"El 'Pirul¨ª' estuvo chupado"
El arquitecto de Torrespa?a recuerda la obra r¨¢pida y f¨¢cil del hito
El arquitecto del Pirul¨ª tiene una relaci¨®n "freudiana" con Torrespa?a, pero no piensen mal... Su "amor / odio" con el hito madrile?o viene de que su obra m¨¢s emblem¨¢tica fue la m¨¢s sencilla de hacer. "Uno tiene m¨¢s cari?o a los proyectos complejos", dice Emilio F. Mart¨ªnez de Velasco, que durante a?os fue director de Arquitectura de RTVE. "La torre fue muy f¨¢cil, la dibuj¨¦ en una tarde, siempre a vista de gusano (wormseye), porque lo que me preocupaba era la perspectiva del peat¨®n".
El Pirul¨ª, construido para coincidir con el Mundial de 1982, se acab¨® en un a?o. Lo m¨¢s complejo fue la losa de cimentaci¨®n, que se rellen¨® con medio mill¨®n de kilos de hormig¨®n en 19 horas ("lo celebramos comiendo cordero"); luego, el fuste fue creciendo a un ritmo de 4 metros al d¨ªa. "Cont¨¦ con un equipo de ingenieros estupendos, aquel verano no hizo viento, no llovi¨® una gota... ?estuvo chupado!", apunta el arquitecto quit¨¢ndose importancia. "Es como el director de orquesta que, preocupado ante un concierto, recibe tres consejos de otro m¨¢s sabio: 'Tranquilo, solo tienes que dar la se?al de salida, no molestar a los m¨²sicos y dejar de mover los brazos cuando acaben'. Eso es lo que hice yo en el Pirul¨ª".
El resultado fue la novena torre de comunicaciones m¨¢s alta del mundo y la construcci¨®n m¨¢s elevada de la ciudad en su momento. Con antena incluida, 220 metros que todav¨ªa impresionan. La cesta que corona el fuste de hormig¨®n tiene una plataforma con suelo de rejilla. Es imposible no sentir el v¨¦rtigo al dar el primer paso al vac¨ªo. "Es para que haya menor resistencia al aire y no se acumule el agua", tranquiliza Roque Moreno de Abertis Telecom, responsable de Torrespa?a. Moreno es una de las 30 personas que trabajan en el Pirul¨ª; suya es la mano que dio el apag¨®n anal¨®gico, apretando un bot¨®n rojo, como de c¨®mic, que hay en la sala de control. "Lo m¨¢s dif¨ªcil es acostumbrarse al ascensor que tarda m¨¢s de un minuto en llegar al suelo", dice Moreno sin atisbo de miedo a las alturas. A nuestro alrededor, 360 grados de una ciudad que desde aqu¨ª, ahora s¨ª, parece un pueblo grande.
Por dentro, las vistas no impresionan. El Pirul¨ª es un almac¨¦n de cacharrer¨ªa con aire de submarino, envuelto en el zumbido constante de transmisores, diplexores, codificadores... M¨¢s de 400 parab¨®licas y 2.000 equipos que chupan la misma energ¨ªa que un municipio de 3.000 habitantes. Todos los sistemas de alimentaci¨®n est¨¢n duplicados: "La continuidad del servicio es b¨¢sica, no puedes cortar ni un segundo, los usuarios te obligan", dice Moreno. En 28 a?os, la torre solo dej¨® de transmitir en el mes de agosto de 2002, cuando un incendi¨® provoc¨® un par¨®n de tres horas, en las que se duplic¨® el uso del v¨ªdeo en Madrid.
Esta es una torre de comunicaciones sin frusler¨ªas. A diferencia de otras, en el Pirul¨ª nunca se pens¨® en poner un restaurante o un mirador (el p¨²blico tampoco la puede visitar, ya que solo puede haber 30 personas dentro al mismo tiempo: el n¨²mero de equipos de emergencia). "Es un obelisco funcional", dice Mart¨ªnez de Velasco, "un hito por la altura, pero nada m¨¢s; no pretend¨ªa ser espectacular o bonita, sino ¨²til". Y barata: cost¨® un mill¨®n y medio de euros. "Con el dinero p¨²blico no se juega, como dijo Eugenio d'Ors: 'Los experimentos, con gaseosa", explica el arquitecto. "No he alcanzado la excelencia, pero tampoco he metido la pata", dice, sensato, este "servidor p¨²blico". "Mi ¨²nico orgullo: que la torre que sali¨® se parec¨ªa mucho a la que yo dibuj¨¦ una tarde sin tener la m¨¢s remota idea". Queriendo o no, esa tarde tambi¨¦n firm¨® el skyline madrile?o y un s¨ªmbolo de la Transici¨®n. Como cantaba V¨ªctor Manuel: "Desde el Pirul¨ª se ve un pa¨ªs, confundido y feliz... que anda descubriendo c¨®mo es, aunque sepa muy bien lo que no quiere ser".
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