LITERATURA Y REDENCI?N
Ha sobrevivido al ¨¦xito y al fracaso. Logr¨® que cicatrizaran sus heridas de infancia y supo asimilar el boom literario que supuso su primera y deslumbrante novela. Flaca, coqueta, con el pelo corto completamente blanco y puro nervio, Herbj?rg Wassmo (Vesteralen, Noruega, 1942) debut¨® en la literatura con La casa del mirador ciego, publicado en su pa¨ªs en 1981 y editado ahora en Espa?a. Wassmo es una de las escritoras m¨¢s populares en un pa¨ªs de apenas cinco millones de habitantes, donde un 93% de los noruegos leyeron uno o m¨¢s libros en 2007. La cifra, que no es mala, mejora cuando se conoce que el promedio se sit¨²a en 16 t¨ªtulos al a?o, seg¨²n datos de Norla (centro para la literatura en extranjero).
"Apenas construyo las frases, si lo hago no funciona. Prefer¨ª entrar en el coraz¨®n de Tora que escribir literatura correcta"
"Si somos capaces de romper fronteras, con un idioma tan peque?o, es porque nuestra literatura es buena, no s¨®lo ex¨®tica"
La casa del mirador ciegono fue un libro trazado concienzudamente durante a?os. Sencillamente inund¨® su cabeza. Estamos en la sede de la editorial Gyldendal, uno de los grupos editoriales m¨¢s potentes de su pa¨ªs, en un edificio modernista, ubicado en pleno centro de Oslo, y reconvertido en un impresionante espacio di¨¢fano. El libro que cambi¨® su vida comenz¨® con un sonido: el viento y el hielo que se resquebraja y una ni?a a la orilla del mar. La peque?a movi¨® un pie y rompi¨® el hielo. Iba vestida con ropa antigua y usaba unos zapatos como los que llevaban los cr¨ªos noruegos en los a?os cuarenta para esquiar. Herbj?rg Wassmo no sab¨ªa nada, en ese momento, sobre Tora, el personaje que empezaba a crecer en su cabeza. "Cada d¨ªa de trabajo resulta tan excitante para m¨ª como para el lector", cuenta la escritora noruega sobre los or¨ªgenes de La casa del mirador ciego con la que gan¨® todos los premios literarios de su pa¨ªs. "Tal vez sea el libro m¨¢s crudo y menos elaborado de toda mi carrera; apenas construyo las frases, si lo hago no funciona. Me importaba m¨¢s entrar en el coraz¨®n de esa ni?a que escribir literatura correcta".
Wassmo decidi¨® seguir su instinto. Para la geograf¨ªa y el paisaje servir¨ªan los de su infancia. Creci¨® rodeada de brezo, abedules y grosellas, y su personaje vivir¨ªa en un lugar que la escritora conoc¨ªa bien, una comunidad peque?a, en un pueblo pesquero del norte de Noruega, con una casa que antiguamente pertenec¨ªa a una familia rica, pero que al acabar la Segunda Guerra Mundial la habitaban personas con problemas. Antes era la mansi¨®n del due?o del pueblo, pero ahora no ten¨ªa ni cristales. En su lugar clavaron tablones. Wassmo se puso como tarea describir las relaciones entre los personajes de la infravivienda y entender que, aunque viv¨ªan muy juntos, ninguno quer¨ªa saber por qu¨¦ la gente lloraba durante la noche. M¨¢s adelante, descubri¨® que Tora hab¨ªa nacido de la relaci¨®n de un soldado alem¨¢n y una noruega, y sent¨ªa una verg¨¹enza terrible: "Su madre siempre ser¨ªa una puta de los alemanes". La segunda verg¨¹enza era el abuso sexual de su padrastro, algo que Tora deb¨ªa ocultar a todos.
"Manos que llegaban en la oscuridad. Eso era la peligrosidad. Manos duras que apretujaban y aplastaban. Despu¨¦s apenas alcanzaba llegar al servicio antes de que fuera demasiado tarde". Ya desde las primeras p¨¢ginas de esta conmovedora novela, el lector conoce los secretos de Tora. Su sentimiento de culpa y su poder destructivo, pero tambi¨¦n su capacidad de superaci¨®n. La novela de Wassmo se lee como un thriller y, entre otras muchas sensaciones, como ocurre con buena parte de los autores n¨®rdicos cuando describen los paisajes nevados, te deja helado. "Los ni?os v¨ªctimas de abusos tratan de esconderlos para proteger a sus padres y tratar de mantener la armon¨ªa. Sobre eso s¨¦ mucho, ahora lo puedo decir", aclara la autora.
Ambientada en los a?os que siguieron al final de la guerra mundial, tras la ocupaci¨®n nazi del norte de Noruega, la novela aborda el problema con los hijos de los alemanes. Durante a?os, en esa zona casi despoblada la proporci¨®n lleg¨® a ser de un alem¨¢n por cada ocho personas. En algunos casos se metieron en las casas y en otros expulsaron a sus habitantes. La huida de los nazis dej¨® un reguero de ni?os que no volvieron a saber nada de su progenitores. Ni?os como Tora para la que el terror tambi¨¦n se encontraba fuera de su vivienda.
