El 'caso Sarah Ferguson' refleja la tolerancia con el pago de comisiones
El tr¨¢fico de influencias sobrevive a una larga serie de esc¨¢ndalos en Reino Unido
El ¨²ltimo caso protagonizado por Sarah Ferguson es mucho m¨¢s que una historia escandalosa o triste, seg¨²n el color del cristal con que se mire. Es un reflejo de la tradicional tolerancia brit¨¢nica con el tr¨¢fico de influencias en su vida pol¨ªtica y econ¨®mica. Y tambi¨¦n un s¨ªntoma del extra?o papel que juega la familia real brit¨¢nica, incapaz de convertir en personas normales tanto a sus miembros m¨¢s relevantes, desde el pr¨ªncipe Carlos al pr¨ªncipe Andr¨¦s, como a los m¨¢s secundarios, como la propia duquesa de York.
El hecho de que Sarah Ferguson fuera filmada de forma encubierta por un periodista camuflado de empresario vendi¨¦ndole por medio mill¨®n de libras (585.000 euros) el acceso a su ex marido, el pr¨ªncipe Andr¨¦s, ha desatado una confusa cadena de reacciones contradictorias.
'The Times' grab¨® a laboristas que ped¨ªan dinero por mediar ante el Gobierno
El problema es la ambig¨¹edad de la ley, que acepta la figura del 'lobbista'
Parte del pa¨ªs apoya a la duquesa, a la que ven maltratada por los Windsor
Unos apoyan sin ambages a una mujer a la que consideran maltratada por los Windsor, con los que pact¨® una pensi¨®n de 15.000 libras al a?o (17.600 euros) por su divorcio, rid¨ªculamente peque?a al lado de la fortuna personal de la familia real, para poder mantener una cierta cercan¨ªa a la realeza.
Otros, en cambio, ven en este asunto una confirmaci¨®n de las flaquezas de una mujer a la que siempre han despreciado porque creen que tiene poca clase y muchos complejos.
Pero se entra menos en el problema de fondo que refleja este asunto: el pago de comisiones en un puro caso de tr¨¢fico de influencias. Una vez que los portavoces reales han puntualizado que el pr¨ªncipe Andr¨¦s no sab¨ªa nada de esa turbia entrevista, a pesar de que Sarah Ferguson ha dejado entrever que su ex marido la asesor¨® incluso sobre la cantidad que deb¨ªa pedir, todo parece reducirse al melodrama personal de la duquesa de York. Pero, ?realmente puede alguien pedir tanto dinero para tener acceso al pr¨ªncipe Andr¨¦s? ?Tanta es la influencia de su cargo de Representante Especial para el Comercio e Inversiones Internacionales de Reino Unido?
En un pa¨ªs como este, con una larga tradici¨®n de escrutinio de las actividades de la familia real, ese desinter¨¦s no revela tanto una intenci¨®n de proteger al pr¨ªncipe como la asunci¨®n t¨¢cita de que su ex mujer ha demostrado m¨¢s torpeza al dejarse atrapar que malicia por pedir dinero a cambio de su influencia. Es decir, porque cobrar por ejercer el tr¨¢fico de influencias se considera algo bastante normal.
En los ¨²ltimos a?os se han ido sucediendo esc¨¢ndalos muy parecidos que nunca han pasado de los aspavientos moment¨¢neos, sobre todo si ten¨ªan tintes pol¨ªticos. El ¨²ltimo ocurri¨® hace justo dos meses, cuando tres ex ministros y entonces todav¨ªa diputados laboristas fueron grabados de forma encubierta por periodistas de The Times ofreci¨¦ndose a mediar ante ministros del Gobierno a cambio de dinero: las tarifas de Geoff Hoon, Stephen Byers y Patricia Hewitt oscilaban entre los 3.500 y los 6.000 euros diarios. "Soy como un taxi libre", lleg¨® a bromear uno de ellos.
Ninguno de ellos ha sido procesado. El problema es la ambig¨¹edad de la ley, que acepta el tr¨¢fico de influencias, la famosa figura del lobbista, aunque proh¨ªbe que un ministro cobre por cambiar su pol¨ªtica. Se puede cobrar por intentar cambiarla pero no por cambiarla. La ley tambi¨¦n proh¨ªbe pagar comisiones a una empresa para conseguir contratos, es decir, pagar sobornos. Pero en el caso m¨¢s escandaloso de sobornos, los presuntamente pagados durante a?os por el fabricante de armamentos BAE Systems a la familia real de Arabia Saud¨ª, el primer ministro de la ¨¦poca, Tony Blair, orden¨® paralizar esas investigaciones por razones de inter¨¦s nacional.
No es el ¨²nico caso que ha tenido a Blair de protagonista. Siendo a¨²n primer ministro, fue interrogado varias veces en calidad de testigo por los polic¨ªas que investigaban la supuesta venta de honores a multimillonarios que consegu¨ªan el t¨ªtulo de lord a cambio de donaciones econ¨®micas al Partido Laborista. Aunque la polic¨ªa quer¨ªa llevar el caso a los tribunales, la fiscal¨ªa concluy¨® que no hab¨ªa pruebas suficientes contra los principales sospechosos y cerr¨® el asunto.
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