Hagan su trabajo
Con las prisas por prometer a los mercados financieros que nunca volver¨¢n a pecar, los Gobiernos europeos se las ven y se las desean para demostrar sus buenas intenciones. Ahora, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, se ha unido a la escuela de las reformas constitucionales al afirmar que est¨¢ a favor de alg¨²n tipo de enmienda para el equilibrio presupuestario.
El a?o pasado, Alemania incluy¨® una cl¨¢usula de este tipo en su Constituci¨®n. La semana pasada instaba a sus socios de la zona euro a que hicieran lo mismo. La idea es un error igual de grande en Par¨ªs que en Berl¨ªn. Incluso si este tipo de reglas resultaran m¨ªnimamente cre¨ªbles, privar¨ªan a los Gobiernos de la flexibilidad que necesitan. Tambi¨¦n son un mal sustituto para la responsabilidad pol¨ªtica.
Los Gobiernos tienen mucho de lo que arrepentirse, sobre todo el haberse pasado la ¨²ltima d¨¦cada con d¨¦ficits presupuestarios casi permanentes. La mayor¨ªa de los pa¨ªses de la zona euro -incluidos sus dos miembros m¨¢s grandes y supuestamente m¨¢s solventes, Francia y Alemania- deben dar ahora pasos para reducir su deuda.
Grandes recortes del gasto o subidas de impuestos resultar¨ªan muy impopulares en el contexto actual. Tambi¨¦n podr¨ªan asustar a los mercados si los ven como una amenaza para el crecimiento. La cl¨¢usula de escape es prometer que la Constituci¨®n har¨¢ ma?ana lo que los Gobiernos no han hecho en los ¨²ltimos 20 o 30 a?os.
Unas reglas contra el d¨¦ficit realmente estrictas privar¨ªan a los Gobiernos de las herramientas que necesitan en una recesi¨®n: ?qu¨¦ habr¨ªa pasado hace dos a?os si los Gobiernos occidentales no hubieran utilizado la pol¨ªtica fiscal para amortiguar el impacto de la crisis bancaria? Pero si las normas se pueden esquivar, entonces no parece que tenga mucho sentido que las haya. Los defensores de la enmienda responden que las disposiciones podr¨ªan permitir que hubiera d¨¦ficits c¨ªclicos. Pero esto suscita el dilema de qu¨¦ es c¨ªclico y qu¨¦ estructural.
La crisis de la zona euro ha mostrado los peligros que unos d¨¦ficits nacionales abultados pueden suponer para la moneda com¨²n. Los Gobiernos de Europa necesitan urgentemente recuperar su credibilidad. Pero a efectos pr¨¢cticos, las normas de equilibrio presupuestario brindan a los pol¨ªticos una manera de evadir sus responsabilidades. Son una herramienta pr¨¢ctica para superar la oposici¨®n de intereses establecidos frente a las reformas dolorosas. Pero cu¨¢ndo gastar y cu¨¢ndo recortar, cu¨¢ndo acelerar y cu¨¢ndo frenar, es una cuesti¨®n de elecci¨®n pol¨ªtica. No se deber¨ªan manipular las constituciones solo porque los l¨ªderes elegidos se nieguen a hacer su trabajo.
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