Europa sin europeos

De todos los problemas que enfrenta Europa, y que tan magistralmente ha resumido el Grupo de Reflexi¨®n sobre el futuro de Europa que preside Felipe Gonz¨¢lez en el informe presentado este pasado s¨¢bado, merece la pena detenerse en uno que quiz¨¢ sea el m¨¢s complejo de resolver: las proyecciones demogr¨¢ficas, sumadas a las pol¨ªticas, dibujan ante nosotros una Europa sin europeos.

Pensar en c¨®mo hacer una Europa sin europeos no es f¨¢cil. Porque no se trata s¨®lo de las proyecciones demogr¨¢ficas, aunque ¨¦stas sean elocuentes de por s¨ª. En los ¨²ltimos 50 a?os, la poblaci¨®n europea se ha reducido a la mitad en t¨¦rminos relativos: si en 1960, uno de cada cinco habitantes del planeta era europeo, hoy s¨®lo lo es uno de cada de 10. La Uni¨®n Europea a Veintisiete s¨®lo representa hoy el 7,5% de la poblaci¨®n del mundo, cuando en 1960 era el 14%. Y en los pr¨®ximos 40 a?os su peso relativo se reducir¨¢ a¨²n m¨¢s, hasta llegar al 5% de la poblaci¨®n mundial en 2050. A menudo discutimos sobre si Turqu¨ªa, con un 3% de su territorio en Europa, es o no europea. Pero la discusi¨®n est¨¢ ya zanjada, aunque en sentido inverso, pues dentro de tres o cuatro d¨¦cadas, los mapas del mundo dibujar¨¢n a Europa como lo que siempre ha sido: una peque?a pen¨ªnsula de Asia.

Al contrario que EE UU, que uni¨® ciudadanos, Europa se hizo para unir Estados. Y en manos de ellos estamos

Como el informe de Felipe Gonz¨¢lez se?ala, no s¨®lo seremos menos, sino m¨¢s viejos. Con una alta longevidad, que sigue aumentando, y una baja fertilidad, que no termina de despegar, las proyecciones se?alan que la poblaci¨®n en edad de trabajar se reducir¨¢ en 68 millones de personas, con lo que cada cuatro personas en edad de trabajar tendr¨¢n a su cargo a tres pensionistas. Recurrir a la inmigraci¨®n para compensar ese d¨¦ficit requerir¨ªa traer nada menos que 100 millones de personas de fuera (ya que no todos estar¨ªan en edad de trabajar). La diversidad cultural est¨¢ bien, pero lo cierto es que en 2050 se requerir¨¢n 190 millones de habitantes para estar entre los 10 Estados m¨¢s poblados del mundo. La demograf¨ªa es tozuda.

Sin embargo, los europeos se resisten a articular pol¨ªticas de inmigraci¨®n racionales: el ¨²ltimo Eurobar¨®metro (n¨²mero 72) nos dice que s¨®lo uno de cada cinco europeos piensa que la contribuci¨®n de los inmigrantes a nuestro Estado de bienestar (v¨ªa impuestos o rejuvenecimiento de la fuerza de trabajo) es m¨¢s positiva que el coste de los servicios de salud y educaci¨®n que utilizan. De hecho, puestos a rechazar la inmigraci¨®n, una mayor¨ªa de los europeos (46% contra 43%) ni siquiera es partidaria de seguir ampliando la Uni¨®n Europea dentro de las fronteras de Europa. Y si quitamos de la muestra a los nuevos miembros, en la vieja Europa de los Quince un 52% est¨¢ en contra de cualquier futura ampliaci¨®n, frente a s¨®lo un 38% a favor. El futuro es una Europa peque?a, que piensa en peque?o.

Los europeos podr¨ªan compensar esa aversi¨®n a la inmigraci¨®n con un sentido de identificaci¨®n con Europa m¨¢s intenso. Los xen¨®fobos podr¨ªan unirse para secuestrar la Uni¨®n Europea y hacer de ella un basti¨®n nacional-populista contra el resto del mundo. Probablemente, incluso se terminar¨ªan por llevar bien con los otros nacional-populistas que pululan por el mundo. Sin embargo, hoy por hoy, en todos los estudios, el mejor predictor de la actitud hacia Europa de un ciudadano es su actitud hacia la inmigraci¨®n: cuanto m¨¢s xen¨®fobo, m¨¢s antieuropeo. Por tanto, debemos dar las gracias porque, en su miop¨ªa hist¨®rica, los populistas se conformen con anhelar min¨²sculas identidades nacionales en v¨ªas de extinci¨®n demogr¨¢fica.

Despu¨¦s de m¨¢s de 50 a?os de integraci¨®n europea, siguen siendo una mayor¨ªa los que no se sienten identificados con Europa. La ausencia de un demos europeo no s¨®lo hace inviable la existencia de una democracia europea, sino que constituye un formidable obst¨¢culo para la conversi¨®n de la UE en un actor global de primer orden capaz de pensar y enfrentar los desaf¨ªos que el Grupo de Reflexi¨®n de Gonz¨¢lez nos plantea. Europa es una rep¨²blica, una res p¨²blica, el espacio donde los europeos adquieren algunos derechos c¨ªvicos, pol¨ªticos y econ¨®micos adicionales, pero no es una identidad. Como se?ala Fidel Sendagorta en Europa entre dos luces (Biblioteca Nueva 2007), "la Uni¨®n Europea sigue siendo un todo inferior a la suma de sus partes porque le falta el sentido de trascendencia necesario para jugarse la vida por ella". Dicho en otras palabras, si Europa no es una naci¨®n, ni un Estado, ni una democracia, puede que algunos est¨¦n dispuestos a matar por ella, pero es dudoso que nadie quiera morir por ella. Al contrario que Estados Unidos, que uni¨® ciudadanos, Europa se hizo para unir Estados. Y en manos de ellos estamos. Europeos sin Europa, Europa sin europeos.

jitorreblanca@ecfr.eu