No defrauden las expectativas
Estos d¨ªas se celebran en Madrid diferentes cumbres entre la Uni¨®n Europea y Am¨¦rica Latina y el Caribe (ALC), en el marco de la presidencia espa?ola de la Uni¨®n. Es f¨¢cil de entender que estas citas pueden ser importantes para el futuro de nuestros continentes, pero tambi¨¦n es cierto que supondr¨ªa una notable frustraci¨®n si de ellas no salieran acuerdos concretos que situasen las relaciones birregionales en un nivel m¨¢s alto y comprometido. Entendemos que ser¨ªa necesario caminar hacia una aut¨¦ntica asociaci¨®n estrat¨¦gica entre ALC y la UE que permitiese a ambas regiones incidir de manera concertada en asuntos clave de la gobernanza global. Por ejemplo, la salida de la actual crisis socioecon¨®mica y el consiguiente proceso de configuraci¨®n productiva requerir¨ªa de un esfuerzo compartido con el fin de que ambas regiones se asegurasen una capacidad de influencia acorde con su peso econ¨®mico y pol¨ªtico. No deber¨ªamos olvidar que casi la mitad de los miembros del G-20 son pa¨ªses de la UE o de ALC.
Latinoamericanos y europeos somos la mitad del G-20. Deber¨ªamos impulsar la cohesi¨®n social
La pobreza y la desigualdad deben ser combatidas con servicios p¨²blicos
Solemos estar de acuerdo en que por razones hist¨®ricas, pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales, y tratarse de pa¨ªses democr¨¢ticos a ambos lados del Atl¨¢ntico, formamos un ¨¢rea natural de entendimiento de 1.000 millones de personas que tenemos mucho que ganar siempre que abordemos, de forma solidaria, los retos que plantea el nuevo escenario mundial. En este sentido, creemos que la promoci¨®n de la cohesi¨®n social desde un enfoque de los derechos de las personas, que ponga a los Estados al servicio de los ciudadanos ser¨ªa una de las principales contribuciones de la alianza estrat¨¦gica entre ALC y la UE a la agenda de la globalizaci¨®n.
Ahora bien, no ser¨ªa comprendido por las opiniones p¨²blicas que esta asociaci¨®n se limitase a la mera ret¨®rica de documentos grandilocuentes, que se olvidan pasadas las cumbres, o que nos content¨¢semos con la negociaci¨®n de acuerdos puramente comerciales que relegasen a un segundo plano las cuestiones sociales. Por el contrario, se deber¨ªan concretar los valores que decimos defender -democracia, multilateralismo, desarrollo sostenible, cohesi¨®n social- en una serie de medidas de alcance real. De entrada, a partir de un an¨¢lisis pol¨ªtico compartido sobre los principales retos a los que nos enfrentamos y las metas que nos proponemos, con el establecimiento de objetivos concretos a medio y largo plazo. Dichos objetivos deber¨ªan de tener un car¨¢cter vinculante en t¨¦rminos de pro-gramaci¨®n de un desarrollo cooperativo, que sentasen las bases para la negociaci¨®n comercial de car¨¢cter bilateral.
El objetivo principal deber¨ªa ser el establecimiento de unasnuevas relaciones econ¨®micas y comerciales entre socios que permitiese ir creando un ¨¢rea eurolatinoamericana de s¨®lidas democracias y cohesi¨®n social. La pobreza, la exclusi¨®n y la desigualdad deben ser combatidas por medio de servicios p¨²blicos de calidad, en la ense?anza, la sanidad, los servicios sociales, etc. Para contribuir a ello es necesario que los Tratados comerciales y de asociaci¨®n que se suscriban deben de contener incentivos para la integraci¨®n regional, cl¨¢usulas de cohesi¨®n social y Fondos compensatorios que permitan a las zonas m¨¢s pobres ir convergiendo con las m¨¢s desarrolladas. En esta direcci¨®n la aportaci¨®n de la UE puede ser relevante, como, tambi¨¦n, en una reflexi¨®n compartida sobre el papel del Estado como dinamizador, supervisor del mercado y redistribuidor de la riqueza, que ayude a legitimar las pol¨ªticas fiscales de car¨¢cter nacional. Campo en el que los pa¨ªses de ALC tendr¨ªan amplio espacio para avanzar.
