Dos matem¨¢ticos y un delf¨ªn
Las elecciones colombianas del domingo enfrentan al heredero de Uribe, Juan Manuel Santos, con Mockus y Fajardo, dos ciudadanos ejemplares hartos de la corrupci¨®n y de la violencia mafiosa, guerrillera o paramilitar
Si bien en Colombia no existen los t¨ªtulos nobiliarios, casi siempre hay algo din¨¢stico en nuestras elecciones presidenciales. En ellas suelen participar -y casi siempre ganan- hijos o nietos de ex presidentes de esta aristocr¨¢tica rep¨²blica tropical. En las de este domingo participan Germ¨¢n Vargas Lleras, nieto del ex presidente Carlos Lleras, y Juan Manuel Santos, primo hermano del actual vicepresidente, Francisco Santos, y adem¨¢s sobrino nieto de Eduardo Santos, presidente del a?o 1938 al 1942. Si en Colombia hubiera nobleza, Juan Manuel Santos ser¨ªa, no digamos un duque, pero s¨ª un bar¨®n o un vizconde, o cuando menos un caballero de la industria, gracias al diario El Tiempo, el peri¨®dico con m¨¢s circulaci¨®n del pa¨ªs, cuya propiedad ahora comparte la familia Santos con el Grupo Planeta. El Tiempo, sobra decirlo, apoya abiertamente la candidatura de su antiguo due?o, que se precipit¨® a vender sus acciones hace pocas semanas.
Ser¨ªa muy curioso que en Colombia se realizara el sue?o de Plat¨®n: un fil¨®sofo al poder
El Partido Verde ha hecho una campa?a prodigiosa que nos hace so?ar con un pa¨ªs m¨¢s amable
Seg¨²n las encuestas, Juan Manuel Santos deber¨ªa ganar la primera vuelta este domingo, por encima de Antanas Mockus, el candidato del Partido Verde. Santos presenta su nombre por el Partido de la U. Esta U, aunque no se lo diga, es solapadamente la U del apellido del presidente Uribe. Casi nadie sabe que su nombre oficial es "Partido de la Unidad Nacional". No, para el com¨²n de las gentes la U es la inicial de Uribe. En Colombia, por asuntos de hipocres¨ªa electoral, el presidente en ejercicio no puede tomar partido por ning¨²n candidato, pero la ley se incumple haciendo trampa por debajo de la mesa. Santos, para burlar la norma, y asesorado por un consultor venezolano experto en trucos electorales (J. J. Rend¨®n) contrat¨® avisos radiales con un imitador de la voz de Uribe. La voz dice que lo apoya. Cuando se le pregunta si no le parece que esto es un acto deshonesto y una burla a la ley, Santos contesta que es tan solo "una picard¨ªa".
En mi pa¨ªs, desde los tiempos coloniales, las burlas a la norma (evadir impuestos, saltarse la fila, presentar como guerrilleros muertos en combate a peque?os delincuentes comunes) se ven como picard¨ªas graciosas, propias de p¨ªcaros casi literarios en la dura tarea de sobrevivir en un entorno hostil. Es de este tipo de "picard¨ªas" (y de otras aun m¨¢s graves) de las que estamos hartos muchos colombianos. Y a este hartazgo se debe el ascenso prodigioso que han tenido en las ¨²ltimas semanas un par de candidatos exc¨¦ntricos. Se trata de dos doctores en matem¨¢ticas que resolvieron hacer una alianza electoral cuya bandera es elemental: respeto por las normas, honradez, legalidad.
Algunos les dicen "el binomio de oro"; otros, "la f¨®rmula matem¨¢tica". Se trata de Antanas Mockus (licenciado en Matem¨¢ticas y Filosof¨ªa en la Universidad de Dijon y doctor honoris causa de la Universidad de Par¨ªs) y de Sergio Fajardo (Ph.D en L¨®gica Matem¨¢tica por la Universidad de Winsconsin). Su diploma pol¨ªtico, sin embargo, es m¨¢s importante: convirtieron a dos de las ciudades m¨¢s violentas y desprestigiadas de la tierra, Medell¨ªn y Bogot¨¢, en dos ciudades que hoy, con todos sus defectos, son un ejemplo para Am¨¦rica Latina. Un solo dato: despu¨¦s de Mockus la violencia en la capital de Colombia se redujo en dos tercios. Con Fajardo, Medell¨ªn pas¨® de 6.500 homicidios anuales (una cifra de pa¨ªs en guerra) a 650. No fueron milagros: fueron actos de inteligencia y coraje. Un ejemplo entre muchos: Fajardo dedic¨® el 40% del presupuesto municipal a la educaci¨®n de los m¨¢s pobres. Su consigna: "la vida es sagrada."
