La dimisi¨®n de Zapatero
El PP ya ensay¨® el "Zapatero, dimisi¨®n" en las manifestaciones de la anterior legislatura, pero lo del martes en el Senado record¨® los tiempos del "V¨¢yase se?or Gonz¨¢lez". Zapatero no parece dispuesto a irse, entre otras cosas porque se interpretar¨ªa como una huida. Sobre todo porque el PP ha decidido, como entonces, personalizar en el presidente la responsabilidad de todos los males que denuncia.
Es lamentable que los cambios de mayor¨ªa sean casi siempre traum¨¢ticos: retirada de un Su¨¢rez descalificado con sa?a por propios y ajenos, acoso del PP contra Gonz¨¢lez en la legislatura 1993-96, asaltos a sedes del PP con gritos de "fascista y asesino" (por Irak) contra Aznar en el ¨²ltimo a?o de su segundo mandato. La democracia norteamericana tiene defectos, pero es admirable la estabilidad de un sistema que garantiza que cada cuatro a?os, el primer martes despu¨¦s del primer lunes de noviembre, con independencia de cualquier circunstancia, se celebrar¨¢n elecciones presidenciales. Ni siquiera en caso de fallecimiento del presidente hay adelanto: le sustituye el vicepresidente. Y prueba de que el sistema permite el cambio pac¨ªfico de signo del Gobierno es que en 13 de las 26 elecciones celebradas en el siglo que va de 1908 a 2008 ganaron los republicanos y en otras 13 los dem¨®cratas.
Lo criticable fue su resistencia a cambiar de discurso cuando reconoci¨® la gravedad de la crisis
Aqu¨ª, el mismo d¨ªa en que Zapatero presentaba su plan de ajuste, un portavoz del PP, Gonz¨¢lez Pons, auguraba que el presidente tendr¨ªa que dimitir y convocar elecciones anticipadas por dos motivos: la protesta callejera y la falta de apoyos parlamentarios. Una respuesta sindical radical, en forma de huelga general (no querida por los l¨ªderes sindicales porque no resuelve nada, pero que podr¨ªa ser "inevitable", seg¨²n la incoherente explicaci¨®n de uno de ellos), debilitar¨ªa mucho a Zapatero: indicar¨ªa que ha servido de poco el protagonismo que les ha otorgado, incluyendo la renuncia a abordar las reformas que no aprobaban.
Hoy se ver¨¢ si cuenta con apoyos parlamentarios suficientes. De momento, no parece casual que haya sido Duran Lleida el primero en plantear la hip¨®tesis del adelanto electoral. Con elecciones catalanas en oto?o, a CiU, favorita en las encuestas aunque sin mayor¨ªa absoluta, le interesa que las legislativas se celebren cuanto antes: para negociar un apoyo del PP a cambio del suyo a Rajoy, si gana, lo que permitir¨ªa a Artur Mas olvidarse de su compromiso ante notario de no pactar con el PP. No es seguro, de todas formas, que CiU vote hoy contra unas medidas exigidas y avaladas por la UE y el FMI: es m¨¢s probable la abstenci¨®n.
Pero s¨ª es imaginable que no solo los nacionalistas catalanes, sino los vascos, ahora en la oposici¨®n en Euskadi, voten en contra de los Presupuestos para 2011, a semejanza de lo que hizo Pujol en 1995, cuando retir¨® su apoyo a Felipe Gonz¨¢lez para provocar el adelanto electoral. Si ocurriera, el candidato ser¨ªa Zapatero; la posibilidad de movimientos internos en el PSOE para forzar su sustituci¨®n (como la de Thatcher en 1990) es poco veros¨ªmil.
A Zapatero le perjudica la tendencia del ser humano a identificar un culpable contra el que vaciar sus resentimientos. La derecha sostiene que el principal obst¨¢culo para superar la crisis es el propio presidente; y tambi¨¦n, junto con sectores de la izquierda, que es il¨®gico que quien ha equivocado la respuesta pueda liderar la rectificaci¨®n. Sin embargo, Zapatero ha sido capaz de rectificar con acierto su pol¨ªtica en relaci¨®n a la negociaci¨®n con ETA, que fue central de la anterior legislatura.
De todas formas, el presidente se ha ganado a pulso su condici¨®n de candidato a chivo expiatorio, dentro y fuera de Espa?a. Dentro, no tanto por su tardanza en reconocer la gravedad de la crisis, ceguera muy compartida, como por su resistencia a cambiar de discurso cuando su existencia se hizo evidente tambi¨¦n para ¨¦l (en temas como la energ¨ªa nuclear, la reforma laboral, las pensiones y el gasto social, etc.). Fuera, por mensajes como el de que ya hab¨ªamos sobrepasado a Italia e ¨ªbamos a por Francia o las advertencias de sanciones (desde la presidencia rotatoria) a los pa¨ªses que no cumplieran con la Agenda de Lisboa.
Ahora ha tenido que elegir entre lo importante (prioridad al crecimiento, aun a riesgo de mantener el d¨¦ficit) y lo urgente (evitar un colapso por insolvencia, a riesgo de retrasar la recuperaci¨®n). Pero el d¨¦ficit no solo es consecuencia del aumento del gasto sino tambi¨¦n de la reducci¨®n de ingresos, por lo que ser¨¢ inevitable una subida de impuestos. La propuesta, esbozada ayer por Zapatero, de un tributo especial a las grandes fortunas, de no mucho rendimiento recaudatorio, seg¨²n los expertos, recuerda al proyecto del ministro Santiago Alba que intent¨®, a la altura de 1916, establecer un impuesto sobre los beneficios extraordinarios derivados de la Primera Guerra Mundial. Aquello fracas¨® por la oposici¨®n de un grupo de diputados encabezados por el l¨ªder regionalista catal¨¢n, Francesc Camb¨®.
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