Hoy, Camps tiene raz¨®n
No solo de sesudos informes, escuchas sonrojantes y graves autos judiciales se ha nutrido el caso G¨¹rtel. Las grandilocuentes tonter¨ªas que ha ido pronunciando Francisco Camps desde que el asunto le pisa los talones han sembrado una rica antolog¨ªa del lenguaje superpuesto digna de disecci¨®n en la mejor c¨¢tedra del pa¨ªs. Si el idioma de los hechos dec¨ªa "trajes", el idioma de Camps dec¨ªa: "Al principio de la democracia se me dijo que, a diferencia de la dictadura, al albor de la ma?ana quien llamaba era el lechero y no una falsa imputaci¨®n".
Si el idioma de los hechos dec¨ªa "financiaci¨®n ilegal", el de Camps dec¨ªa: "Desde el cabo de Gata hasta Finisterre, todos saben que soy inocente". Si el de los hechos dec¨ªa "imputaci¨®n", el suyo dec¨ªa "felicidad". Hasta el punto de que se ha ido haciendo necesario un nuevo diccionario que ayude a traducir el lenguaje de Camps (de sus deseos, sus pasiones, su inocencia, su alegr¨ªa creciente) al lenguaje de los hechos. Antes o despu¨¦s, lo vamos a necesitar.
Pero, cuando todo parec¨ªa perdido, hay algo en lo que dijo ayer que -no se nos escape- nos da esperanzas de un cierto contacto con la realidad. F¨ªjense bien: el presidente valenciano llevaba al Parlamento auton¨®mico su retah¨ªla de acusaciones habituales, se dec¨ªa v¨ªctima de la conspiraci¨®n del Estado -aunque no ha logrado explicar c¨®mo y en qu¨¦ momento el Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid han abrazado el montaje conspiratorio-, cuando asom¨® una verdad en sus palabras. ?Un lapsus o un peque?o latido de la conexi¨®n que tal vez empieza a experimentar con la realidad? Ocurri¨® mientras acusaba al portavoz socialista, ?ngel Luna, de convertirse en "terminal del aparato del Estado": "Usted se ha acogido hoy a lo ¨²nico que les queda: el C¨®digo Penal; yo me acojo a la senyera y a mis conciudadanos". ?Lo han visto? Por primera vez, el lenguaje de los hechos y el de Camps empiezan a compartir territorio, reglas de juego, casan.
Porque cuando el presidente valenciano se siente en el banquillo, si todo sigue su curso natural, lo que tendr¨¢ enfrente se llamar¨¢ C¨®digo Penal. Y, como dijo ayer, a ¨¦l le quedar¨¢ la bandera. ?Tal vez hasta nos ahorramos el diccionario?
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