El uso de anticonceptivos llega casi un a?o despu¨¦s del primer acto sexual
Un estudio del CSIC revela la falta de formaci¨®n entre los j¨®venes
Salvo el estigma social que supon¨ªa hace d¨¦cadas ser madre adolescente, poco m¨¢s ha cambiado. Quedarse embarazada antes de los 20 a?os precipita todos los acontecimientos de la vida, la emancipaci¨®n, la primera convivencia en pareja, el primer matrimonio e incluso la llegada del segundo hijo. Todos menos, quiz¨¢, lo m¨¢s importante, porque para esas mujeres, encontrar un trabajo estable es harto dif¨ªcil a lo largo de la vida, algo que est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con el nivel de estudios que alcanzan.
En muy raras ocasiones ser madre a esas edades es algo elegido. Normalmente, es una situaci¨®n ligada casi exclusivamente a la falta de uso de anticonceptivos. S¨®lo un 43% de las madres adolescentes us¨® alg¨²n m¨¦todo anticonceptivo en la primera relaci¨®n sexual de su vida. Entre las madres no adolescentes ese porcentaje sube hasta el 76%. Y ese es el ¨²nico dato estad¨ªsticamente significativo. "No usar un m¨¦todo eficaz de contracepci¨®n en la primera relaci¨®n sexual multiplica por seis el riesgo de ser madre adolescente", dice la soci¨®loga del CSIC Margarita Delgado, responsable del estudio Maternidad adolescente en Espa?a, a partir de una encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS).
Y sin embargo, entre la primera relaci¨®n sexual y el uso de anticonceptivos hay todav¨ªa un indeseable lapso de tiempo, que en Espa?a es de casi un a?o, de los 18,9 a?os en que se inician en el sexo de media, hasta los 19,6 en que comienzan a protegerse. Entre las madres adolescentes, la diferencia es m¨¢s acusada. Y no hay otros contextos significativos que desencadenen estos embarazos precoces. No lo son la ideolog¨ªa, ni la religi¨®n, ni estar estudiando o haber abandonado las clases. "S¨®lo hemos encontrado que las madres adolescentes suelen provenir de familias numerosas, tienen m¨¢s hermanos que las dem¨¢s", dice Delgado.
A la vista de estos datos, la soci¨®loga pone el ¨¦nfasis en la necesidad de formaci¨®n entre las j¨®venes para que usen sistemas eficaces de prevenci¨®n de embarazos -nada de marcha atr¨¢s ni de Ogino-. La formaci¨®n y la informaci¨®n se revelan decisivas si se echa un vistazo a las generaciones anteriores.
En 2008 hubo 15.133 partos de madres adolescentes, y un n¨²mero similar de abortos a esas edades. Son muchos menos de los 40.000 partos al inicio de los ochenta, por ejemplo. "No podemos decir que vayamos a peor, porque adem¨¢s ahora hay un inicio m¨¢s precoz al sexo. Y tambi¨¦n cierta relativizaci¨®n del deseo de maternidad que sustituye en ocasiones carencias emocionales, personales, sociales. Quiz¨¢ existe la informaci¨®n, pero no la formaci¨®n. Hay que lanzar mensajes que lleguen a todas, porque estamos en una sociedad multicultural", dice la ginec¨®loga y presidenta de la Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar, Isabel Serrano.
Entre las mujeres de m¨¢s de 60 a?os s¨®lo ten¨ªan relaciones sexuales antes de cumplir los 20 entre un 10% y un 15% y, sin embargo, las consecuencias eran nefastas. Entre el 36% y el 60% de ellas acababan gestando un hijo no esperado. En la actualidad, el 86% de las mujeres declaran haber tenido relaciones sexuales antes de los 20 a?os y solo un 10% de ellas se enfrenta a un embarazo inopinado en plena adolescencia.
Un 10% es demasiado si se escuchan las consecuencias que ello acarrea. "Te corta la vida por la mitad", dice Presentaci¨®n Andr¨¦s, que tuvo a su hija con 20 a?os. "Pierdes tu juventud", asegura Felicidad Herrero. Las dos viven en Le¨®n y pertenecen a la Fundaci¨®n de Familias Monoparentales Isadora Duncan.
La primera tiene 55 a?os y la segunda, 47. Cuando se quedaron embarazadas la vida en Espa?a era m¨¢s oscura. Ser madre adolescente era motivo de sobra para que no pudieran abrir la boca. Felicidad hace un silencio en el tel¨¦fono cuando se le pregunta qui¨¦n la acompa?¨® el d¨ªa del parto. Y contesta: "Nadie". Cuando lleg¨® la hora de la visita aparecieron su madre y el padre del beb¨¦, que rompi¨® su promesa de matrimonio y "abandon¨® a su hijo cuando solo ten¨ªa nueve meses".
Felicidad ten¨ªa 19 a?os y cada ma?ana iba a trabajar a la f¨¢brica de frutos secos con el temor de que la echaran por culpa del bombo. Los roces con los compa?eros arreciaron. Cuando naci¨® el ni?o su vida se redujo al camino de casa al trabajo y del trabajo a casa. Le toc¨® llorar muchas veces mientras sus hermanas sal¨ªan con los amigos. Una tras otra se marcharon y ella qued¨® con los padres. No volvi¨® a salir por las noches hasta los 32 a?os.
El padre del ni?o era el primer novio que hab¨ªa tenido, desde los 17 a?os. "Estoy muy orgullosa de mi hijo, pero creo que lo recomendable hubiera sido ponerse un preservativo, claro. Todo lo hac¨ªamos a pelo, qu¨¦ sab¨ªamos de anticonceptivos", lamenta.
Y su compa?era, Presentaci¨®n Andr¨¦s, tambi¨¦n recuerda las dificultades para protegerse de los embarazos: "Los preservativos solo se los daban a las casadas, y con secretismo. '?Es que usted no es cat¨®lica o qu¨¦?', me pregunt¨® un d¨ªa una farmac¨¦utica". Para entonces ya hab¨ªa tenido a su ni?a. "?l no quiso saber nada".
Aunque el padre se haga cargo del hijo que se espera, es muy significativo el porcentaje de rupturas en estas parejas. Los divorcios est¨¢n entre cinco y 10 puntos por encima entre las madres precoces. O m¨¢s, dependiendo de las cohortes de edad que se tomen (ver gr¨¢fico).
Ainhoa, sin embargo, vive con el padre de su hijo. Ella tiene 17 a?os y tuvo al cr¨ªo con 16. Los tres viven en la casa de los padres de ella, que la ayudan con el ni?o tanto que apenas nota cambios respecto a lo que hac¨ªa antes. "Salgo por las noches y el ni?o se queda con mi madre, o me lo llevo con mis amigas. Solo echo en falta un poco m¨¢s de tiempo para m¨ª misma", dice. Y quiere tener otro, pero dentro de cinco o seis a?os, cuando acabe los estudios. Los abandon¨® en 2? de la ESO y ahora se prepara para ser peluquera.
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