En defensa del juez Garz¨®n
Era yo adolescente cuando, durante una breve estancia en Alemania en 1948, busqu¨¦ Dachau. Pero en la ciudad de Dachau nadie parec¨ªa haber o¨ªdo hablar del campo de exterminio. En esa misma ¨¦poca escrib¨ª una carta a mis padres sobre el periodo que hab¨ªa pasado en la Sorbona: "Hablan de este fil¨®sofo alem¨¢n, Martin Heidegger, que era nazi, pero dicen que no importa". Medio siglo despu¨¦s, s¨ª importa.
Ahora Dachau ya no es un lugar escondido, vigilado por el Ej¨¦rcito estadounidense; las matanzas de Katyn ordenadas por Stalin ya no est¨¢n envueltas en misterio y las nerviosas amnist¨ªas otorgadas a los principales criminales de la Francia de Vichy en la posguerra inmediata se han visto sustituidas por los juicios abiertos y las reflexiones hist¨®ricas posteriores. En estos mismos momentos, en M¨²nich, el Gobierno alem¨¢n busca justicia y claridad en el juicio a John Demjanjuk, el asesino del campo de exterminio; una forma de honrar a las v¨ªctimas de la barbarie de aquellos a?os en el pa¨ªs, que ayudar¨¢ a dejar atr¨¢s ese pasado oscuro. Sin ese reconocimiento, las v¨ªctimas corren peligro de permanecer en el limbo hist¨®rico de las no personas.
Sin embargo, Espa?a, a diferencia de otros pa¨ªses europeos, no ha gozado de esa claridad ni ha podido dejar atr¨¢s oficialmente sus propias atrocidades pasadas. Pero las leyes no tienen por qu¨¦ ser una colecci¨®n inmutable de normas r¨ªgidas; deben reflejar los intereses del bien social general. Para llevar a Klaus Barbie a juicio, el Gobierno franc¨¦s tuvo que pasar por alto el hecho de que a Barbie ya se le hab¨ªa juzgado en ausencia e invocar por primera vez el delito de cr¨ªmenes contra la humanidad, que no prescribe. Lo que hizo posible el proceso -adem¨¢s de los enormes esfuerzos de activistas de derechos humanos, abogados y jueces y la cooperaci¨®n de otros Gobiernos que facilitaron su extradici¨®n- fue, al final, la voluntad del Gobierno franc¨¦s de examinar su turbio periodo de Vichy. Lo importante no fueron las personalidades de los involucrados en el proceso. Lo importante fue que siempre se debe prestar atenci¨®n a los cr¨ªmenes contra la humanidad. Por consiguiente, insto a los responsables de la suspensi¨®n del juez Garz¨®n a que, en inter¨¦s del bien general, le reinstauren en su puesto para que pueda continuar su valios¨ªsima labor.
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