En los ochenta, cuando se public¨® la novela, los hijos de los alemanes segu¨ªan siendo algo tab¨². "Sencillamente los ni?os ignoraban qui¨¦nes hab¨ªan sido sus padres. Las familias los cuidaban, claro, pero ellos hab¨ªan perdido su identidad. En la escuela de mi pueblo ten¨ªamos un maestro muy valiente que paraba cualquier clase de abuso contra estos ni?os, pero en otros sitios no fue as¨ª". De alguna manera, la novela de Wassmo se anticip¨® a las recientes investigaciones historiogr¨¢ficas que han empezado a desvelar el dolor de los civiles que perdieron la guerra y que simplemente pusieron su coraz¨®n en el lugar equivocado. "Los nuevos h¨¦roes -algunos se hab¨ªan marchado a Inglaterra cuando empez¨® la contienda y regresaron cuando los alemanes hab¨ªan huido- aplicaron su justicia y en el mismo saco entr¨® gente que hab¨ªa colaborado abiertamente con los nazis y j¨®venes que m¨¢s que traicionar sus ideas, simplemente se enamoraron", a?ade Wassmo. La escritora recalca que la justicia popular en los lugares peque?os es muy fuerte y, sobre todo, que no resulta f¨¢cil escapar a ella puesto que no hay donde huir. "Nunca se ha hablado de las mujeres que fueron expulsadas del pa¨ªs o las j¨®venes que fueron rapadas en p¨²blico. Recuerdo el caso de una muchacha de 14 a?os que fue castigada duramente porque no encontraron a su hermana. Eso es algo que nunca se ha aclarado y los h¨¦roes siguen siendo h¨¦roes".
Wassmo sabe bien de lo que habla. Durante a?os imparti¨® clases en una escuela del archipi¨¦lago de Vesteralen, una profesi¨®n que abandon¨® en cuanto se public¨® La casa del mirador ciego. Su deb¨² literario y la explosi¨®n que gener¨® le allanaron el camino. "No estaba tan desesperada como para seguir trabajando con los j¨®venes", dice sonriente. El ¨¦xito le facilit¨® tambi¨¦n mudarse a Oslo donde milit¨® en el movimiento feminista y apoy¨® la discriminaci¨®n positiva que ?en esos a?os! promovi¨® el Ministerio de Igualdad. "Tuve la suerte de formar parte de esa revoluci¨®n, no tanto por las manifestaciones como por la manera de vivir". Noruega es ahora uno de los pa¨ªses m¨¢s libres y con mayor renta de Europa, aunque "todav¨ªa los hombres ocupan mejores posiciones y ganan m¨¢s, algo que acabar¨¢ corrigi¨¦ndose puesto que los hombres y las mujeres noruegos son bastante fuertes", a?ade Wassmo.
La escritora no padeci¨® ninguno de los problemas que sufren algunos autores cuando se enfrentan a su segundo t¨ªtulo tras un ¨¦xito apabullante. Al contrario, acumul¨® tanto material que tuvo texto suficiente para una trilog¨ªa. La cosa no par¨® ah¨ª. Su siguiente ¨¦xito y quiz¨¢s su libro m¨¢s conocido fuera de su pa¨ªs y del que incluso se ha realizado una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica, Dina, tambi¨¦n fue una trilog¨ªa. Wassmo aclara que no lo planifica, las trilog¨ªas le salen solas. Los personajes se enganchan a ella como un alcoh¨®lico a la botella de ginebra.
El rostro afilado de Wassmo y sus vivaces ojos azules se clavan en su interlocutor. Parte de su carrera como escritora se ha movido en el espinoso terreno de las relaciones paterno filiales, como la trilog¨ªa de Dina, publicada en espa?ol y llevada al cine, y Cien a?os, su ¨²ltima novela, en la que recrea la vida de cuatro generaciones de mujeres de su propia familia y en la que habla directamente del miedo que le inspiraba su padre y de experiencias personales parecidas a las de Tora.
A primera vista parece que Wassmo sea una persona que se implica en todo lo que le rodea. Como buena parte de los autores escandinavos, apoya abiertamente la pol¨ªtica de protecci¨®n que desarrolla el Gobierno de su pa¨ªs a la literatura que, entre otras medidas, adquiere mil copias de pr¨¢cticamente todos los t¨ªtulos nuevos y los distribuye por la red de bibliotecas p¨²blicas. La pol¨ªtica de protecci¨®n y apoyo incluye tambi¨¦n ayudas a la edici¨®n y traducci¨®n de su obra en el extranjero. Wassmo rechaza cualquier acusaci¨®n de endogamia o excesivo proteccionismo a la creaci¨®n. "Gracias a ella nuestros libros se encuentran lo mismo en el metro de Mosc¨² que en el Retiro de Madrid", dice. "No merece la pena defender a un pa¨ªs que no protege su cultura. El Estado debe ser el primero en conocer que los artistas tienen que trabajar y vivir, no s¨®lo pasar hambre".