Ser¨ªa interesante que ALC y la UE, en sus relaciones en el campo de la cooperaci¨®n, adoptasen una visi¨®n de desarrollo cooperativo que tomase en consideraci¨®n las posibilidades y necesidad reales de las partes implicadas, con el fin de concertar esfuerzos y medios sobre sectores y zonas especialmente vulnerables. El objetivo de esta cooperaci¨®n, aparte de cuestiones humanitarias, ser¨ªa el de dotar a los pa¨ªses y regiones menos desarrolladas de capital f¨ªsico y humano, imprescindible para cualquier desarrollo sostenido en el tiempo.
As¨ª pues, en estas futuras cumbres, que han levantado ciertas expectativas, ser¨ªa conveniente una apuesta clara por la cohesi¨®n social como principio orientador de la acci¨®n p¨²blica que permita a las dos regiones construir un modelo compartido de ciudadan¨ªa. Am¨¦rica Latina tiene capacidad para aumentar sus niveles de cohesi¨®n social y la UE no deber¨ªa aceptar el perder los que ya tiene. Por ello, corresponde a ambos seguir apoyando de manera convincente y convencida el di¨¢logo eurolatinoamericano en el terreno pol¨ªtico, econ¨®mico y social. Es sabido que alcanzar niveles cada vez m¨¢s altos de igualdad de oportunidades y de bienestar es un asunto que cada pa¨ªs debe de abordar y resolver pero estamos convencidos de que la cooperaci¨®n multilateral puede motivar los esfuerzos internos, generar din¨¢micas positivas y beneficiar los procesos de integraci¨®n, dot¨¢ndolos de un componente pol¨ªtico y social.
Es evidente que un acuerdo en las negociaciones de la UE con Mercosur -reiniciando de nuevo las negociaciones hasta ahora estancadas- y con Centroam¨¦rica, adem¨¢s de los que est¨¢n previstos con Per¨², Colombia o M¨¦xico, ser¨ªa enormemente positivo en la direcci¨®n de sentar las bases de unas nuevas relaciones entre UE-ALC, desde una perspectiva subregional que haga m¨¢s viable los esfuerzos de integraci¨®n. Ser¨ªa un error adoptar una visi¨®n del corto plazo, fundada en la mera b¨²squeda de resultados comerciales inmediatos, aunque estos no sean desde?ables.
Sabemos que no es esa la intenci¨®n de los negociadores y que se contemplan cuestiones m¨¢s amplias, pero tambi¨¦n existe el riesgo de que aspectos t¨¦cnicos o de menor calado puedan echar por tierra el esfuerzo realizado. Un fracaso s¨®lo contribuir¨ªa a que merm¨¢semos un poco m¨¢s nuestra capacidad de incidir en los centros donde se toman las grandes decisiones y, a la larga, no contribuir¨ªamos a desarrollar modelos sociales de bienestar ante la inercia competitiva de la globalizaci¨®n.
Es de esperar que los l¨ªderes de ambas regiones est¨¦n a la altura de las circunstancias y, dejando a un lado cuestiones menores, sean capaces de concretar su voluntad pol¨ªtica y alcancen acuerdos que nos permitan seguir avanzando en la profundizaci¨®n de los derechos pol¨ªticos y sociales de la ciudadan¨ªa. Ser¨ªa una contribuci¨®n de ALC y la UE a una globalizaci¨®n diferente, m¨¢s justa y sostenible.
Carlos (Chacho) ?lvarez es presidente de CEPES y ex presidente de la Comisi¨®n de Representantes Permanentes del Mercosur (CRPM). Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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