimiento de los hechos. Se hizo justicia para Beatriz y en eso estamos satisfechas. Deja la puerta abierta para cambios normativos que aseguren la seguridad jur¨ªdica del personal m¨¦dico y sus pacientes¡±.
En la sentencia tambi¨¦n consta el voto parcialmente disidente del magistrado Humberto Antonio Sierra Porto. Este es m¨¢s tajante y cr¨ªtico con la omisi¨®n de la Corte en su pronunciamiento sobre el derecho al aborto y, por tanto, ¡°no respondi¨® adecuadamente a la exigencia de justicia de las v¨ªctimas¡±, se recoge en el fallo. ¡°La Corte debi¨® concluir que dicha prohibici¨®n [del aborto] y sus consecuencias sobre la atenci¨®n m¨¦dica violaron el derecho a la vida de Beatriz y su autonom¨ªa reproductiva¡±. Asimismo, se?ala al tribunal de haber abandonado su jurisprudencia sobre derechos sexuales y reproductivos y haber ¡°omitido aplicar una perspectiva de g¨¦nero¡±.
Silvia Serrano Guzm¨¢n, experta en derechos humanos, docente e investigadora de la Universidad de Georgetown, es algo m¨¢s optimista: ¡°Aunque la Corte pudo ser m¨¢s expl¨ªcita sobre las reformas que se requieren en el caso para lograr las certezas que no tuvieron los m¨¦dicos de Beatriz, ese ser¨¢ un tema a tratar en la etapa de supervisi¨®n del fallo que se abre ahora¡±. Y a?ade: ¡°La Corte no cae en la narrativa de quienes se oponen al aborto diciendo que permitirlo en un caso como este viola el derecho a la vida. M¨¢s bien normaliza la interrupci¨®n del embarazo como un curso de acci¨®n v¨¢lido y lo trata como lo que es: un servicio de salud¡±.
Beatriz ten¨ªa 21 a?os y un hijo de nueve meses cuando le dieron un dur¨ªsimo diagn¨®stico: padec¨ªa lupus, fuertes da?os renales y artritis. Tambi¨¦n supo entonces que estaba embarazada de un feto que crec¨ªa sin cr¨¢neo ni cerebro, con una malformaci¨®n incompatible con la vida, conocida como anencefalia. A pesar de que la joven solicit¨® que interrumpieran su embarazo con 13 semanas de gestaci¨®n para salvar su vida, la omisi¨®n del Estado oblig¨® a la joven a elevar el caso al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).
En mayo de 2013, 13 semanas despu¨¦s de la petici¨®n de Beatriz, la Corte IDH inst¨® a que terminaran con el embarazo. El Estado accedi¨® finalmente a practicar una ces¨¢rea y una histerectom¨ªa, una operaci¨®n mucho m¨¢s invasiva de la requerida inicialmente. El feto falleci¨® a las cinco horas, tal y como estaba previsto que sucediera. Como consecuencia de la tard¨ªa intervenci¨®n, la salud de Beatriz se debilit¨® extremadamente y falleci¨® cuatro a?os despu¨¦s tras ser hospitalizada por un leve accidente de moto. Para los magistrados de la Corte IDH, no existe una relaci¨®n entre ambos sucesos.
Tras la muerte de Beatriz, do?a Delmy tom¨® el testigo de su hija y lleva m¨¢s de una d¨¦cada recorriendo comisar¨ªas, tribunales, fiscal¨ªas, audiencias y ruedas de prensa. Aunque se reconoce agotada, no ha dejado de buscar justicia para Beatriz y para su nieto, Mauricio, que ahora tiene 12 a?os. El adolescente, cuenta su abuela, ya entendi¨® que la muerte de su mam¨¢ es permanente, que no va a volver. ¡°Ya sabe que est¨¢ en el cielo, pero sigue tir¨¢ndose al suelo a abrazar la tumba cuando vamos a verla¡±, recordaba emocionada d¨ªas antes de la sentencia.
El caso de Beatriz es un peque?o paso m¨¢s en la lucha de los derechos de las mujeres. En El Salvador, el aborto est¨¢ penalizado con hasta 12 a?os de c¨¢rcel, tanto para la mujer gestante como para el doctor que lo efect¨²e o lo recomiende. Y aunque en otros pa¨ªses de la regi¨®n, como Honduras o Rep¨²blica Dominicana, tambi¨¦n conste el delito de aborto en el C¨®digo Penal, en el pa¨ªs de Beatriz las mujeres acusadas de haber abortado (voluntaria o involuntariamente) reciben condenas de hasta 50 a?os, tras ser acusadas de homicidio agravado por parentesco. Hasta 2023, hab¨ªa 70 mujeres encarceladas por un aborto espont¨¢neo. La ¨²ltima en salir de la c¨¢rcel, conocida como Lilian, pas¨® m¨¢s de siete a?os entre rejas.
Ni una violaci¨®n o incesto, ni la inviabilidad del feto, ni el riesgo de la salud de la mujer gestante son excepciones a estas normas. Aunque en Am¨¦rica Latina, la lucha feminista est¨¢ centrada en ampliar los plazos de interrupciones del embarazo y ensanchar la autonom¨ªa reproductiva de cada mujer, en El Salvador la pelea es salvar vidas. Gisela de Le¨®n, directora jur¨ªdica de Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), insiste en que ¡°no existe forma alguna de que el pa¨ªs pueda zafarse del cumplimiento de la sentencia¡±.
¡°A los antiderechos no les interesa la justicia¡±
La penalizaci¨®n absoluta del aborto en El Salvador es tan r¨ªgida, en parte por la fuerza que tienen en el pa¨ªs los grupos ultraconservadores. Su discurso ha calado tanto en las instituciones y en la opini¨®n p¨²blica que hasta funcionarios del propio Ejecutivo han equiparado el aborto con el homicidio. Nayib Bukele, presidente del pa¨ªs, incluso habl¨® de genocidio, a pesar de haber apoyado las causales durante su campa?a electoral. Precisamente porque estos grupos sab¨ªan que el caso de Beatriz era lo suficientemente robusto como para quebrar la legislaci¨®n han estado m¨¢s pendientes que nunca. Las feministas centroamericanas reconocen no haber visto nunca antes una campa?a de acoso, desinformaci¨®n y presi¨®n pol¨ªtica tan grande como con este juicio.
Seg¨²n cuentan, la campa?a empez¨® con el env¨ªo de cunas y gorros de lana a Beatriz poco despu¨¦s de conocer que el feto se desarrollar¨ªa sin cerebro, y acosaron a la madre y sus familiares dentro y fuera del hospital para que no abortara. Estos mismos grupos, que han ido recurrentemente a rezar a las sedes de los colectivos feministas, llevan m¨¢s de un a?o fomentando una campa?a enorme de desprestigio a los magistrados del corte IDH, que incluy¨® la contrataci¨®n de buses y vallas publicitarias con las caras de los jueces, a quienes acusaban de haberse ¡°vendido¡± al ¡°lobby abortista¡±.
En la audiencia del caso, celebrada en Costa Rica, cargaron fetos de pl¨¢stico, rosarios y estampitas religiosas e increparon a los familiares con pancartas que dec¨ªan: ¡°Rezamos por tu beb¨¦¡±. ¡°A estos grupos no le interesa que exista un ¨®rgano que garantice la justicia ni los derechos humanos¡±, dice Morena Herrera. ¡°Por eso no se centraron solo en acosar a Beatriz, sino que fueron a por la corte IDH¡±. Para las abogadas y los colectivos feministas este es, sin duda, un paso hacia adelante. As¨ª no fuera todo lo grande que esperaban.
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