?Queremos volver a ser grandes?
El Real Madrid sufre una inestabilidad cr¨®nica en su estructura deportiva y, con el paso de los a?os, el equipo parece m¨¢s alejado de los grandes retos. Muchos socios nos repetimos la pregunta. ?Qu¨¦ hacer para volver a ser los m¨¢s grandes? Caben dos posibilidades. La primera es imponer el modelo Premier, con un entrenador con mando y autoridad que, adem¨¢s de ocuparse de trabajar con la primera plantilla, dise?e las l¨ªneas generales de la estrategia deportiva. Esta figura requiere una estabilidad social y econ¨®mica completa. La segunda opci¨®n es un proyecto en el que el t¨¦cnico sea una pieza m¨¢s que no tenga ese poder tan absoluto. Este modelo, bien representado por Manuel Pellegrini o por Carlos Queiroz, sufre el contraste con la realidad. Es dif¨ªcil que un entrenador sin m¨¢s poder que el de dirigir los entrenamientos y decidir las alineaciones soporte la din¨¢mica del f¨²tbol espa?ol, en el que te arrollan por igual los ¨¦xitos y los fracasos.
El entrenador del Madrid debe tener m¨¢s poder. Cuando jug¨® la partida con piezas dadas por otros, las cosas no funcionaron
Asist¨ª en primera l¨ªnea a la llegada de Fabio Capello en 1996 y el efecto de su trabajo en el Madrid fue profundo y duradero. Tal vez su sistema era imperfecto. No valoro el estilo de juego. S¨®lo juzgo la coherencia de sus decisiones y el valor de su criterio a la hora de construir una plantilla homog¨¦nea, equilibrada y competitiva. Capello puso los cimientos de un equipo que dio sus frutos durante muchos a?os despu¨¦s de que ¨¦l dejara el club en 1997. Fue un entrenador con mando total y en aquel momento sirvi¨® para sacar al equipo del desconcierto y darle una direcci¨®n. Ahora una respuesta similar es la disyuntiva menos mala.
Con este tipo de t¨¦cnico, los jugadores no suelen estar tan contentos, pero tampoco creo que sea bueno que los deportistas est¨¦n felices. Los casos m¨¢s t¨ªpicos son Alex Ferguson, Capello y Jos¨¦ Mourinho, gente que constantemente parece provocar peque?os cabreos. La dulzura, la calidez, la placidez... Hay algo en la alta competici¨®n que hace que este estado arm¨®nico no sea el m¨¢s eficaz. En el Madrid no puedes vivir al 60%. Lo vimos en el Atl¨¦tico con Quique Flores. Lleg¨® al vestuario y lo primero que hizo fue encararse con Forl¨¢n. Ahora el Atl¨¦tico tiene una Liga Europa.
Mourinho y Capello han demostrado ser maestros en conseguir este equilibrio de tensiones. Han pasado los ex¨¢menes. Pep Guardiola ya es sir Guardiola. Pertenece a este grupo porque se lo ha ganado. Super¨® la criba. M¨ªchel podr¨ªa ser una opci¨®n para el Madrid, pero para el club ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil darle el mando absoluto a un entrenador que no tenga que someterse a una prueba semejante por primera vez en su carrera. Porque es preciso que el entrenador concentre toda la autoridad, que no sea un simple eslab¨®n del organigrama, sino que sintetice en su figura al director t¨¦cnico y al director general. Debe ser quien hace los fichajes y quien rescinde los contratos. Cuando los t¨¦cnicos han jugado la partida con las piezas que les han dado otros las cosas no han funcionado bien.
El modelo social del Madrid no es el ideal para contribuir a la consolidaci¨®n de un proyecto deportivo a largo plazo. En busca de una estabilidad institucional que no tiene y que necesita, con el tiempo, el club estar¨¢ abocado a convertirse en una sociedad an¨®nima. Quiz¨¢s exista un instrumento mixto para repartir acciones entre los socios o para que los socios participen de las decisiones deportivas. Pero las elecciones peri¨®dicas no son la mejor manera de reforzar la confianza en la plantilla y los t¨¦cnicos.
En el actual contexto social, la figura del entrenador est¨¢ sometida a unas presiones desproporcionadas. Esta inestabilidad no la importaron Florentino P¨¦rez ni Ram¨®n Calder¨®n. Dura 25 a?os y se remonta a la llegada de Ram¨®n Mendoza a la presidencia. Desde entonces, los medios de comunicaci¨®n han creado una presi¨®n tan grande que afect¨® a la instituci¨®n. La junta directiva crey¨® que para saciar a los medios el club estaba obligado a cortar peri¨®dicamente la figura del entrenador y a realizar fichajes estramb¨®ticos. Hasta principios de los ochenta, el club se enrocaba, se hac¨ªa m¨¢s distante. Ahora percibo un intento de volver a ser impermeables a una presi¨®n medi¨¢tica que te hace pegar bandazos y que te pierde porque en la desorientaci¨®n te garantizas la extinci¨®n. Solo cuando haces un buen diagn¨®stico est¨¢s en condiciones de dispensar el tratamiento oportuno.
Alfonso del Corral fue m¨¦dico y jugador de baloncesto del Real Madrid, campe¨®n de Europa, de Liga y de Copa. Trabaj¨® en el club durante 37 a?os.
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