Gangrena
El caso Garz¨®n no resulta f¨¢cil de entender. Tengo la sensaci¨®n de que nos hemos metido en un profundo pantano; y de que, en el fondo, no es una pelea por el franquismo sino por otras cosas: por el poder real aqu¨ª y ahora, por la manipulaci¨®n de la judicatura, por los hilos subterr¨¢neos de la pol¨ªtica. Y se dir¨ªa que Garz¨®n (con quien, por otra parte, tenemos una deuda de gratitud impagable por actuaciones tan esenciales para la democracia como el esclarecimiento del GAL) ha chapoteado tambi¨¦n en esos lodos. De ah¨ª la sa?a con la que lo persiguen, poniendo incluso trabas a su viaje a La Haya: es la inquina de los rivales directos. La cuesti¨®n formar¨ªa parte de un juego feroz por el poder en el que vale todo: como dir¨ªa Borges, se devoran los unos a los otros mientras se acusan de can¨ªbales.
Pero lo peor es que estos antrop¨®fagos nos est¨¢n comiendo las entra?as a todos. Utilizan la guerra civil para insultarse, quieren hacernos creer que la derecha de hoy es la del 39 o que los de izquierdas queman iglesias (falso en ambos casos), y con todo este envenenado guirigay van a terminar consiguiendo que, en efecto, no podamos investigar los cr¨ªmenes del franquismo. Y eso ser¨ªa una cat¨¢strofe. Maldita sea, ?hace 70 a?os que acab¨® la guerra! Es el momento de saber. Y de crecer. Al menos los asesinatos cometidos por el bando republicano (unos 50.000) fueron investigados por la Causa General, pero los cr¨ªmenes franquistas siguen llenos de sombras: ?fueron 150.000, 200.000? ?C¨®mo no vamos a preguntarnos qu¨¦ pas¨®? Es m¨¢s, olvidemos la Causa General, que a fin de cuentas era franquista; arrumbemos la Ley de Amnist¨ªa, que en su momento sirvi¨® pero que hoy es un lastre, e investiguemos de verdad lo que sucedi¨® en uno y otro bando. Hoy podemos hacerlo. Y lo necesitamos. Cerrar esa herida en falso terminar¨¢ en gangrena.
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