El equilibrista del acero
Hace ahora un a?o, cuando me correspondi¨® el honor de pronunciar la laudatio en la ceremonia de su nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad P¨²blica de Navarra, afirm¨¦ que Richard Serra (San Francisco, 1939), era el mejor escultor vivo. Ya s¨¦ que estas declaraciones enf¨¢ticas hay que tom¨¢rselas con cuidado, pero lo dije con un convencimiento no s¨®lo dictado por el entusiasmo personal.
La escultura, paradigma hist¨®rico del clasicismo, sufri¨® una necesaria purga en nuestra ¨¦poca hasta literalmente desaparecer, de manera que hoy hay muchos que sostienen que la escultura es una pr¨¢ctica el¨¢stica identificable con cualquier cosa. A Serra le ha correspondido el singular papel de demostrar el espec¨ªfico sentido moderno de la escultura. La ha vuelto a poner en pie, no como pasado, sino como presente. La ha reinventado en todas las dimensiones, incluso no pocas veces monumentales, pero no como monumento. Ha hecho del peso del acero algo ligero y susceptible de levitar en el espacio como si fuera un equilibrista sobre el alambre. Sin ning¨²n boceto ni maqueta previos, ha logrado levantar imponentes piezas de varias toneladas sin que medie para su sost¨¦n ninguna de las t¨¦cnicas habituales como la soldadura o los remaches. Ha inventado nuevas formas, algunas de las cuales han ido m¨¢s all¨¢ de la fant¨¢stica inventiva de Borromini. Le ha devuelto, en suma, su dignidad como cauce del espacio real y virtual.
Si por todo ello era Richard Serra acreedor a recibir este premio, su vinculaci¨®n con nuestro pa¨ªs refuerza m¨¢s la justicia del galard¨®n. Por de pronto, Serra lleva a Espa?a en su propio apellido paterno, pues fue hijo de un emigrante mallorqu¨ªn en California, pero, sobre todo, ha estado vinculado con Espa?a desde comienzos de la d¨¦cada de 1980. Aqu¨ª est¨¢, en el Guggenheim de Bilbao, no s¨®lo su obra m¨¢s importante, el espectacular conjunto de La materia del tiempo, sino seguramente el grupo de esculturas m¨¢s impresionante que pueda exhibir ning¨²n museo contempor¨¢neo. Cuando ocurri¨® la desgracia de la desaparici¨®n de su espectacular pieza Igual-Paralelo: Guernica-Bengasi, que realiz¨® en 1985 para la inauguraci¨®n del Reina Sof¨ªa, no dud¨® en rehacerla sin mediar compensaci¨®n material. Serra es el mejor escultor actual, uno de los mejores artistas de la fecunda corriente posminimalista y, por encima de todo, un gran hombre, como le corresponde como autor de una gran obra.
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