El robo (m¨¢s f¨¢cil) del siglo
Fallos de seguridad en un museo de Par¨ªs permiten a un ladr¨®n sustraer obras de Picasso, Matisse, Braque, Modigliani y L¨¦ger por valor de 100 millones de euros
Un solitario ladr¨®n, encapuchado y vestido de negro, como en la t¨ªpica pel¨ªcula, entr¨® por una ventana durante la madrugada del jueves en el Museo de Arte Moderno de la Villa de Par¨ªs, a un paso de la Torre Eiffel, y rob¨® con un c¨²ter cinco de sus m¨¢s valiosos cuadros: Le pigeon aux petits pois, de Pablo Picasso; La pastorale, de Henri Matisse; L'olivier pr¨¨s de l'Estaque, de Georges Braque; La femme ¨¤ l'¨¦ventail, de Amadeo Modigliani, y Nature morte aux chandeliers, de Fernand L¨¦ger.
Los investigadores, al principio, tasaron el golpe en unos 500 millones de euros. El Ayuntamiento de Par¨ªs, la instituci¨®n de la que depende el museo, lo rebaj¨® a 100 millones. En cualquier caso, se trata de uno de los m¨¢s espectaculares robos de obras de arte ocurridos en Francia. Seg¨²n los polic¨ªas especializados, los cuadros expoliados no circular¨¢n en ning¨²n mercado clandestino del arte: el robo puede ser producto del encargo concreto de un millonario o pertenecer a la categor¨ªa del artesecuestro.
Nada funcion¨® como deb¨ªa esa noche, excepto la habilidad y la suerte del ladr¨®n: la alarma no salt¨® y los tres guardias que hacen rondas ni oyeron ni se dieron cuenta de nada. De hecho, el robo no fue descubierto hasta las siete de la ma?ana. Los polic¨ªas, con todo, cuentan con una pista: una de las c¨¢maras de seguridad grab¨® de madrugada a un individuo encapuchado entrando por uno de los ventanales de la parte de atr¨¢s del museo, que da al Sena.
Estos ventanales, que casi llegan hasta el suelo y miden cinco metros de alto por dos de ancho, est¨¢n protegidos por un cristal y una verja negra de hierro, de unos dos metros de alta, sellada con una cadena y un candado. El ventanal en cuesti¨®n presentaba ayer el cristal roto y la cadena cortada. El ladr¨®n la forz¨® con una pinza anticadenas de brazos largos. Acceder a la zona de estos ventanales es muy f¨¢cil: ayer varios ni?os jugaban al patinete a unos metros y una modelo se hac¨ªa fotos para una revista de moda en una esquina cercana.
Los polic¨ªas precintaron el lugar pr¨®ximo al ventanal que sirvi¨® de entrada al ladr¨®n e inspeccionaron los alrededores en busca de huellas y de pistas. Tambi¨¦n examinaron los marcos de los cuadros, abandonados por el malhechor, que se limit¨® a cortar las telas con un c¨²ter y llev¨¢rselas. Los cuadros no estaban en la sala pegada a la ventana, as¨ª que el ladr¨®n recorri¨® el museo sin que nadie le viera, ni a la ida ni a la vuelta ya con las telas.
Todav¨ªa es pronto para saber si s¨®lo hubo un ladr¨®n (como indica la grabaci¨®n de la c¨¢mara) o si el robo fue producto de una banda. De cualquier manera, seg¨²n asegur¨® ayer el adjunto del alcalde de Par¨ªs para Asuntos Culturales, Christophe Girard: "Si se trata de una banda, es una banda muy coordinada". El robo pone de manifiesto las deficientes medidas de seguridad de los museos parisinos. Un empleado del museo revel¨® ayer al diario Le Parisien que hac¨ªa m¨¢s de dos meses que los vigilantes hab¨ªan advertido fallos en la alarma. El alcalde de Par¨ªs, Bertrand Delano?, lo confirm¨® m¨¢s tarde.
No es la primera vez que asaltan un museo parisino en los ¨²ltimos meses. En junio de 2009, otro ladr¨®n entr¨® en el Museo Picasso aprovech¨¢ndose del andamio construido para llevar a cabo unas reformas en el edificio y, sin romper nada ni dejar huellas, se llev¨® una carpeta con 33 dibujos del artista que se guardaban en una vitrina sin cerradura y sin alarma. El caso sigue abierto.
Babelia
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