Los primeros frutos de esa pol¨ªtica ya empiezan a notarse. La Feria del Libro de Madrid -Wassmo no podr¨¢ acudir por problemas de promoci¨®n con su nueva novela- tiene este a?o como invitado a los pa¨ªses escandinavos y sus ventas se han disparado en el mundo, especialmente en Alemania y Francia. "Quiero pensar que, con un idioma tan peque?o, si somos capaces de romper fronteras es porque nuestra literatura es buena, no s¨®lo ex¨®tica o pintoresca". Como profesional de las letras reconoce que en origen cualquier creador noruego le debe mucho a Ibsen y, por supuesto, a Jostein Gaarder -"una cometa que ha hecho que se nos conozca- y su Mundo de Sof¨ªa, traducido a cincuenta idiomas y el libro m¨¢s vendido del mundo en 1995, pero Wassmo tambi¨¦n le echa un capote a la novela negra, un g¨¦nero que no conoce en absoluto: "Mi filosof¨ªa es que si conseguimos que la gente lea, eso es bueno, especialmente si se trata de j¨®venes".
Han pasado casi tres d¨¦cadas desde que se public¨® La casa del mirador ciego, y el libro se lee en las escuelas para que los j¨®venes dispongan de informaci¨®n sobre el incesto. Todav¨ªa recibe cada semana correos electr¨®nicos de alumnos que quieren hablar sobre su literatura en sus redacciones escolares. Son tantos que Herbj?rg Wassmo ha redactado una carta tipo con la respuesta a las preguntas m¨¢s frecuentes. "No puedo contestar a todas", dice disculp¨¢ndose. Pero el asedio fue mayor cuando se public¨® la novela. Wassmo se vio obligada a cambiar su n¨²mero de tel¨¦fono y protegerse. De noche, recib¨ªa en su domicilio llamadas de personas an¨®nimas, desesperadas, contando los abusos de que hab¨ªan sido objeto y le ped¨ªan consejo: "?Qu¨¦ pod¨ªa decirles? Yo no soy psic¨®loga".
Finalizada la entrevista, la autora se disculpa. Se acerca un largo puente laboral y se marcha al campo a ejercer como abuela de su nieto de 13 a?os.
La casa del mirador ciego. Herbj?rg Wassmo. Traducci¨®n de Cristina G¨®mez. Editorial N¨®rdica. Madrid, 2010. 282 p¨¢ginas. 18,75 euros.
Del Retiro al 'blog' de 'Babelia'
Vikingos, Abba, Ikea, sol de medianoche, premios Nobel, C¨ªrculo Polar, bosques para el papel peri¨®dico, igualdad de derechos, escritores de novela negra, altos ¨ªndices de lectura, Santa Claus, H&M... Son se?as de identidad de los pa¨ªses n¨®rdicos, pero ellos son mucho m¨¢s que eso. Sobre todo en el campo de la creaci¨®n literaria. Y eso es lo que va a mostrar la 69? Feria del Libro de Madrid, del 28 de mayo al 13 de junio, al ser los invitados de la cita en el parque del Retiro.
Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca son los cinco pa¨ªses que tendr¨¢n un gran despliegue durante los 15 d¨ªas de la feria. D¨ªas para recordar a cl¨¢sicos como Henrik Johan Ibsen o Isak Dinesen, repasar a populares autores de novela negra y recordar a otros grandes narradores y poetas contempor¨¢neos. Veinticinco de ellos estar¨¢n en Madrid, desde Jostein Gaarder, que en 1991 tuvo un ¨¦xito planetario con El mundo de Sof¨ªa (estar¨¢ el d¨ªa de la inauguraci¨®n, adem¨¢s tendr¨¢ un chat con los lectores de Babelia), hasta Dag Solstad, que participar¨¢ en la mesa redonda de EL PA?S, el ¨²ltimo d¨ªa, domingo 13 de junio.
La feria contar¨¢ este a?o con 408 expositores, distribuidos como siempre a lo largo del paseo de Coches del Retiro. Contar¨¢ con dos pabellones (Carmen Mart¨ªn Gaite y C¨ªrculo de Lectores) para conferencias, mesas redondas y presentaciones de libros; otros dos pabellones para actividades infantiles (Mapfre y el de la feria), m¨¢s los de las universidades, la Comunidad y el Ayuntamiento. Una edici¨®n m¨¢s a cargo de Pilar Gallego, presidenta de la feria, y Teodoro Sacrist¨¢n, como director.
Este a?o ELPA?S.com y Babelia tendr¨¢n una presencia muy activa en la Feria del Libro a trav¨¦s de una programaci¨®n propia que complementar¨¢ la cita madrile?a, como ya hizo el a?o pasado. En esta ocasi¨®n la plataforma-escenario ser¨¢ el blog de Babelia: Papeles Perdidos, con el fin de informar y, sobre todo, de que participen los lectores de todo el ciberespacio, como ya hiciera con el Congreso Virtual de la Lengua en marzo pasado, a trav¨¦s de v¨ªdeos, cr¨®nicas y chats con escritores de todo el mundo. La programaci¨®n saldr¨¢ el mi¨¦rcoles en el blog.W. M. S.
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