Mou contra s¨ª mismo
El gran desaf¨ªo del entrenador portugu¨¦s es ganar ahora con estilo
?Por qu¨¦ se va Mourinho al Madrid? Para superarse a s¨ª mismo, lo que significar¨ªa ganar al Bar?a y lograrlo esta vez con estilo, no a la manera r¨¢cana del Inter en la Champions. Este es su gran desaf¨ªo. El de un t¨¦cnico que ha triunfado en tres Ligas, la portuguesa, la inglesa y la italiana, en tres culturas distintas. Tras abandonar a toda prisa Portugal con la Copa de Europa del Oporto bajo el brazo, en 2004, sabore¨® primero la determinaci¨®n y la competitividad inglesas a lomos del Chelsea, autoproclam¨¢ndose The Special One. Despu¨¦s rein¨® en el c¨¢lculo del calcio con un triplete in¨¦dito y una Copa de Europa tras 45 a?os. Ahora es el turno de conquistar la est¨¦tica y la pasi¨®n de la Liga espa?ola. Mou quiere ganar, como a lo largo de su carrera, pero tambi¨¦n ser reconocido, como su admirado Pep Guardiola, del que pasa a ser antagonista. Y viceversa. La ¨²ltima estaci¨®n quiz¨¢ sea la selecci¨®n lusa, una elecci¨®n emocional para cerrar el c¨ªrculo.
En el Chelsea y el Inter fue carg¨¢ndose de cinismo a cambio de seguir venciendo
Su poder persuasivo sobre los futbolistas es infalible y crea un v¨ªculo emocional
El Oporto fue la coartada para salir fuera. Portugal se le quedaba peque?o. Campe¨®n de Europa con un equipo del que un aficionado medio solo recordar¨¢ pasados seis a?os un jugador sobresaliente: Deco. Sin una estrella que llevarse a la boca, Mourinho conquist¨® la antigua Copa de la UEFA antes de alcanzar la Champions. Y con un estimable f¨²tbol, m¨¢s refinado del que despu¨¦s exhibir¨ªa en el Chelsea y el Inter, en los que fue carg¨¢ndose de cinismo a cambio de seguir ganando.
Entre sus m¨²ltiples virtudes, Mourinho es, por encima de todo, un excelso comunicador. Ning¨²n gesto ni palabra est¨¢n exentas de significado. Piensa mucho lo que hace y dice. Cuando sali¨® al c¨¦sped del Camp Nou, tras eliminar al Bar?a, con el dedo ¨ªndice en alto se?alando a los aficionados del Inter, en medio de la estampida de los aspersores, fue porque quiso enviar un mensaje a sus jugadores y a los rivales, al Bayern, que supo el tipo de rival que tendr¨ªa enfrente en la final. "La arrogancia es un arma m¨¢s de comunicaci¨®n", opina el periodista Antonio Pereira.
Tras ganar dos Champions con dos equipos, Mourinho repiti¨® el ritual. Las celebr¨® en el campo con su esposa y sus hijos y desapareci¨®. Tanto en Gelsenkirchen como en Madrid, se despidi¨® de sus jugadores y no regres¨® con ellos a Oporto y Mil¨¢n para festejar el t¨ªtulo. Fin del cap¨ªtulo. Ciclo terminado. Todo calculado.
Su poder de persuasi¨®n es infalible sobre los futbolistas, que acaban estableciendo con ¨¦l un v¨ªnculo emocional. "Te dice tantas veces que eres el mejor que acabas crey¨¦ndotelo", confes¨® Lampard, centrocampista del Chelsea, cuando ya se hab¨ªa ido. En el club ingl¨¦s, su relaci¨®n con los l¨ªderes del vestuario, Terry, Lampard y Drogba, fue magn¨ªfica. Lo mismo que la mantenida con los jefes del camerino del Inter, Zanetti y Stankovic.
Alguien tan aparentemente seguro de s¨ª mismo ha ido poniendo capas sobre su inseguridad. Desde que su carrera como jugador, central o medio defensivo, se fuera pronto al garete al no poder siquiera destacar en los equipos de Tercera que entrenaba su padre, F¨¦lix, ex portero internacional 15 minutos con la selecci¨®n portuguesa. Puesto que no iba a ser una estrella, decidi¨® marcar la raya como t¨¦cnico prepar¨¢ndose a conciencia. Mientras a su padre le pasaba informes de los adversarios, estudiaba Psicolog¨ªa y Educaci¨®n F¨ªsica en la universidad y acud¨ªa a cursos de entrenador en Escocia. La oportunidad de entrar en un club grande se la dio Bobby Robson al contratarlo como traductor en el Sporting de Lisboa. Le sigui¨® al Bar?a y en el Camp Nou se qued¨® con Louis van Gaal, que le permiti¨® dirigir algunos partidos. Aprendizaje perfecto para alguien tan listo y dotado para organizar. El propio Van Gaal se qued¨® impresionado por algunos de los informes que le escribi¨® Mou. Un joven ¨¢vido de triunfar en el banquillo sin una carrera como futbolista que lo lanzara, en la estela de Sacchi, Ben¨ªtez, Hitzfeld y Houllier.
Siendo un hombre de derechas, de ideas conservadoras y fuertes convicciones cat¨®licas, Mourinho trata de reservarse sus opiniones pol¨ªticas en p¨²blico. Proviene, sin embargo, de Set¨²bal, tierra de gentes del mar y f¨¢bricas conserveras, un basti¨®n del partido comunista. En su vida privada ha conseguido escapar ileso de los tabloides brit¨¢nicos y eso es casi milagroso.
Su equipo de trabajo tampoco est¨¢ elegido al azar. Rui Faria, preparador f¨ªsico y mano derecha, es la metodolog¨ªa en la preparaci¨®n. Silvino Louro, ex portero del Oporto y la selecci¨®n lusa, representa el coraz¨®n, un tipo popular con los jugadores y los aficionados, con quienes comparte charla en un restaurante o la calle. Mou, por supuesto, es la cabeza que lo piensa todo. Ahora le queda el reto de ganar convenciendo.
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