Contra la imposici¨®n urban¨ªstica
El pasado D¨ªas das Letras en O Courel, el presidente Alberto N¨²?ez Feij¨®o propuso un "pacto pola lingua", no se sabe si influenciado por la condici¨®n de la fecha o estimulado por lo enxebre del entorno (descartemos que haya sido por los miles de manifestantes a la misma hora en Compostela, que ya sabemos que lo mismo le tiene que tanto le da). Parafraseando a Manolo Escobar, los cuatro puntos cardinales de nuestra Galicia son la cooficialidad entre gallego y castellano, la consideraci¨®n del gallego como lengua propia de Galicia, la acci¨®n positiva para la extensi¨®n del conocimiento del gallego y su uso, y la aplicaci¨®n del principio de no discriminaci¨®n por raz¨®n de la lengua. No s¨¦ si la condici¨®n del d¨ªa o la enxebreza del entorno se han pasado de dosis, porque el presidente no repar¨® en que su propuesta tiene el mismo rango negociador que proponer poder votar cada cuatro a?os. Es decir, ofrece lo que ya hay. Las tres primeras patas del banco que Feijoo quiere convertir en pedestal de su car¨¢cter dialogante son mandatos del Estatuto de Autonom¨ªa. La cuarta figura en la parte noble y legible de la Constituci¨®n.
En lo del territorio como en lo del idioma, basta con que se cumpla y se haga cumplir la ley
Al gallego (al idioma) le pasa lo mismo que al territorio. Son construcciones humanas resultantes de nuestra relaci¨®n con lo que nos rodea a lo largo de siglos, que nos han ido conformando como somos y nos define en el mundo. Y, en ambos casos, en los ¨²ltimos a?os nos lo hemos ido cargando todos (aunque con muy diferentes cuotas de responsabilidad). Al c¨¢ncer que ha convertido nuestro territorio en la referencia m¨¢s bochornosa -por no decir la ¨²nica- de todo la Europa atl¨¢ntica se le denomina fe¨ªsmo y todo el mundo est¨¢ en contra. La especulaci¨®n, sin embargo, es menos citada y no suscita tanta unanimidad. El fe¨ªsmo es una cuesti¨®n de gusto, aunque sujeto a leyes que coartan -no siempre- la libertad del propietario de un edificio de un casco hist¨®rico de alicatar la fachada a juego con el cuarto de ba?o. La especulaci¨®n es el resultado de infringir las normas urban¨ªsticas para el provecho econ¨®mico del que promueve la obra o tambi¨¦n del que la consiente (como soy mal pensado, creo que de las dos partes).
La v¨ªspera de la Oferta do Courel, este peri¨®dico publicaba un aterrador reportaje de Jos¨¦ Precedo sobre las aberraciones constructivas que los tribunales han condenado a la piqueta y, pese a ello, siguen tan pimpantes. El PP est¨¢, por supuesto, contra el fe¨ªsmo y la especulaci¨®n, pero ha devuelto el control urban¨ªstico al caldo de cultivo donde se cr¨ªa el huevo de la serpiente -los ayuntamientos-, ha desmantelado y/o paralizado la Agencia que velaba por el cumplimiento de las leyes y ha elevado a los altares del control urban¨ªstico a conocidos infractores (como en Gondomar) y sobre otros tiende un manto de comprensi¨®n igual que la Iglesia con los sacerdotes acusados de pederastia (aunque la Iglesia al menos ahora los aparta de donde pecaron).
Con lo del idioma pasa lo mismo. Lo de la Oferta do Courel est¨¢ muy bien, y es un ejemplo m¨¢s de que el PP ha querido darle tal giro al asunto, y tanto se lo ha dado, que han acabado en el sitio de partida. Pero el conselleiro Rueda deber¨ªa ahorrarnos m¨¢s muestras de matonismo declarativo como sentenciar que oponerse al decreto cordial es estar a favor de una dictadura ling¨¹¨ªstica (quiz¨¢s si no dijera cosas tan tremendas evitar¨ªa esa expresi¨®n de inseguridad nerviosa, como de quien teme llevar un golpe, que trasluce en cada comparecencia p¨²blica) y Feij¨®o tendr¨ªa que renunciar a ponerse estupendo como cuando atribuye a sus cr¨ªticos que "siempre est¨¢n inventando una Galicia que no existe" (gracias a la Galicia que "inventaron" los de la Xeraci¨®n N¨®s, ¨¦l es presidente de la Xunta y no de una Diputaci¨®n). Y renunciar a m¨¢s acciones "positivas" a favor del idioma como eximir a los funcionarios de una prueba en la lengua que en teor¨ªa deber¨¢n dominar y eliminar la cuota m¨ªnima de libros en gallego para bibliotecas de centros p¨²blicos. Con esas palabras y esos hechos es como han generado o potenciado -cordialmente, por supuesto- prejuicios contra el gallego, como comprob¨® el mismo presidente ya en el primer acto del partido despu¨¦s de las elecciones, en el que una airada militante le protest¨® porque la documentaci¨®n estaba en gallego.
Es decir, ni en lo del territorio ni en el idioma nadie -o como mucho, cuatro afiliados rallantes- les pide que sean galleguistas, cordiales o abruptos. No hacen falta excesos de entusiasmo como los de Isla Fisher, la actriz australiana que, inmediatamente despu¨¦s de convertirse al juda¨ªsmo para casarse con el actor c¨®mico Sacha Baron Cohen, declar¨®: "Amo las religiones y las encuentro fascinantes. El juda¨ªsmo me parece precioso y ha enriquecido mi vida enormemente". Basta con que cumplan las leyes, empezando por el mandato del Estatuto, y que las hagan cumplir, incluidos a los que invocan la libertad de alicatar las fachadas. Lo dem¨¢s es opinable, o como dec¨ªa Antonio Machado: "Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opini¨®n que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aqu¨ª no nos asombramos de nada".
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