Nada que contar, s¨®lo una historia inolvidable
Narrativa. Este libro no cuenta nada, excepto una historia inolvidable; es una autobiograf¨ªa que narra la vida de casi todo el mundo y no ense?a nada que no sepamos, pero nos obliga a aprenderlo. Todo eso parecen simples paradojas, pero no lo son, porque al escribir el retrato de su madre, una mujer cuya existencia resume diciendo que llev¨® "una vida que no requiere ning¨²n comentario", pero que a ¨¦l le dio "lo que una gran obra literaria conferir¨ªa a su lector devoto", lo que hace Richard Ford (Jackson, Misisipi, 1944) es ponernos en los ojos o lo que ya nos ha pasado o lo que nos espera: la p¨¦rdida de nuestros padres y, con ella, la de una parte esencial de nuestra identidad; y antes de eso, la entrada del dolor en una realidad que, de pronto, se llena de ambulancias, servicios de urgencia, transfusiones de sangre y noches que amenazan con ser la ¨²ltima y que te obligan a buscar tu sitio en la muerte de tus padres. Hay que tener cuidado al hacerlo para evitar despu¨¦s el remordimiento que tortura a Ford: ?pudimos ser m¨¢s generosos, ponerle m¨¢s impedimentos a la mezquindad y al ego¨ªsmo?
Mi madre
Richard Ford
Traducci¨®n de Marco Aurelio Galmarini
Anagrama. Barcelona, 2010
79 p¨¢ginas. 12 euros
Antes del final, el autor de Incendios descubre que investigar a nuestros padres nos lleva siempre a un territorio extra?o por dos motivos: nos emparenta con otra ¨¦poca y nos hace ver como desconocidos a personas de las que pens¨¢bamos saberlo todo y a las que cuesta aceptar en otro papel que el de adultos responsables. Todo lo que no se puede imaginar es un misterio, y es dif¨ªcil figurarse a nuestros padres como dos j¨®venes despreocupados que lo pasaban bien y no miraban atr¨¢s, felices aunque atrapados "en un torbellino que no ofrec¨ªa en realidad un sitio adonde ir".
La muerte del padre lo cambi¨® todo, y Ford explica que a partir de ese momento su madre empez¨® su propia cuenta atr¨¢s. El c¨¢ncer acab¨® el trabajo y Ford, que es uno de esos escritores en los que cada frase es un rastro que te obliga a ir a la siguiente, lo cuenta con emoci¨®n, sin patetismo, de modo que la simple vida de su madre exprese la complejidad de la existencia en general. Una peque?a joya.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.