La f¨®rmula matem¨¢tica consiste en que, en caso de ganar, Antanas Mockus ser¨ªa el presidente y Sergio Fajardo, vicepresidente y ministro de Educaci¨®n. No son dos profesores despistados sino dos ciudadanos ejemplares que se hastiaron de la pol¨ªtica corrupta, de la violencia mafiosa, guerrillera o paramilitar. No son dos so?adores con la cabeza en las nubes sino dos hombres con los pies en la tierra que han demostrado que saben administrar con eficiencia y pulcritud los recursos p¨²blicos. Con ellos est¨¢n otros dos ex alcaldes de Bogot¨¢ con mucho prestigio: Enrique Pe?alosa y Luis Garz¨®n. De Pe?alosa se recuerdan las mega-bibliotecas que construy¨® en los barrios populares de la ciudad; de Garz¨®n, su exitoso plan de "Bogot¨¢ sin hambre", que les dio desayuno a los ni?os de todos los colegios populares, muchos de los cuales iban a la escuela sin haber probado bocado. A la sombra del Partido Verde estos cuatro ex alcaldes de las dos ciudades m¨¢s importantes de Colombia han hecho una campa?a prodigiosa que nos tiene so?ando en un pa¨ªs m¨¢s amable, menos iracundo.
Cuando sus porcentajes en las encuestas eran bajos (Fajardo el 9%, Mockus el 5%) los dem¨¢s candidatos (la ex embajadora Noem¨ª San¨ªn, el liberal Rafael Pardo, el ex guerrillero Petro, candidato de la izquierda) los ve¨ªan como un fen¨®meno marginal de opini¨®n, con asiento en las universidades y en la clase intelectual. Pero desde que Fajardo adhiri¨® generosamente a la candidatura de Mockus, con la tesis de que "dos matem¨¢ticos no suman, sino que multiplican", las posibilidades del Partido Verde han subido como espuma y hoy est¨¢n empatados con Santos, el delf¨ªn de Uribe. Mockus y Fajardo le han aportado adem¨¢s a la campa?a una dosis grande de cordialidad, de iron¨ªa y buen humor. No usan los ataques personales, las mentiras, las descalificaciones desde?osas. Su estilo es amable porque en Colombia muchas veces la violencia f¨ªsica empieza con violencia verbal. Su cordialidad es desarmante.
Santos y San¨ªn son los candidatos del viejo establecimiento. Nunca han sido elegidos por voto popular, siempre nombrados por los mandatarios de turno. Han trabajado en gobiernos conservadores, liberales, uribistas... Ellos mismos han estado afiliados a distintos partidos o movimientos independientes. Son veletas de la pol¨ªtica, capaces de las m¨¢s grandes volteretas ideol¨®gicas con tal de adaptarse al gobernante de turno y conservar su porci¨®n de poder. Ambos fueron enemigos de Uribe, pero terminaron trabajando para ¨¦l. "El que no cambia de opini¨®n cuando cambian las circunstancias es un idiota", declar¨® Santos, sin parpadear, y sin ver en esto ni la sombra de lo que significa: oportunismo pol¨ªtico. Noem¨ª San¨ªn pas¨® de denunciar a Uribe como paramilitar, a ser su embajadora en Espa?a.
El escenario m¨¢s probable este domingo es que Santos y Mockus sean primero y segundo, con lo cual pasar¨¢n a la segunda vuelta, el 20 de junio. La propaganda negra ya intenta hacer ver a Mockus como alguien cercano a Ch¨¢vez, simplemente porque no se le enfrenta con la furia verbal de los dem¨¢s. Pero pocas cosas m¨¢s distintas, en talante, en ideolog¨ªa y en pol¨ªticas, que el viejo rector de la Universidad Nacional y el coronel golpista convertido al "socialismo del siglo XXI". Ser¨¢ muy dif¨ªcil que Mockus gane en una segunda vuelta.
El delf¨ªn Santos tiene a Uribe, tiene a los caciques, tiene la maquinaria de su partido. Cuenta incluso con el apoyo oculto de lo peor: los ex paramilitares y mafiosos de la droga, reciclados en impresentables movimientos pol¨ªticos regionales. Tan impresentables son, que lo apoyan en silencio, sin poderlo decir abiertamente porque ser¨ªan desautorizados por el candidato. En eso consiste tambi¨¦n la picard¨ªa: en recibir el apoyo de los m¨¢s corruptos, pero sin dejarlo saber en p¨²blico.
A todo esto se oponen Mockus y Fajardo, con la sola arma de la raz¨®n y de las razones. No sabemos si ser¨¢ suficiente. La victoria de estos exc¨¦ntricos ser¨ªa un salto al vac¨ªo, dicen los m¨¢s cercanos al presidente Uribe. ?Dos profesores de matem¨¢ticas al gobierno de un pa¨ªs tan complejo? ?Por qu¨¦ no? Ya demostraron, en dos de las ciudades m¨¢s complejas del mundo, que el problema de gobernarlas se pod¨ªa resolver. Ser¨ªa muy curioso que en Colombia se realizara el sue?o de Plat¨®n: un fil¨®sofo al poder.
H¨¦ctor Abad Faciolince, escritor colombiano, es autor de El olvido que seremos (Seix Barral).
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