La metamorfosis
Alejandro Sanz triunfa en Galicia: cuelga el cartel de no hay entradas, emociona, arrasa, arrastra masas, provoca el delirio. Alejandro Sanz es un andaluz simp¨¢tico que compone lo que canta, caso raro en la m¨²sica ligera no s¨®lo de por aqu¨ª. Alejandro Sanz toca la guitarra bastante bien, aunque su gusto a la hora de sacar una al escenario es bastante dudoso o est¨¢ mermado por el patrocinio, que todo puede ser. Alejandro Sanz es bajito y regordete, lo que no quiere decir que sea feo, y se mueve en el terreno de la incertidumbre -que no ambig¨¹edad- sexual de otros cantantes espa?oles. Alejandro Sanz seduce con su acento, su mirada y su cara redonda. ?Redonda? Ya no. En esta visita en loor de multitudes su cara aparece monstruosamente alargada en los banderines que cuelgan de las farolas. El bander¨ªn no habla y ya no seduce con la mirada y la cara redonda porque se las han borrado de un plumazo. El bander¨ªn de enganche ha sufrido una metamorfosis digital. Alejandro Sanz nunca ha sido una diosa aletargada (como dec¨ªan de Karen Quinlan los chicos de Glutamato Ye-y¨¦) pero es ahora un dios alargado. El Greco, Giacometti, M¨ªster Fant¨¢stico, los espejos del callej¨®n del Gato, una caricatura de Don Martin: todos est¨¢n en este Alejandro Sanz.
Aquel cartel de Fraga sin arrugas ten¨ªa una sonrisa parecida a Jack Nicholson en 'El resplandor'
Cuando un personaje p¨²blico tiene detr¨¢s a tal cantidad de gente que se ocupa de tantas cosas, llega un momento en el que algo se va de las manos. Los asesores de imagen a veces deciden mejorar, aunque sea virtualmente, lo que no necesita ser mejorado. Y cuando la transformaci¨®n ya ha salido de la imprenta es irreversible. Nunca sabremos lo que dicen los protagonistas de la foto retocada al no reconocerse o si han aprobado o sugerido ellos mismos la mutaci¨®n, porque este tipo de corporaciones no admite fisuras ni disensiones a la hora de vender una imagen p¨²blica. Lo sabemos muy bien en Galicia desde aquellas ¨²ltimas veces que Manuel Fraga se presentaba, tambi¨¦n colgado de las farolas, sin arrugas y con una sonrisa muy parecida a la de Jack Torrance, el personaje de Jack Nicholson en El resplandor, cuando entra en su proceso final de locura, posesi¨®n o lucidez. Fraga neg¨® que su foto para la campa?a electoral hubiese sido retocada, pero aqu¨ª la proverbial capacidad de un pol¨ªtico para negar lo evidente -o afirmar lo imposible- no sirve de mucho y es un arma de doble filo, un problema sin soluci¨®n: si la fotograf¨ªa ha sido retocada, malo, porque eso demuestra debilidad y falta de confianza en la imagen del l¨ªder; si la fotograf¨ªa no ha sido retocada, peor, porque eso significa que el l¨ªder ha pasado una temporada metido en una cris¨¢lida y ha salido con otro aspecto o, lo que es a¨²n peor, con otro esp¨ªritu desconocido en su interior.
Peliqueiros y pantallas dan tanto miedo como Gregorio Samsa: los primeros se ocultan tras m¨¢scaras paganas y el segundo es ahora un horrible insecto sin dejar de ser ¨¦l. Los ordenadores se ocupan de este ¨²ltimo caso: el personaje no deja de ser ¨¦l mismo pero est¨¢ ligeramente transformado, oculto, manipulado, desva¨ªdo, retocado. No estamos ante la realidad sino ante algo parecido a la realidad. A nadie se le ocurre poner una foto de, pongamos, Christian Bale y decir que es Fraga o Alejandro Sanz porque eso ser¨ªa un fraude, una mentira. Lo mejor es, por lo tanto, maquillar el material original a la manera de las revistas de moda borr¨¢ndoles las espinillas a las top-models. Si las fotos son as¨ª, ?qu¨¦ ser¨¢ de los contenidos? ?Hasta d¨®nde podemos creernos lo que escuchamos, vemos o leemos? ?Qui¨¦n es la persona y qui¨¦n la copia retocada? Ya no nos vale el modelo Paco V¨¢zquez de autenticidad troglodita sin r¨ªmel. Necesitamos el modelo metamorfoseado de Feij¨®o, Zapatero o Elsa Pataky.
Detr¨¢s de estos carteles est¨¢ el mito de la eterna juventud y el af¨¢n por la permanencia. Y tambi¨¦n el truco de los gemelos, que se parecen mucho pero no son exactamente iguales. Los dos l¨ªderes ingleses nacieron probablemente en el mismo tubo de ensayo: son los sucesores, tras la muerte en accidente a¨¦reo de uno de ellos, de los Koczynski en Polonia. La metamorfosis y la duplicaci¨®n dan mucho miedo. Tambi¨¦n la eterna juventud.
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